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Si existe un delito del cual una gran mayoría de colombianos ha sido víctima es el robo de celulares. En algunos casos esos asaltos han terminado incluso con el asesinato de las víctimas. De hecho el jueves pasado un juez de Bogotá impuso una pena de 44 años de prisión al hombre que asesinó en junio de 2012 en el norte de Bogotá al joven abogado Juan Guillermo Gómez por quitarle su celular. Aunque es una condena ejemplarizante, la realidad es que fue algo excepcional.

En la mayoría de los casos rara vez el ladrón del celular termina tras las rejas. Lo más absurdo es que muchas veces es capturado por la Policía, pero en cuestión de horas está de nuevo en la calle debido a que el delito es de menor cuantía y eso ha convertido su persecución para la Policía en un desgastante juego del gato y el ratón. Según datos de la Comisión de Regulación de Comunicaciones durante el año pasado diariamente se reportaron 4.666 hurtos en todo el país, es decir 194 cada hora. Bogotá está a la cabeza de la lista de las denuncias y es un ejemplo de por qué la lucha contra los ladrones de celulares es desgastante y, al parecer, una batalla perdida.

En 2012 y aún durante el primer mes de este año la Policía capturó en flagrancia, es decir con las manos en la masa, a quienes de acuerdo con los cifras son quienes más roban celulares. Se trata de 30 mujeres dedicadas a ese delito en la capital. Algunas de ellas trabajan en grupo como Las Botero, banda conformada por tres miembros de una misma familia, quienes aprovechan las congestiones peatonales en hora pico en las zonas Rosa y T. En los tumultos escarban las carteras y chaquetas de sus víctimas para tomar los celulares. Usando el mismo modus operandi, pero en el centro de Bogotá, están otras tres mujeres conocidas como Las Miramar. En el sector de San Victorino, uno de los más concurridos de la ciudad, están Las Catanas, cuatro mujeres que rondan los 50 años de edad que mediante la modalidad de cosquilleo hurtan los teléfonos móviles. Todas ellas, entre otras, han sido capturadas por la Policía. Lo increíble es el número de veces.

Yenni Moreno fue arrestada robando celulares en 12 ocasiones. Luz Martínez fue detenida por la Policía en 11 oportunidades. Claudia Roja en nueve y Francia Velasco en seis. Estos arrestos son tan solo los que les figuran en 2012. A pesar de esto ninguna de ellas estuvo detenida más de unas pocas horas y regresaron a la calle. “Cada vez que las capturamos ya hasta se burlan de uno porque saben que no les va a pasar nada”, contó a SEMANA un policía que ha arrestado a algunas de ellas varias veces. “Saben que quedan libres por varias razones. Nosotros como policías las llevamos a las URI de la Fiscalía. Allá pasan dos cosas. La víctima del robo debe ir a instaurar la denuncia y esperar a que le devuelvan el celular. Eso puede tomar entre seis y 10 horas de espera. Cuando la víctima ve lo demorado sencillamente desiste de poner denuncia, le devuelven su celular y la ladrona queda libre”, explica el uniformado. “Lo otro es que cuando la víctima decide aguantar, el funcionario judicial generalmente deja libre a las ladronas porque el monto del robo es inferior al millón de pesos. Así es muy complicado porque en la práctica de nada sirve capturarlas”, concluye el policía.

Todo esto ocurre apenas seis meses después de que el gobierno lanzó la Estrategia Nacional contra el Hurto de Celulares, como respuesta al asesinato del abogado ya mencionado. Sin embargo, a esta altura, además de las dificultades para que este crimen sea sancionado, otras medidas como la creación de una base de datos para controlar el robo de celulares no estuvo lista en noviembre, para cuando estaba prevista, y por lo que dicen los operadores difícilmente estará para marzo, fecha para la cual fue prorrogada. ¿Qué va a pasar con el robo de celulares? ¿Este juego del gato y el ratón no va a terminar?