Desde las tres pantallas de la Sala 1 del Piso 2 del Anexo de la Cámara de Diputados, Josefina, de siete meses, tiene convulsiones. Una tras otra. Se muestran apenas cuatro o cinco de las 700 que la beba tenía por día. El auditorio mira las pantallas. A hombres y mujeres les caen lágrimas por igual. Se las secan, les caen, se las vuelven a secar.
María Laura Alasi, una maestra jardinera que viajó desde Villa Gesell con toda su familia, está sentada detrás de un micrófono en representación de la asociación Cannabis Medicinal Argentina. Acaba de decir: “Este es un video de mi hija Josefina. Quiero que vean con sus propios ojos lo que acá estamos discutiendo”.
Josefina está afuera de la sala. En una sillita. La abuela la mece. Ella agarra con las dos manos la mamadera. Y toma agua.
En una sala demasiado pequeña, sin aire acondicionado y llena de niños, la mayoría de ellos con alguna enfermedad, el plenario de comisiones de Seguridad Interior, Legislación Penal y Salud de la Cámara de Diputados debate otra vez la legalización del uso medicinal del Cannabis.
Cuando termina el video, la sala entera estalla en aplausos. Marco Peressut, un chico autista de 14 años que pasó de tomar siete antipsicóticos a unas gotitas de manteca cannábica, deja al Sheriff Woody y a Buzz Lightyear sobre la mesa, y abraza a María Laura. Quizás no sabe bien por qué, pero se emociona y también llora. No disimula. Llora bien fuerte.
-Marco se agredía, cuenta su mamá, Roxana Poggiolini de la Asociación de Cultivos en Familias. Una vez, en un episodio me voló tres dientes mientras trataba de calmarlo. Pero ahora está divino. Miralo. Habla con todos, saluda, permite el contacto corporal.
Roxana es arquitecta, psicomotricista y profesora de yoga. Y pide por favor que liberen la planta. Ella la conoció en España, en 2008. Vivía con su familia en Madrid. Marco estaba internado en una clínica psiquiátrica infantil. Le habían diagnosticado “desahucio farmacológico”. Roxana se contactó con un psiquiatra en Barcelona que trabajaba con cannabis medicinal. Con una mezcla de ansiedad y sorpresa se lo contó a la pediatra de Marco. La médica la denunció. Estuvieron a punto de sacarle la tenencia de Marco y de su hermano Lucas que sufre epilepsia.
-Nos volvimos a Buenos Aires. Empecé a interiorizarme. Aprendí a fabricar la manteca. Lucas hace un año que no tiene convulsiones. La primera vez que le dimos esa manteca, a la hora se levantó del piso, se sentó en la computadora y comenzó a ver videos. Como si nunca hubiera tenido nada. Fue un milagro.
María Laura sale al pasillo a ver a su hija Josefina.
-Tenía la esperanza de que hoy pudiéramos irnos de acá con un dictamen. Pero parece que no va a poder ser, dice a Cosecha Roja. Sin embargo, me voy más tranquila porque hay buena predisposición. No sé si podré llegar a la reunión de la semana que viene. Yo falté al trabajo, mi hijo a la escuela. Venimos de lejos.
Cuestiones climáticas que derivaron en la suspensión de vuelos impidieron la llegada del presidente de la Comisión de Prevención de Adicciones, Alejandro Abraham, del Frente para la Victoria-PJ y de su par de la Comisión de Legislación Penal, María Gabriela Burgos de la UCR. La reunión es informativa. La promesa es un nuevo encuentro el martes 18, al mediodía, del que se saldrá con dictamen.
Mientras algunas mamás conversan sobre los honorarios de los acompañantes terapéuticos: de de 120 a 70 pesos la hora, un cruce entre los diputados provoca el silencio.
Nilda Garré, del FpV, Sergio Wisky del Pro, Cecilia Moreau del Frente Renovador, Victoria Donda, de Libres del Sur y Myriam Bregman del Frente de Izquiera, cuestionan al radical Luis Petri, presidente de la Comisión de Seguridad Interior. “Este es un tema que le compete a la salud pública. Discrepamos en que haya un giro a la Comisión de Seguridad”, coinciden.
El clima es de tensión. Todos saben que deberán volver a reunirse. El año legislativo se acaba.
-Ya hubo reunión informativa, dice Donda, la primera en hablar. No estiren esto en tiempos parlamentarios que se hacen de chicle.
-Es increíble que esta reunión esté presidida por Seguridad Interior, increpa Bregman. El bloque oficialista prometió que lo resolvía. Hoy tiene que quedar claro el plan porque reuniones informativas hubo muchas.
-Miren los ojos a una madre cuando su hijo convulsiona y se darán cuenta porqué tenemos que resolver este problema, invita el diputado nacional y médico, Jorge Franco.
La polémica va y viene entre los que apoyan la legalización del autocultivo como las diputadas Nilda Garré, Diana Conti y Carolina Gaillard, presidenta de la Comisión de Salud, y el oficialismo y el Frente Renovador que buscan que sea el Estado el encargado de regular la producción y distribución del aceite.
-Si esto no avanza voy a seguir siendo una criminal, voy a seguir cultivando en forma clandestina, le asegura Roxana Poggiolini a Cosecha Roja.
Araceli Ferreyra, de Peronismo para la Victoria, saca de su cartera un frasquito con aceite cannábico que trajo de Colombia.
-Este lo compré en una dietética pero también se vende en la calle. Acá se pagan fortunas por una jeringuita de aceite. Acá lo dejo, para quien lo necesite.
María Laura, de Cameda, quien obtuvo un permiso de la Anmat para comprar aceite para Josefina, explica: “Acá podés conseguir un frasco de 30 mililítros a 1500 pesos. Pero no siempre sabés de dónde salió, en qué condiciones está la planta. Ahora nosotros compramos en los Estados Unidos y los 100 mililitros valen 4500 pesos, con gastos de envío. Un frasco nos dura unos dos meses”.
A la sorpresa por la falta de dictamen se le suma otra que pone sobre la mesa Andrew Blake, director nacional de Salud Mental, cuando plantea la posibilidad de comenzar un protocolo en la Argentina en el que el Estado se ocupe de cubrir integralmente a los pacientes y de cultivar las plantas.
-No sé si se dieron cuenta de lo que acaba de prometer Blake, le advierte al auditorio Silvia Kochen, investigadora principal del Conicet. Si lo cumple, es una muy buena noticia.
-Pensé que nos íbamos a ir de acá con un dictamen, cuenta a Cosecha Roja Nacho de la organización Mamá Cutiva. Pero lo que quieren es patearlo para el año que viene. En Chile con un DNU se reguló toda la cuestión. Hace dos semanas tuvimos una reunión con Blake y nos trataron de intimidar. La reunión de hoy se usó para dilatar la cuestión Entonces, ¿qué tenemos que esperar? ¿que una madre vaya detenida? Ojalá, de corazón que eso no llegue nunca a pasar.
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