Mi primera revolución chilena

A los 13 años Fredi Velázquez participó de su primera movilización como estudiante y se dio cuenta que el país tenía que cambiar. Fue en la Revolución Pingüina de 2006, uno de los puntos en el mapa de la genealogía de luchas y esperanzas en un nuevo Chile: “Esta es la historia de nuestra generación”.

Mi primera revolución chilena

Por Fredi Velásquez Ojeda
10/03/2022

La Revolución Pingüina del 2006 fue nuestra primera revolución. Tenía 13 años y estudiaba en un colegio definido como “particular subvencionado”, lo que significaba que era financiado por el Estado pero también por la mensualidad que pagaban lxs apoderadxs de cada alumnx. 

Nunca había participado nunca de una protesta. Sabía que los estudiantes lo hacían por una razón justa. Pero lo veía como algo lejano. Un día llegó un mensaje a mi msn que llamaba a los estudiantes a no entrar a clases el día siguiente. El plan era quedarse afuera para apoyar la movilización nacional. Ahora calculo que la idea debió nacer en la semana en que los colegios privados de Santiago empezaron a marchar por primera vez en su historia.

Recuerdo pocas cosas. Ese lunes hacía frío. Nos paramos afuera y desafiamos la mayor autoridad que conocíamos. Creo que fue una hora de tira y afloja hasta que profesores, inspectores y el director empezaron a amenazar. Los mismos que nos obligaban a cortarnos el pelo y prohibía las muestras de afecto en el patio. Nos gritaban que teníamos que entrar o todos estaríamos anotados.  A mí me empujó un profesor hacia la entrada. Muchos de mis compañerxs corrieron la misma suerte.

Dos años después, a uno de mis mejores amigos se le ocurrió repartir panfletos en los pasillos sobre la movilización estudiantil que volvía a las calles. Un compañero más grande -y presidente del centro de alumnos- lo delató a la subdirección. A mi amigo lo suspendieron porque los problemas de los estudiantes de colegios públicos no eran nuestros asuntos. 

Nunca más vi una movilización política y colectiva en mi colegio. Era una decepción para alguien que quería ser de izquierda pero no encontraba los espacios para serlo. Nos educaron para estar conformes con nuestra realidad y tener un pensamiento crítico que llegaba hasta ciertos límites. Cualquier cosa fuera de la norma era castigada. 

Después vinieron las movilizaciones estudiantiles del 2011 y el estallido social del 2019 que fueron una especie de revancha. Aunque ya no hablamos tanto, estoy seguro que para Martín estos procesos históricos fueron tan importantes como para mí. Esta es la historia de nuestra generación.

No tengo claro cuál es la fábula en esta historia. Tampoco tengo claro que la elección de Gabriel Boric sea el inicio de un nuevo ciclo. Pero pienso que podemos ser optimistas. El fascismo no avanzó y tendremos una nueva constitución elegida en democracia. Hoy los pingüinos tenemos el derecho de celebrar en las calles.

Fredi Velásquez Ojeda
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