Escribir “Paro” y “8M” con aerosol en las paredes el día anterior al Paro Internacional de Mujeres no tuvo mucho que ver con la brutal persecución y detención a la que fueron sometidas seis activistas el 7 de marzo. Sucedió que tres hombres se sintieron afectados “como ciudadanos y vecinos” al ver grafiteadas las paredes de la iglesia a la que concurren y las denunciaron. Para el fiscal Juan Rozas, Gabriel Omar Fittante, Juan Manuel Báez Rivoira, Carlos Esteban Mayer y David Nicolas Djudjic son claros y contundentes”.
La decisión del juez en lo Penal, Contravencional y de Faltas de la Ciudad de Buenos Aires, Ladislao Endre, no fue una sorpresa. En la audiencia oral y pública no dictó la nulidad de las actuaciones pedida por la abogada Gabriela Carpinetti, quien considera que la detención de las jóvenes fue “arbitraria”.
A ellas se les imputa el delito de daño simple y agravado por escribir en paredes de una iglesia y en dos bancos, en el barrio de Almagro. “El juez se excusó diciendo que no tenía los elementos suficientes para declarar la nulidad pero tampoco tenía para declarar la no nulidad. Es decir que parece una decisión política”, dijo a Cosecha Roja Lía Ghara, una de las activistas imputadas. “Están todos los elementos a nuestro favor pero sin embargo desde el tribunal no logran advertir las violaciones a nuestras garantías constitucionales”.
El 7 de marzo, las seis activistas fueron sorprendidas por cuatro hombres que llamaron al 911 mientras se hacían pasar por policías. La detención y persecución fueron grabadas en un video que se presentó hoy como prueba.
Mientras se realizaba la audiencia, que comenzó a la una y terminó pasadas las tres, hubo una manifestación en la vereda de Tacuarí 138. Arriba estaban Nora Cortiñas y María Rachid, abajo Vilma Ripoll y decenas de integrantes del Colectivo Ni una Menos, lesbianas y feministas.
A la salida, Florencia Minici del Colectivo Ni Una Menos se solidarizó con las mujeres de la empresa Pepsico reprimidas por la policía. Luego se turnaron para leer un comunicado:
“Señor fiscal, quizás deba poner más atención para empezar a advertir las complicidades y vicios patriarcales que detenta junto con sus cómplices. Quizás deba advertir que nada tiene de objetivo su juicio defendiendo paredes y no ciudadanas. Que claro, no las defiende porque son ciudadanas, y no ciudadanos. Podría advertir que el suboficial que nos detuvo, Pablo Alvarado, miente en su declaración, que es parte de la Iglesia y que mantenía comunicación directa con la patota. Nosotras también somos claras y contundentes: No vamos a dejar de protestar y entendemos esta farsa como un intento de disciplinamiento al movimiento de mujeres. Lo que se discute cuando se discute la nulidad de esta causa son nuestras existencias en los espacios públicos. El uso de la calle y el derecho a habitarla, a escribirla, a transitarla sin miedo y a protestar libremente. La nulidad de esta causa constituye una victoria fundamental en un contexto en el que hablan de vandalismo y proponen como política pública una “campaña antigrafiti”. Vandalismo es endeudar el país por 100 años. Vandalismo es sacar platos de comida de nuestras mesas. No tener miedo también es una decisión política y orgullo nuestra respuesta. Sabemos que estamos para nosotras, que somos un montón y que no vamos a negociar de ninguna manera nuestras voces. No nos callamos, no nos reconciliamos. Hay un estado ausente, una justicia que intenta atemorizar con causas judiciales al movimiento de mujeres y una victoria por conquistar, como siempre, juntas”.
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