Hace dos noches Amelia está presa, incomunicada. No la dejan hablar ni siquiera con su hija. Es trabajadora sexual y miembro de una cooperativa que, junto a otras cinco mujeres, funcionaba en un departamento alquilado en la intersección de Italia y 3 de Febrero, en la ciudad de Mar del Plata.

El miércoles 12, la Policía Federal allanó el domicilio y se llevó detenida a Amelia, la mayor de ellas, y a un hombre. A las otras cinco mujeres las llevaron a declarar.

“Pasa todo el tiempo. Detienen a las más grandes y las acusan de ‘proxenetas’. Pero somos putas, no sarnosas. Somos mujeres trabajadoras”, dijo a Cosecha Roja Malú López, secretaria general de AMMAR Mar del Plata.

A Amelia la acusan de presunta tratante de personas a pesar de que las otras cinco mujeres declararon que son parte de una cooperativa, que son trabajadoras sexuales autónomas y comparten los gastos del departamento. “Esto pasa todo el tiempo en Mar del Plata pero nunca pasa a mayores. Es muy común que la policía entre a los privados en busca de un ‘proxeneta’. Sin embargo, las cinco compañeras, las supuestas víctimas a quienes explotaban con fines sexuales, están pidiendo por la liberación de Amelia”, contó Malú.

La causa está en el Juzgado Federal Nº 3 de Mar del Plata, en el despacho de Santiago Inchausti, y el defensor oficial es Nicolás Siegert. Ayer hubo una indagatoria y la defensa pidió la excarcelación de Amelia. Hoy debería resolverse. Mientras, Amelia sigue incomunicada. El hombre también sigue detenido. Es una ex pareja de Amelia que, según Malú, no tiene vínculo con la cooperativa de trabajo sexual.

“A las chicas se les dijo que debían declarar delante de las psicólogas del equipo profesional del Programa Nacional de Rescate y Acompañamiento a Víctimas por el Delito de Trata de Personas. Pero sabemos que no es obligatorio que lo hagan porque las querrán llevar a su posición, es decir a reconocerse como víctimas y ellas no lo son”, explicó Malú.

La situación de las cinco mujeres es compleja porque todas tienen hijos y son sostén de familia. Luego del allanamiento, quedaron en la calle. “Les dieron un papelito con un número de teléfono por si necesitaban hablar con alguien y les ofrecieron un bolsón de comida. Esa es toda la protección, así cuidan a las víctimas en la Argentina. Pero no son víctimas, son mujeres muy empoderadas. Todas lloramos muchísimo y en el Juzgado, otras mujeres se nos reían en la cara. Si hay un violador no lo siguen pero a nosotras nos persiguen todo el tiempo”, dijo la secretaria general de AMMAR Mar del Plata.