El fiscal Fernando Cartasegna, ex titular de la UFI 4, fue acusado por Mario Gianotti, hasta diciembre de 2015 director de Derechos Humanos de La Plata, de interferir en la búsqueda del cuerpo de Miguel Bru, estudiante de periodismo desaparecido hace 24 años. El ex funcionario se presentó ante la Procuración de la Corte y acusó al ex fiscal de no investigar su denuncia, de exponerlo y de no garantizar reserva, ya que meses después de su presentación comenzó a recibir amenazas de muerte.

El 9 de diciembre de 2015, Gianotti fue a la UFI 4 y explicó que un informante le dio detalles sobre el paradero del cuerpo de Miguel. Detalló que, en un lapso de ocho años, había recibido dos testimonios muy similares de personas que nunca se habían conocido entre sí. Uno de ellos de un allegado al ex policía Justo López, condenado por la desaparición de Miguel y hoy detenido.

Según el escrito presentado en la Procuración, a Gianotti le pasó los datos un ex preso quien, desde una celda de la Unidad nº 9 de La Plata, escuchó decir a López cómo se deshicieron del cuerpo. “Estaban pasando una noticia en la televisión en la que se mostraba que buscaban el cuerpo de Miguel Bru en la casa de un comisario. Y fue ahí cuando López se rió y dijo que lo habían tirado en Las Cuevas”.

Los datos brindados no tuvieron ninguna repercusión hasta el 14 de julio de este año cuando Gianotti recibió la primera amenaza de muerte. Por eso, la fiscal Betina Lacki dispuso una custodia para el ex director de Derechos Humanos.

“Hubo filtraciones y manejo irregular de la información aportada. Siempre que al fiscal Cartasegna le pedí reserva de mis datos, me refirió la existencia de una ‘instrucción paralela’ de la causa”, dijo Gianotti en el escrito presentado por su abogado, Darío Saldaño.

Cartasegna está acusado por su par, Álvaro Garganta por los delitos de “falsedad ideológica de documento público, violación de medios de prueba, incumplimiento de promover la persecución y represión e incumplimiento de los deberes de funcionario público”. También fue procesado por la fiscal Ana Medina, que investigaba el ataque que sufrió en su despacho, donde intentaron ahorcarlo y fue golpeado, maniatado y apareció en el piso y escrito con azúcar el apellido “Nisman”, en referencia al fallecido fiscal de la causa AMIA. Luego comprobó que unos panfletos con la foto de Cartasegna y la leyenda “Sos el próximo Nisman” fueron impresos “en un dispositivo instalado en el despacho del fiscal, conectado a su PC y que era de su uso exclusivo”.

Hace poco más de un mes, se perdió por unos días el expediente de once cuerpos donde está la causa. Luego apareció en un armario. El fiscal general, Héctor Vogliolo, hizo una denuncia en la fiscalía de Marcelo Romero, quien les tomó declaraciones a los empleados.