benavidezLucía Cámpora, Infojus-. Fue un juicio veloz: ayer los testigos y las pruebas, hoy los alegatos. El fiscal pidió perpetua y el defensor, la absolución. El Tribunal Oral en lo Criminal N° 7 de San Isidro deberá dictar sentencia para Juan Carlos Cardozo el día 30 de agosto. Está acusado de ser el autor del triple homicidio ocurrido el 27 de agosto del año pasado en la localidad de Benavídez. Cardozo, de 25 años, mató a puñaladas a la madre, a la hermana y a la hija de su exmujer, Romina Martínez. Lo reconoció, aunque asegura que “estaba poseído”. Casi un año después la mujer –que volvió con él y está embarazada- dice que le “perdonó” el crimen. Ayer, cuando Romina debía prestar declaración, se produjo un giro inesperado en la causa: el fiscal Ricardo Juan pidió investigar a la joven por instigar, encubrir y participar del triple crimen.

Pasadas las diez de la mañana de hoy, las cámaras de televisión esperaban en la entrada de Avenida Centenera 456, en San Isidro. Adentro, en los pasillos oscuros del  Tribunal Oral N° 7, la familia Martínez se mordía los labios. El padre de Romina, Juan Pedro Martínez, miraba un diario sin leerlo. Él y los suyos mataban el tiempo con unos mates o cruzaban algunas palabras con los periodistas. En otro rincón, sin mirarse a los ojos, los hermanos de Juan Carlos Cardozo esperaban en silencio.

Alrededor de las once la sala se llenó de gente y los jueces Eduardo Enrique Lavenia, María Coelho y Victoria Díaz García Maañón dieron por empezada la última parte del juicio previo a la sentencia: los alegatos. Las pruebas ya estaban echadas sobre la mesa, cada una de las partes debía hacer su valoración.

El fiscal Ricardo Juan pidió lo que todos esperaban: perpetua. En tono solemne y pausado, dio por “acreditados los hechos de esta causa” y relató con precisión el asesinato de la señora Ham, de 76 años y recién recuperada de un ACV; de la nena de seis años, Marisol, ahorcada mientras dormía; y de María Florencia, de quince, que intentó defenderse, sin éxito, de las puñaladas de Juan Carlos. “Por lo menos veintiséis heridas de arma blanca: veinte puñaladas y seis cortantes”, dijo el fiscal leyendo los resultados de la autopsia realizada a María Florencia.

Los jueces del Tribunal revolvían el café mientras escuchaban al fiscal avanzar en su acusación. El fiscal se refirió a la confesión de Cardozo, imitando  la “voz gruesa” que el imputado dijo escuchar en su interior al momento del asesinato. “Tengo acreditado que Cardozo obró perfectamente consciente y con la perversidad necesaria”, dijo y calificó las pericias psicológicas como “lapidarias”. Cambió la calificación a “triple homicidio agravado”, por alevosía en el caso de la señora Ham y de Marisol, dada su situación de indefensión. “¿De cumplimiento efectivo o suspensivo?”, preguntó el juez. “Efectivo”, respondió sin dudar el fiscal.

Después llegó el turno del defensor oficial, Jorge del Río, quien antes de empezar transmitió sus condolencias a la familia Martínez. En su alegato pidió la absolución argumentando que Cardozo “no pudo dirigir sus acciones al momento de los hechos”, por lo que, a su juicio, sería inimputable. Se refirió a una “incapacidad psíquica de la culpabilidad”. Resaltó la falta de antecedentes penales de su defendido y rechazó la prisión perpetua por considerarla “contraria al fin resocializador de la pena”. Cardozo escuchaba con la cabeza gacha.

“Muy bien. Señor Cardozo, siéntese acá”, dijo el presidente del Tribunal señalando la silla de madera frente al estrado. “¿Quiere decir algo más?”, le preguntó. “Sí. Que pido perdón, nunca pensé que me iba a pasar algo así, era gente que yo quería. Tengan misericordia”, llegó a decir entre lágrimas.

Cuando el presidente indicó, todos se levantaron. Afuera, los familiares de ambas partes lloraron y se abrazaron. Sólo queda esperar hasta el día de la sentencia. Serán dos semanas duras para las familias Martínez y Cardozo.