Los policías que mataron a su hijo están libres: ella busca justicia hace 10 años

Marcelo “El Pela” Montenegro tenía 21 años. En 2012 tres efectivos de la Federal lo mataron e hicieron lo que el manual del gatillo fácil indica: intentaron hacer pasar el crimen por un enfrentamiento y hasta le plantaron un arma. La Justicia absolvió a los asesinos. Rosa, la madre de El Pela, no se rindió y recurrió a la Corte Suprema.

Los policías que mataron a su hijo están libres: ella busca justicia hace 10 años

Por Natalia Arenas
21/07/2022

Diez años después del asesinato de su hijo y cuatro de que la Justicia absolviera a los policías que lo mataron, Rosa sigue buscando justicia por Marcelo “El Pela” Montenegro. La semana pasada presentó un recurso ante la Corte Suprema de la Nación pidiendo que revoque la sentencia absolutoria.

Desde el 7 de julio de 2012, Rosa no deja de buscar. Esa noche empezó buscando a su hijo entre la Comisaría 48 de Ciudad Oculta y el Hospital Santojanni. Primero le dijeron que estaba detenido, después que había chocado en Piedra Buena y Saraza y más tarde, que estaba muerto. La versión oficial dijo que Marcelo iba con un amigo en un auto, que estaban armados y que la policía disparó “repeliendo una agresión”. Rosa no les creyó. Analizó las marcas que quedaron en el auto, habló con los vecinos y, acompañada por la Asociación Miguel Bru, peleó en los tribunales. 

En estos diez años, la Justicia sobreseyó tres veces a los policías. Hasta que una jueza desestimó el relato policial y procesó a Emmanuel Alejandro Díaz, Mario Nicolás Medina y Diego Marcelo Calderón. 

El juicio fue en 2018. Aunque tanto para la querella como para la fiscalía quedó probado que Marcelo no estaba armado y murió por un disparo de los policías que encubrieron el hecho y plantaron un arma, el Tribunal Oral Nro. 30, conformado por Guillermo Friele, Marcela Rodríguez y Luis Rizzi, los absolvió. 

“A ellos siempre les dan la razón. Como son policías pueden hacer lo que quieran y siempre tienen la razón”, dice Rosa Montenegro a Cosecha Roja. “Se ve que en la tierra la ley no sirve. Pero yo confío en Dios, a Dios nada se le escapa”, agrega. Esa fe la mueve a seguir buscando justicia.  

El Pela tenía 21 años. No tenía un trabajo fijo, pero hacía changas: se las rebuscaba como cadete en una panadería o como ayudante de albañilería. Colaboraba, además, con las tareas domésticas: cocinaba rico. Mientras Rosa trabajaba, él cuidaba a Mía, su hermana que en ese entonces tenía poco más de 2 años. Era muy compinche con su hermano Luis, un año menor que él.

Para Rosa, El Pela era su acompañante de mates. “Éramos re pegados con mi peladito”, recuerda. 

En la pared del comedor de la casa hay una foto de Marcelo enmarcada que por estos días se rodeó de globos y flores: el domingo Alma -la sobrina que El Pela no llegó a conocer, la hija de Luis, la nieta de Rosa- cumplió 2 años. Después del festejo, Luis le pidió a su madre que acomodara todo alrededor de la foto de su hermano. “Así resalta más y todos los ven”. 

Alma le trajo alegría a la familia Montenegro. Algo que habían perdido cuando los policías mataron a El Pela. Durante los primeros años sin él, Rosa sufrió un principio de ACV y una parálisis facial. “Ahora estoy mejor, casi no se me nota”, dice.

En su camino por los pasillos oscuros y desalentadores de Tribunales, Rosa conoció a otra Rosa: Schonfeld, la mamá de Miguel Bru -el joven estudiante de Periodismo secuestrado, torturado y desaparecido el 17 de agosto de 1993 en la Comisaría Novena de La Plata-. Desde la Asociación Miguel Bru, que acompaña y asesora a familias víctimas de violencia institucional, la mamá de Miguel abrazó a la mamá de Marcelo todos estos años. Y la asociación la representa legalmente a través de los abogados Juan Manuel Morente y Nicolás Rechanik.

“Como todas las mamás, a Rosa (Montenegro) cualquier revés, como la absolución de los asesinos de su hijo, la bajonea  y hace que no crea más en la Justicia. Pero después vuelve la esperanza”, cuenta Schonfeld a Cosecha Roja. “Ella quiere demostrar que su hijo fue asesinado. Por eso cuando le dijimos que podía apelarse la sentencia, ella recuperó las expectativas de que se haga justicia”, agrega. 

El accionar de los tres policías que mataron a El Pela es de manual: disparar sin razón, no informar inmediatamente el hecho, decir que las víctimas estaban armadas, que fue un enfrentamiento y,  en muchos casos, plantarles un arma. El modus operandi de las fuerzas de seguridad que mataron a Lucas González en la Ciudad de Buenos Aires, a Luciano Olivera en Miramar, a Blas Correa en Córdoba, a Lucas Verón en La Matanza. Y a tantas otras víctimas de la violencia policial sistemática. 

Natalia Arenas