A los 90 años, Omar Graffigna, ex Jefe de la Fuerza Aérea e integrante de la 2da Junta Militar, recibió su primera condena por la privación de la libertad y tormentos contra Patricia Roisinblit y José Perez Rojo, desaparecidos en 1978. Él y Trillo, jefe de la Regional de Inteligencia de Buenos Aires, fueron condenados a 25 años y Gómez, a 12. El tribunal 5 de San Martín ordenó investigar nuevos delitos.  

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“Que les quede bien claro: esta presidencia no va a permitir ni silbidos ni aplausos ni nada. A la primera manifestación, aunque sea una sola persona, se desalojará la sala”. Así abrió la audiencia Alfredo Ruiz Paz, el presidente del Tribunal Oral Federal N° 5 de San Martín, que hoy condenó a Omar Graffigna, a Luis Trillo y a Francisco Gómez por la privación de la libertad y los tormentos contra Patricia Roisinblit y José Perez Rojo en 1978, en una casona de Morón al mando de la Regional de Inteligencia de Buenos Aires (RIBA), órgano de espionaje de la Fuerza Aérea.

La sala repleta obedeció. Rosa Roisinblit, a los 97 años, escuchó la lectura de las penas envuelta en un llanto profundo, silencioso, contenido durante los 38 años que pasaron desde que inició la denuncia por la desaparición de su hija y su yerno. A su lado, su nieta, Mariana Eva Pérez, también escuchó cada punto de la sentencia entre lágrimas y alivio. Vio por última vez a sus padres el 6 de octubre de 1978 -cuando tenía 15 meses y la secuestraron junto a ellos- y fue la principal impulsora de esta causa que terminó revelando, entre otras cosas, que la RIBA fue un centro clandestino de detención y tortura en manos de la Fuerza Aérea: por allí no pasaron solamente Patricia y José.

Guillermo Perez Roisinblit, el hijo que Patricia parió en la ESMA en noviembre de 1978 y que conoció su origen en 2000, no le quitaba los ojos de encima a los acusados, sobre todo a su apropiador, como si aún tuviera esperanzas de que aportara algún dato sobre el destino final de sus padres.

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A los 90 años, Graffigna fue condenado por primera vez

El tribunal -Ruiz Paz, María Claudia Morgese y Marcelo Díaz Cabral- fue el primero en la historia en condenar a Omar Graffigna. Lo consideró coautor de la privación ilegal de la libertad y los tormentos contra Patricia Roisinblit y José Manuel Pérez Rojo, agravados porque las víctimas fueron perseguidas (y desaparecidas) por su militancia política. Le dio una pena de 25 años de prisión. Y consideró que se trataba de delitos de lesa humanidad, imprescriptibles (rechazando los argumentos de las defensas).

Graffigna era Jefe del Estado Mayor General de la Fuerza Aérea al momento del secuestro y cautiverio de Patricia y José (e integró la 2da. Junta Militar de 1979 a 1981). Fue juzgado y absuelto en el Juicio a las Juntas. “Hoy no sólo se logró la condena a Graffigna, sino también la primera de magnitud para un integrante de la Fuerza Aérea, la menos impactada hasta ahora por los juicios de lesa humanidad. A Orlando Ramón Agosti lo condenaron en 1985 a una pena de cuatro años”, dijeron Leonardo Martínez y Nadia Rivas, querellantes por Secretaría de Derechos Humanos de la Nación.

A los 90 años, el ex Jefe de la Fuerza Aérea cumplirá la pena en la misma condición en que estuvo detenido hasta hoy: con prisión domiciliaria en su departamento de Belgrano. Nadie -salvo el tribunal que los tenía enfrente- pudo ver las caras de los acusados mientras se leía la sentencia: custodios del servicio penitenciario formaron alrededor de ellos una barrera humana con escudos antidisturbios incluidos. La audiencia final fue la más vigilada desde que empezó el juicio, en mayo. Durante la mañana, a los penitenciarios se sumaron varios agentes de la Policía Federal, munidos de armas largas. Por la tarde, alguien creyó conveniente que este refuerzo se retirara.   

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“Las Malvinas son argentinas y los desaparecidos también”

Graffigna fue el único de los tres acusados que pronunció palabras finales. Tomó el micrófono para decir: “Mi desempeño militar ha sido netamente profesional. Los frutos se vieron años después, el 2 de abril de 1982”. Curiosamente, Graffigna nació el 2 de abril pero de 1926. El ex Jefe de la Fuerza Aérea dijo que quería hacer “un homenaje a los soldados fallecidos en Malvinas”. El otro dato de color, lo comentó minutos después el diputado Leonardo Grosso, sentado justo detrás de la Abuela de Plaza de Mayo Delia Giovanola. Grosso recordó un gesto y una foto que dieron la vuelta al mundo. “En 1982, Delia caminaba alrededor de la Pirámide de Mayo con un cartel que decía ‘Las Malvinas son argentinas y los desaparecidos también’. Que Graffigna no pretenda buscar en una gesta nacional la justificación de un delito”, dijo a Cosecha Roja.

Graffigna fue condenado el mismo día que trescientas personas pidieron la remoción del juez Daniel Rafecas (por desestimar la denuncia de Nisman contra la ex Presidenta) a través de una vía poco institucional: una solicitada en los diarios. Fue Rafecas quien señaló la responsabilidad del ex Jefe de la Fuerza Aérea en este caso y ordenó su detención.

Luis Trillo, que al momento de los hechos era el jefe de la casona de Morón donde funcionaban la inteligencia y la contrainteligencia para “combatir a los terroristas”, también fue condenado a 25 años de prisión por los mismos delitos. A este comodoro retirado, de 75 años, el tribunal le quitó el beneficio de la prisión domiciliaria cuando se comprobó -tras la denuncia de una vecina-, que salía a pasear al perro. Por ahora continuará detenido en la Unidad 31 del Servicio Penitenciario Federal. Ahí también pasa sus días Francisco Gómez. Pero el apropiador de Guillermo se irá en libertad antes: fue condenado a 12 años como partícipe secundario.

“Estamos muy satisfechos. Más allá de que la pena para Gómez no es alta, quedó probado que no era el hombre que servía el café en la RIBA, como declaró, sino que participó de estos delitos”, dijo Pablo Llonto, abogado de Mariana Eva Pérez. Gómez ya cumplió condena por la apropiación. Ahora el tribunal pidió se investigue a Graffigna y Trillo por la retención y ocultación de Guillermo.

“Además de que se condene a un integrante de la Fuerza Aérea, excluída de la mayoría de los juicios, me parece importante que estén acá un nieto recuperado, con su hermana y su abuela como querellantes, que hoy pueden tener un poco de justicia”, dijo Carlos Pisoni de H.I.J.O.S. También estuvieron en los tribunales de San Martín, Victoria Montenegro, Lorena Battistiol, Manuel, Gonçalves Granada (Abuelas de Plaza de Mayo), agrupaciones de Derechos Humanos, amigos y familiares de los querellantes.

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Más delitos para investigar

La sentencia trajo más buenas noticias: a partir de los testimonios escuchados, el tribunal ordenó investigar la posible comisión de delitos de acción pública contra Mariana Eva Pérez (por su secuestro), Gabriel Pontnau (desaparecido), testigos que estuvieron secuestrados en la RIBA o que denunciaron hechos vinculados a su accionar, como Víctor Manuel Caleffa, Rafael Moreno Kirma, Fabián Eduardo Resta y su madre, Osvaldo López, María del Carmen Ramallo, Celia Mónica Ramallo, Enrique Borcel (estuvo en la RIBA y se exilió tras su liberación), Luis Tossi, Santos Hilario Ramallo, Alcides Pereyra, una enfermera secuestrada en esa época (citada por Borcel cuando declaró desde España), María Ángela Gasmann alias “Mara” y Jorge Raúl Fraga alias “el Misio”.

El tribunal también pidió investigar el accionar de otros miembros de la fuerza que no llegaron a juicio. Algunos declararon como testigos de sus compañeros de armas: Andrés Luis Bruno, Jorge Ángel Cóceres, el comodoro Pires Apolonia, el subcomisario “Aguirre”, Juan Carlos Vázquez Sarmiento (prófugo), y tres agentes cuya identidad aún se desconoce: “el Oso”, “Patón” y el “Gringo”. El pedido de los jueces incluye a lo ocurrido en la RIBA durante 1978, y hasta el robo de la mercadería del negocio de cotillón donde fueron secuestrados José Manuel Pérez Rojo y Gabriel Pontnau (así como sus galpones, también saqueados).

“Después de 38 años, se hizo Justicia. La sentencia dio lugar a lo que se pidió. Para la familia querellante es muy bueno, y para nosotros marca que tenemos que seguir avanzando, que hay mucha gente dispuesta a pelear por la impunidad que falta juzgar, la parte civil y la parte empresarial, y acá estamos para eso”, dijeron a Cosecha Roja Maximiliano Chichizola y Agostina Ferraro, abogados de la secretaría de Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires, que también fueron querellantes. Hoy el secretario bonaerense, Santiago Cantón, escuchó la sentencia entre el público, junto al secretario de DDHH del municipio, Oscar Metenguía.

La RIBA será un espacio de memoria

Por último, el tribunal pidió que el espacio donde funcionó la RIBA -esa “casaquinta” que Patricia describió a sus compañeras de cautiverio en la ex ESMA cuando estaba a punto de parir- se transforme en un espacio de memoria, tal como habían pedido todas las querellas y la fiscalía. “Fue una sentencia muy completa”, celebraban los abogados de Abuelas (representantes de Rosa y de Guillermo), Pablo Lachener y Carolina Villella, quienes habían pedido que el lugar se preservara, también, por su valor probatorio. El fiscal Martín Niklison (había pedido 25 años para Graffigna y Trillo, y 20 para Gómez ), estaba satisfecho, el tribunal había recogido en la sentencia la mayoría de los pedidos de los alegatos.    

“Vivir para presenciar esto”

Después de que el tribunal y los condenados dejaran la sala, el público estalló en un aplauso ruidoso, interminable, que remató con puños en alto por los “¡30 mil compañeros desaparecidos, presentes!”. Rosa Roisinblit estaba exultante: “Nunca imaginé que iba a vivir para presenciar lo que hoy presencié. No me lo imaginé, pensé que no lo iba a vivir. Sobreviví y aquí estoy. Me dio mucha satisfacción que los imputados sean condenados. Hemos conseguido que la justicia esté por encima de todo. El triunfo de la justicia sobre los malditos, logramos que los condenen y que vayan a parar a las cárceles comunes”, dijo la vicepresidenta de Abuelas. 

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Rosa prometía a los medios (que eran muchos, con periodistas y fotógrafos del país y del mundo): “Me siento tan contenta que estoy dispuesta a darles todas las fotos que quieran”. Y enfatizaba: “Vamos a seguir luchando para encontrar los nietos que faltan, casi 400. Seguramente que no voy a vivir hasta encontrarlos a todos. Pero nuestros nietos y las personas que están cerca de nosotros van a seguir”.

Los suyos, Guillermo y Mariana, la abrazaban. “Estamos muy conformes. Pero mis padres no están privados de la libertad, están desaparecidos. Lo bueno es que al menos tres de los que tuvieron que ver, porque son muchos más, han tenido condena hoy. La de Gómez parece poca para el daño que hizo”, decía Mariana. Guillermo agregaba: “Adhiero a todo lo que dice mi hermana. Nos dieron casi todo lo que pedimos. Pero la privación de la libertad da la idea de que mis padres están vivos. Estoy satisfecho con las penas, no con la de Gómez, un tipo que podría dar información como para identificar a otros tres o cuatro nietos robados”.

El día que declaró, al inicio del juicio, los defensores le preguntaron a Mariana Eva Pérez si ella consideraba a los acusados sus enemigos. Mariana les respondió:

– Creo que para ellos mi familia era el enemigo. Así nos trataron. No somos la estampa de una familia feliz buscando justicia. Cada uno ha llegado acá como pudo. No pude reconstruir un vínculo con mi hermano. Mi familia fue destruida.

Ese día también le pidió al tribunal que encuentre el modo de hacer justicia por “este nivel de maldad en el mundo” y de abarcar en su totalidad la variedad de delitos que había detrás de la desaparición de sus padres. El tribunal la escuchó. Hoy, apenas terminó la lectura de la sentencia, Mariana saltó por encima del asiento de su abuela para abrazar a Guillermo.

No hay ni habrá nunca finales felices en historias como éstas.

Pero hay juicios. Y dejan marcas.

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Los fundamentos de la sentencia se leerán el 6 de octubre a las 13:15 en la sala de audiencias del Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº 5 de San Martín (Intendente Ballester 3853).

Fotos: Facundo Nívolo