Alejandro Durán: el cartonero que murió por la precariedad laboral

El 9 de febrero trabajaba en un basural de Pergamino cuando quedó atrapado en una máquina compactadora. Su muerte, que se investiga como homicidio culposo, mostró la cara más precaria del trabajo de quienes recolectan y reciclan basura. Sus amigos y familiares lo recuerdan.

Alejandro Durán: el cartonero que murió por la precariedad laboral

Por Edgardo Núñez
24/02/2022

A Juan Carlos Gonzales le falta medio pie derecho. Tiene 52 años y le dicen Gamarra. Hace un año y tres meses estaba en el basural a cielo abierto de Pergamino, en provincia de Buenos Aires, buscando algo que le sirviera para reciclar o vender. Cerca de él trabajaban con una máquina retroexcavadora. No logró sacar el pie a tiempo, no pudo evitar el impacto que le dejó una secuela física de por vida, la impotencia de no poder  trabajar y el dolor crónico de los días de lluvia.

Gamarra es una de las cientos de personas que sufren con el cuerpo las consecuencias de cartonear, en este caso, dentro de un basurero municipal.

—Se me pusieron feos los dedos. Después de cortarme el primero, el dedo chiquito, siguió el gordo, y después me sacaron los otros. Fueron 5 operaciones y terminé sin dedos y medio pie. De forma casual se me complicó la vida. Antes podía hacer changas y ahora no, y me duele mucho cuando está el tiempo feo o al pisar mal. Cuesta muchísimo.

Un año y tres meses después del día que perdió medio pie, el 9 de febrero de este año, entre las máquinas, gigantes y arrolladoras, y una laguna de basura y desigualdad, Alejandro Durán, alias Harry, murió aplastado en una compactadora. Faltaban 6 días para que cumpliera 32 años.

Los operarios no lo vieron. Con medio cuerpo dentro de la máquina, con la intención de sacar algo que nadie supo que era y jamás se sabrá, Harry quedó en medio de la basura y murió.

—Cuando Harry murió yo estaba ahí, levantaron la cola del camión y lo reventaron. Se bajaron los operarios y dijeron “no lo vi, no lo vi” ¿cómo lo iban a ver si estaban con el teléfono? Hay gente que trabaja con el camión de la basura y están con el celular en la mano, son imprudentes.

El basural de Pergamino, en la calle Miguel Cané, fue el lugar donde se conocieron. Hacían lo mismo para sobrevivir. Gamarra, cuenta que el predio no tiene baño, agua, ni luz: “No hay nada, no se puede reciclar tranquilo. Lo que pasó no es casual, fue por imprudencia”.

Hace 12 años que Gamarra trabaja ahí, antes estuvo en otro. En total, lleva 28 años de cartonero. Tuvo un puesto municipal, pero cuando lo echaron no pudo conseguir otra cosa. No sabe leer ni escribir, algo que, dice, le jugó siempre en contra.

Gamarra está en pareja con Mónica Stancovich y tienen diez hijos. Ella también cartonea. Cobra una pensión por ser madre de siete hijos, pero no le alcanza y tiene que salir a buscar otras alternativas. Cartonear es para ella una opción honesta.

—Harry era el hijo que me regaló la vida, un hijo del corazón— dice Mónica que, con 53 años, se encariñó con su compañero de actividad y necesidades. Mientras habla se le corta la voz— Ninguno de los compañeros entiende qué es lo le pudo haber llamado la atención para meter medio cuerpo adentro del camión. Era uno de los chicos que esperaban que terminara de descargar para juntar.

Igual que hace un año y tres meses, cuando el pie de su marido fue aplastado, Mónica recuerda que la ambulancia demoró más de una hora. Cuando Alejandro fue asistido ya no había nada que hacer.

—Alejandro era un chico muy compañero, ayudaba a las mujeres, cuando me veía con los bolsos cargados dejaba de hacer todo y daba una mano para correr los cartones. Era muy bueno y te ayudaba sin esperar nada a cambio.

Mónica cree que es necesario valorar más el trabajo hacen quienes cartonean.

—No ven el calor que pasamos, el frío. Nos tratan como si fuéramos de tercera, de cuarta, vemos la gente que viene en las camionetas a tirar basura y nos miran con desprecio, se piensan que estamos porque queremos cuando es la única forma de llevar el alimento a casa, de poder pagar la luz, impuestos. La mayoría si no estaríamos en la calle, o todos enganchados de los servicios para no pagar. Gracias a esto vivimos sin joderle la vida a nadie.

Uno de los referentes de la Federación Argentina de Cartoneros y Recicladores (FACyR) de la ciudad de Pergamino, Gerardo Chichizola, explica que el sistema de descarga y tratamiento de la basura “está muy precarizado, hay muchos peligros, está la gente circulando constantemente”.

—Es tremenda la situación, el contexto, lo absurdo de algo que se pudo haber evitado. Esto no escapa a la realidad de la mayoría de los basurales de la provincia y del país.

En Pergamino, entre los distintos horarios de la mañana, tarde y noche -dónde la peligrosidad es mucho mayor- se contabilizan al menos 100 personas que trabajan y viven de la basura.

Ley de envases

Desde la Federación luchan por la sanción de la Ley de Envases, presentada a fines del año pasado en el Congreso Nacional. “Sería una herramienta y una solución concreta para empezar a reconocer el trabajo de los recicladores y a impulsar un sistema de reciclado con inclusión social”, dice Gerardo Chichizola

La ley plantea que las empresas que emiten envases se hagan cargo del residuo plástico, al menos de un porcentaje. Para la Federación es difícil avanzar por el lobby que ejercen las compañías que, en muchos casos, son multinacionales.

—Para garantizar una canilla, un botiquín, un baño o un vestuario, no se necesita la sanción de una ley. Es una cuestión de dignificación del trabajo de los de abajo— dice al pensar en la muerte de Alejandro en el basurero concluyó:

Alejandro

Karina habla poco. Pensar en la muerte de su hermano Alejandrola conmueve y prefiere callar antes que decir “barbaridades y putear a todo el mundo”.  Cuenta que cuando murió nadie se acercó a hablar con su familia.

—Él no tenía hijos ni mujer, pero vivía para sus sobrinos. Era un hermano con todas las letras, le encantaba estar con amigos, con la familia.

Alejandro trabajaba cuando podía de albañil pero la necesidad lo llevó al basurero. Con Karina compartían el mismo terreno, donde él había hecho una casa en el fondo. Se veían todos los días.

Karina se acuerda que diez días antes de su muerte Alejandro estaba contento por haber conseguido firmar con las cooperativas de reciclaje, lo que le daría algo de estabilidad económica.

—Hay mucha necesidad, pero a la gente no se la puede tratar como perros, deben darles puestos de trabajo, no se puede vivir más así. Te juro que no voy a parar hasta que haya justicia por mi hermano.

La investigación de la muerte de Alejandro está a cargo de la Fiscalía 5 de Pergamino, dirigida por el fiscal subrogante Francisco Furnari. La causa tiene la carátula de homicidio Culposo y está en la etapa inicial de investigación. Aún no hay imputados.

Representación

Natalia Zaracho, referente de Patria Grande, asumió el 16 de diciembre del 2021 como diputada nacional por el Frente de Todos y se transformó en la primera cartonera que integra el Congreso. Es una abanderada de los derechos de los trabajadores de ese sector.

—Hace mucho tiempo venimos expresando las condiciones marginales con las que trabajan nuestros compañeros y compañeras en basurales a cielo abierto, donde no pueden acceder a los derechos de un trabajador. No puede pasar no tener un baño, herramientas de trabajo, obra social y todo lo que debería tener un trabajador después de tanta lucha y organización que tiene nuestra espalda cartonera.

Según la diputada, actualmente hay más de 150 mil cartoneros y cartoneras en todo el país que trabajan en condiciones precarias. Y en cada crisis económica surgen más.

Sobre la ley de envases opina que sería un reconocimiento al sector que “brinda un servicio en cada lugar que trabaja recuperando material, no solo con el impacto positivo en el medio ambiente”.

En el basurero, pasados varios días, las condiciones no cambiaron. Sólo se presta un poco más de atención a los movimientos de maquinaria. Según los trabajadores de ahí, eso no alcanza: piden que los traten dignamente. Como humanos.

Los reclamos de justicia siguen porque tanto la familia de Alejandro como sus compañeros no lo olvidarán.