saltaCristina Carrazán – El Tribuno de Salta.-

La Brigada de Investigaciones de Tartagal trabaja a tiempo completo para descubrir quiénes y por qué ingresaron clandestinamente, el miércoles pasado, en horas de la noche, rompiendo un ventanal, al Juzgado de Instrucción Formal 1. No se llevaron nada pero dejaron un extraño mensaje mafioso: sobre el escritorio del magistrado, colocaron una botella vacía de una conocida agua mineral boliviana que no se comercializa en la frontera, pero que fue parte de la escenografía de cinco asesinatos que son estudiados en esa dependencia.

En el doble crimen ocurrido en Salvador Mazza el 28 de junio del año pasado, donde fueron ajusticiados de sendos tiros en la nuca el carnicero Gonzalo Guzmán (34) y su ayudante Daniel “Coqui” Aráoz, los policías encontraron el mismo envase. Y en la masacre de Acambuco, ocurrida el 10 de octubre de 2012, donde fueron ametrallados Horacio Tomás López (35), Juan Carlos Callejas (34) y el boliviano Andrés Plata (32), los detectives hallaron otro recipiente idéntico.

El hecho fue denunciado el jueves pasado en la comisaría 42 por el juez Fernando Mariscal Astigueta, quien reemplazaba al titular del despacho, Nelso Armayo.

Quedó en claro que los delincuentes escalaron un muro de dos metros, rompieron una ventana, arrancaron un mosquitero e ingresaron. Una vez adentro, rompieron el seguro de una puerta y revolvieron los escritorios.

Aramayo, que una vez que tomó conocimiento de los hechos, se hizo presente y comprobó que no faltaba nada pero el caso pasó de inmediato a la Brigada de Investigaciones tras el descubrimiento de la botella.

Si bien la Policía consignó la información, no se dieron detalles

Opiniones

Un funcionario judicial que pidió estricta reserva de su identidad, consideró que ingresar a un juzgado en horas de la noche para robarse una prueba documental o un expediente no tiene ninguna lógica. “En los juzgados todo está informatizado y para llevarse una prueba documental tiene que tratarse de alguien que conozca a la perfección el movimiento interno”, comentó.

Uno de los investigadores dijo a El Tribuno que “esto no fue un intento de robo. No se llevaron nada -y había cosas de fácil reducción como computadoras y monitores- y dejaron esa botellita que ya fue peritada por Criminalística”, confió.

El hecho fue descubierto luego de que un vecino del juzgado y cuya identidad también se mantuvo en secreto, llamara a la policía cuando, el jueves anterior, en las primeras horas de la mañana, vio la ventana forzada. A partir de allí, el magistrado que se encontraba de turno (Mariscal Astigueta) formalizó la denuncia.

Después, el juez Aramayo pidió a la policía una consigna policial especial permanente en el edificio.

El caso se investiga en el marco de una singular reserva.