No te morís en una comisaría: te matan

Alejandro Nicolás Martínez murió después de que nueve policías de la comisaría tercera de San Clemente del Tuyú lo golpearan y torturaran. No es aislado ni exclusivo de la Bonaerense: la violencia institucional es federal.

No te morís en una comisaría: te matan

Por Cosecha Roja
23/11/2021

Alejandro Nicolás Martínez, de 35 años, estaba asustado y gritaba que lo querían matar. Lo escucharon unos huéspedes del Gran Hotel Fontainebleau y avisaron a la recepción. Malena, una de las recepcionistas, subió con otra compañera hasta el séptimo piso. Desde la habitación señalada se escuchaban gritos. Alguien pedía ayuda. Malena abrió la puerta. “No intentó hacernos nada, se quedó contra la pared”, dijo después.    

Martínez estaba en medio de una crisis. 

Desde el hotel llamaron a la comisaría de San Clemente del Tuyú.  La Policía llegó ya entrada la madrugada del jueves 18. Las cámaras muestran cómo se lo llevaron a la comisaría tercera: descalzo, esposado y tranquilo, sin oponer resistencia. Esa es la última imagen de Martínez vivo. 

Por el crimen de Martínez hay nueve policías detenidos. El delito por el que los indagaron el domingo a la noche es “homicidio triplemente agravado por alevosía y ensañamiento, y en concurso premeditado de dos o más personas, por ser ejecutado por miembros de las fuerzas de seguridad abusando de sus funciones o cargos”.

El informe del fiscal Pablo Gamaleri es claro: durante 10 minutos, tres de los efectivos lo golpearon y lo mantuvieron aplastado con el piso. Lo torturaron. Son Christian Rohr, Maximiliano Munche y José Carlos Pereyra. Están también acusados de “tortura y abandono de persona seguido de muerte e incumplimiento de los deberes de funcionario público”. 

A los policías Paola Mansilla, Carla Cantranella, Evelyn Garófalo, Miguel Boulos, Sandro Mujica y Laura Chiarullo los acusan de ser partícipes necesarios del homicidio.

El asesinato de Martínez en manos de policías bonaerenses no es aislado. El año pasado, a un pibe de 17 años lo detuvieron en Tolosa, La Plata. Lo picanearon y lo golpearon durante nueve horas. Filmaron las torturas y subieron un video a las redes sociales. Podés leer el caso acá

Así como cuando la Policía de la Ciudad mató a Lucas González dijimos que la violencia institucional no era exclusiva de los efectivos porteños, las “muertes” en comisarías tampoco lo son de la Bonaerense. 

A la décima de Santiago del Estero la llaman “La comisaría de la muerte”: en 2018 Darío Ricardo Pérez, de 40 años, fue a denunciar la venta irregular de unos terrenos. Allí discutió con policías. Entre cuatro lo tiraron al piso, le pegaron y lo arrastraron hasta un cuartito. Dijeron que “se descompensó y murió”. Lo contaba Sebastián Ortega en esta nota

A Mauro Exequiel Coronel, de 22, también lo mataron en esa comisaría. Lo fueron a buscar a su casa por una denuncia de violencia de género. Lo subieron al patrullero a los golpes. En la décima lo golpearon y le hicieron el “submarino”. Murió unos días después. Lo contó Gisela Busaniche acá

Florencia Magalí Morales tenía 39 años. En 2020, en pleno confinamiento por la pandemia, la detuvieron por violar la cuarentena en Santa Rosa de Conlara, en la provincia de San Luis. Esa misma noche apareció muerta en la comisaría. La versión oficial es que se suicidó. Pero lo sabemos: nadie se suicida en una comisaría. Así lo expresaba su hermana.

Hace dos meses y medio una celda de la Brigada Femenina de Concepción, en Tucumán, se incendió. Los policías que estaban de guardia dejaron morir calcinadas en su celda a Macarena Maylen Salinas, Yanet Yaqueline Santillán, Micaela Rocío Mendoza y María José Saravia. Todas tenían menos de 30 años y esperaban ser trasladadas a un penal. Lo contó la madre de una de ellas en esta nota.

Este año se cumplieron cuatro del crimen de María de los Ángeles Paris, la bibliotecaria que fue a pedir ayuda a la comisaría décima de Rosario y terminó muerta. Lo relataba Carina Ortiz en esta nota.  

El caso de Martínez en San Clemente del Tuyú muestra, una vez más, cómo actúa la Policía en situaciones de crisis de salud mental. Pasó con Chano Charpentier a mitad de este año: el cantante estaba en medio de un brote psicótico y un policía le disparó en el abdomen. En esta nota nos preguntábamos cómo actúan las fuerzas de seguridad en estos casos.

Pero cuando hablamos de la violencia institucional y policial estructural, vamos más allá: ¿cuál es la función de las fuerzas de seguridad? Si están para prevenir y combatir el delito ¿por qué se abusan de su poder, torturan y matan? ¿Quién las controla?