violencia de género dibujoCosecha Roja.-

Durante dos años acosaron a las hermanas adolescentes de entre 13 y 16 años que vivían en la calle: las llamaban por teléfono, las levantaban en Parque Lezama con patrulleros, las disfrazaban de policías para disimular y las llevaban al Cuerpo de Montada de la Federal para abusar de ellas. Hoy empezó el juicio contra seis policías y un agente penitenciario por abuso sexual y corrupción de menores. Uno de ellos se negó a declarar, otros negaron todo.

A veces las metían en los móviles ocultas. Otras, les ponían el uniforme. Cuando las jóvenes pudieron acercarse a la Justicia, los oficiales las amenazaron. Los abusos fueron entre 2009 y 2011 y, aunque sólo se pudo identificar a siete, se calcula que fueron más de 20. No todos llegaron a juicio porque las adolescentes contaron que usaban apodos y que no saben los nombres reales.

La querella consideró que “hubo un claro aprovechamiento del estado de confusión y fragilidad de las ví­ctimas”. Abusaron de ellas por su edad y también por sus “historias de vida”. A veces, les daban plata. Otras, comida.

Las llevaban al predio de la Policí­­a Montada y también al Cuerpo de Policí­­a de Tránsito, a la División San Martí­­n de ese ferrocarril, a la estación Devoto y a una pensión para policí­as de la calle Warnes, en Paternal. Una vez que llegaban, las obligaban a mantener relaciones sexuales con quienes estuvieran.

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Los imputados -Sebastián Borfitz, Héctor Palavecino, Héctor Martí­­nez, Gustavo Salinas, Mauricio Acevedo, Miguel Campero y Jorge Acevedo- están acusados de “abuso sexual con acceso carnal agravado por haber sido cometido por personal de fuerzas de seguridad en ejercicio de sus funciones en forma reiterada” y “corrupción de menores agravada mediante violencia y amenazas”.

Los policías llegaron al juicio en libertad porque en la etapa de instrucción se consideró que no habí­a peligro de fuga. Durante la primera audiencia, en el Tribunal Oral en lo Criminal 17, los policías se negaron a declarar. Los jueces Alejandro Nocetti Achaval, Pablo Daniel Vega y Juan Giúdice Bravo pasaron a un cuarto intermedio y se espera que el próximo viernes empiecen a declarar los más de treinta testigos. El juicio es a puertas cerradas y los procesados y las víctimas no se encontrarán en ninguna audiencia. Cuando ellas declaren, ellos lo podrán seguir sólo por teleconferencia.

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El primer fiscal a cargo del caso fue César Troncoso, pero consideró que no debía avanzar. La querella pidió la recusación del magistrado y la Procuradora General, Alejandra Gils Carbó inició un sumario disciplinario. El fiscal Fernando Fiszer fue el que avanzó y logró el procesamiento: demostró que la precisión con la que las hermanas describían los lugares hacía creíble el relato y se apoyó en informes psicológicos y psiquiátricos.