“Una vez pasó que se desacopló el tren. Había quedado la mitad de la formación en el túnel y la otra en el andén. El conductor tuvo que bajar a toda la gente que quedó del lado de la estación. Y yo me me quedé en el túnel de evacuación ayudando a salir a la gente por la parte de atrás de la formación. Más que nada la gente tiene miedo por el tema de la electricidad y la oscuridad”.
Matías Alcaraz, guarda de la Línea E