Cosecha Roja.-

Se cumplen tres años del asesinato de Jonathan “Kiki” Lezcano y Ezequiel Blanco. Los dos fueron asesinados por un policía en Lugano, al sur de la Ciudad de Buenos Aires. Durante dos meses, sus cuerpos estuvieron desaparecidos. Después de recorrer hospitales, morgues y comisarías, los jóvenes aparecieron muertos. Los habían matado de un tiro en la nuca. El cuerpo de Ezequiel estaba en la Morgue Judicial. Jonathan había sido inhumado en el cementerio de la Chacarita como NN. Tiempo después, apareció un video: sus asesinos habían filmado la agonía de Kiki con un celular, mientras se mofaban de él. La grabación circuló como una forma de intentar amedrentar a la familia de las víctimas, pero la causa sigue abierta.

El próximo sábado, 7 de julio, se realizará una jornada cultural para recordar a Jonathan “Kiki” Lezcano y Ezequiel Blanco, los jóvenes asesinados hace tres años por un policía federal de la comisaría 12º en Villa Lugano. Familiares y amigos se reunirán en Fonrouge y Chilavert para exigir justicia y protestar en contra del gatillo fácil.

“Será una jornada para reclamar respeto por los Derechos Humanos. Lo que nos pasó a nosotros no se puede repetir. Ninguna familia tiene que sufrir el dolor que hemos padecido durante estos tres años”, le dijo a Cosecha Roja Angélica Urquiza, la mamá de Jonathan.

Un mes antes de que encontraran los cuerpos, el oficial Daniel Veyga, de la comisaría 12ª, se había presentado ante el juzgado a cargo de Facundo Cubas. El agente de la Policía Federal declaró que los jóvenes lo encañonaron para robarle la camioneta, lo hicieron subir al asiento del acompañante y, una vez allí, descubrieron que era policía. Según su versión, en ese momento sacó su arma y -para defender su vida- disparó tres veces.

El mismo día en que los familiares de “Kiki” y Ezequiel se presentaron ante Cubas para saber cómo habían muerto sus hijos, el oficial Veyga fue absuelto. El juez invocó razones de legítima defensa y dictó el sobreseimiento del policía. En la causa, no permitieron el peritaje de las armas que supuestamente llevaban los jóvenes. Los familiares tampoco tuvieron acceso a las pruebas que acompañaban el testimonio de Veyga y a la defensa no le concedieron el recurso de apelar el fallo.

Cuando todo parecía perdido, apareció un video filmado el 8 de julio, el mismo día que desaparecieron los chicos. Las imágenes desvirtuaban las declaraciones de Veyga. En el asiento de atrás de la camioneta estaba Ezequiel. Le habían dado dos disparos, ambos en el entrecejo. Jonathan -con una bala en el cuello- intenta respirar. El que filma lo insulta: “A ver putito, hace arrancar la camioneta, la concha de tu madre”, le dice mientra busca primeros planos. Pocos segundos más tarde, agrega: “che, llamemos una ambulancia, por las dudas”. Kiki muró una hora y media después.

El video llegó a manos del juez Cubas, pero se negó a reabrir la causa. Los familiares de las víctimas siguieron con su lucha. Sus sospechas estaban puestas en la policía. “Kiki” había sido amenazado y golpeado varias veces por efectivos de la Brigada de Investigaciones de la Comisaría 52.

Después de tocar varias puertas y de organizar varias marchas, los Lezcano y los Blanco lograron que la Cámara de Casación Penal reabriera la causa del asesinato. “Luego de varios meses de quietud, logramos, al final del año pasado, un fallo favorable. Revocaron el sobreseimiento del oficial y apartaron de la causa al juez Cubas y a la Sala VII de la Cámara de Apelaciones”, explicó el abogado Juan Manuel Combi.

Ahora, el encargado de investigar el crimen es el juez Ramos Padilla. La defensa pidió varias medidas probatorias y está esperando que la Gendarmería haga la reconstrucción del hecho: “Desde el primer momento estamos diciendo que queremos saber la verdad. Se debe investigar hasta las últimas consecuencias y las familias tienen derecho a saber qué pasó con sus hijos. Y la Justicia, obviamente, tendrá que ver qué pasó con su anterior Juez de Instrucción y con la Cámara de Apelaciones, que confirmó un sobreseimiento sin haber dejado a la familia ser parte del debido proceso”, agregó Combi.

Mientras se esclarecen las circunstancias en las que murieron Kiki y Ezequiel, Angélica Urquiza seguirá reclamando justicia. Su voz se escuchará en la jornada cultural contra la impunidad: “Kiki y Ezequiel estarán presentes. Tengo fe en que toda la verdad saldrá a la luz”.

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