natalaia ponce de león

Cosecha Roja.-

“La parte más dura es el momento de darse cuenta que lo destrozan a uno, ver su cuerpo, sin cara, sin identidad, es una tortura total, estar entre la vida y la muerte”. La vida de Natalia Ponce de León cambió para siempre el 27 de marzo de 2014. Es día sonó el timbre en su casa de Bogotá, era un hombre que se presentó como un “ex novio”. Ella bajó al lobby del edificio, barrió el lugar con la mirada y tras no reconocer a nadie recibió una mezcla de ácido sulfúrico y pegamento en la cara. Un año y quince cirugías después Natalia renació y presentó un libro sobre el caso y la Fundación que lleva su nombre y que busca ayudar a otras víctimas.

“No es fácil, hay que sanar la cabeza, el corazón, el alma, es muy doloroso, pero quiero quitarme ese dolor ayudando a los demás y las personas que han sido y siguen siendo atacadas, porque sigue pasando”, dijo la joven durante el lanzamiento del libro El renacimiento de Natalia Ponce de León, escrito por la periodista colombiana Martha Soto.

Después del ataque Natalia pensó mucho y seis meses atrás empezó a trabajar en el proyecto de la fundación. Sueña con ayudar a todas las mujeres que son víctimas de ataques con ácido. “Se puede salir de eso si se tiene la ayuda y el apoyo”, dijo la joven de 33 años.

El proceso de recuperación es largo, lleva muchos años. “Me falta mucho. Por ahora no voy a mostrar mi rostro, tengo una mascara porque es parte de mi rehabilitación y porque voy en la mitad del camino”, dijo.

Natalia Ponce de León. Semana

Tras las 15 operaciones, los médicos le implantaron piel Glidden que le donaron. Pudo conocer al donante y se hicieron muy amigos. Durante la conferencia de prensa Natalia no habló de su agresor pero pidió al Estado endurecer más las penas y fortalecer el sistema de salud.

“Sin mi familia no estaría acá sentada. Me duele por los que son víctimas de esto y los abandonan, el daño fue a todos, fue un cambio de 180 grados. Nos ha hecho fuertes y ahora cada uno vive cada día como si fuera el último. Uno de mis días más felices fue conocer a Martha Soto, le conté todo, le abrí mi corazón, me desahogue, ella ha hecho un libro espectacular, con todos estos meses que estuve al lado”, contó.

Desde 2004 en Colombia hubo de 900 ataques con ácido, más de la mitad contra mujeres. La Ley 1639 de 2013 que incrementó las penas por este delito, castiga a con condenas de 6 a 10 años de cárcel si las agresiones son transitorias, y de 10 a 16 si los ataques fueron en el rostro o el cuello.

Con información de El Colombiano. Foto: Semana