Relatoría Taller de crónica: Narrativas de la narcocultura en América Latina, con Cristian Alarcón.

Fundación Nuevo Periodismo Iberoamericano, Open Society Foundation, con el apoyo de la Universidad Nacional de San Martín y Lectura Mundi.

EL VUELO DEL CRONISTA Y EL SENTIDO DE LOS TIROS

Relatora: María Mansilla

Buscadores de primicias culturales

Nos criaron para identificar la primicia. Pero el periodista que asume la narrativa no está tras esa noticia de alto impacto para la tapa del diario. Está detrás de primicias culturales. Busca llegar a determinados niveles de profundidad; cultiva vínculos con quienes vienen del mundo de lo ilegal no para desarmar una red de tráfico sino para enterarse, por ejemplo, que hay una disputa entre los santos populares que representan a dos clanes. Poder agarrarse de un hecho periférico es constitutivo de la crónica como género, para que luego ese detalle revele otra complejidad. En nuestro caso, la condición criminal es algo que ya está dado. No tenemos la misión de demostrar cuán criminales son nuestros personajes. Estamos para ver cómo mejorar nuestra capacidad para comprender su mundo. ¿Vieron la serie The Wire (HBO)? Los policías se juntan en un sótano para analizar la información de los narcos. ¡El que no la haya visto no puede considerar que pasó por este taller!

Los indios de la crónica

Más que un Decálogo de Consejos Técnicos y Estilísticos, lo importante para poder hacerlo bien es el cambio de posición. Tiene que ver con varias cosas: 1)readministración del tiempo, 2) compromiso con la lectura, 3) autocrítica de la posición política que tenemos con los temas que trabajamos. Y aquí también hay una clave: si asumimos el trabajo desde el punto de vista de la investigación estamos a salvo de la banalidad. Despegamos cuando investigamos. Ese es el vuelo del cronista. Si planteamos el oficio como investigadores cambia radicalmente la potencialidad literaria y política de lo que hacemos. Los nuevos cronistas de indias o, como yo les digo, los nuevos indios de la crónica, estamos en países que se desangran. Más allá de la figura ideal del cronista que se pretende súper único, lo importante es que la literatura habilita nuestra capacidad de descubrir universos de sentido. Permite ver en esos otros-y sobre todo en el crimen- algo que nadie vio antes. La incidencia de la literatura está en cómo construimos nuestro punto de vista. Cómo nos transformamos en sujetos críticos pero no pesados. No creemos todo pero tampoco desconfiamos de todo. No nos conformamos con la primera lectura. Estamos haciendo siempre una pregunta nueva, incluso cuando ya publicamos.

De la teoría de la mímesis a la teoría de la diferencia

Al empezar Cuando me muera… pensé que tenía que mimetizarme con los pibes chorros de los que yo era tan diferente. Fui a su barrio sábados y domingos durante tres años. Era una época de mucha fiesta en mi vida. Un domingo fui directo después de una salida. Llevaba pantalones a cuadros decolores con patas de elefante y una polera ajustada. Durante un mes y medio había intentado que me hablaran y nadie me habló. Me despreciaban. Claro: yo tenía el uniforme de periodista de investigación. Después de reírse lo suficiente de mí y conmigo, empezó todo. Pasé de la teoría de la mímesis a la teoría de la diferencia. Somos lo que somos. Lo voy a explicar desde un lugar muy psi: el cronista tiene una misión ulterior que es conocerse. La crónica es el fruto de su mirada personal, por eso debe tener conciencia permanente de quién es. Cuando nos sentimos legítimos, con derecho a preguntarle al otro desde la propia dignidad, es difícil que seamos rechazados. En algún momento alguien va a abrir la puerta. Potenciar la diferencia le da originalidad a la mirada. Ser distinto no es un pero, es un plus.

MOMENTO DE LA ENTREVISTA

Pistas para aprovechar el encuentro

Siempre intento generar tres reuniones en situaciones y lugares distintos. A la hora de preparar la entrevista tengo en cuenta que voy a relatar ese encuentro como si fuese el cuento de la vida de esa persona. La construcción narrativa abarca protagonista, detalles, descripciones, diálogos, acción. Al preguntar dejamos hablar, no somos inquisitivos, buscamos escenas. Somos evocadotes de la memoria del otro, alguien que lo vincula con sus cosas más íntimas, que abre un camino que no pueda controlar: el de las emociones. No solo el entrevistado es un personaje, de alguna forma yo también lo soy y voy a construir su discurso; nunca seré inocente.

• Una pregunta que no falla es cómo fue la primera vez que tal cosa.

• Una pregunta para olvidar es aquella cuya respuesta supongo.

• Una pregunta tramposa es la pregunta con contenido. Ejemplo: ¿Eres violento? Tienen que ser cauces abiertos. Así sale la personalidad. De lo contario, no estás escuchando sino predeterminando.

• Una buena repregunta empieza con cómo y no con por qué. El por qué tiene que ver con el periodismo clásico, marcado por el sí/no, objetividad/subjetividad. Es un vicio. No somos los héroes de la verdad.

• Soportar el silencio puede habilitar a lo que no está siendo dicho.

• Dos buenos temas sobre los cuales sirve indagar: 1) Consumo: tiempo libre, ropa, joyas, bienes, manifestaciones de lujo, inversiones. 2) Formas de bienestar. Ambos, más allá de la crónica narco, representan en este momento político y cultural una enorme oportunidad para conectarnos con lo contemporáneo.

• Levantar la cabeza, mirar el contexto. Narrar el crimen es narrar a toda una sociedad. Tomás Eloy Martínez decía que el único género periodístico literario es la crónica porque tiene afán de trascendencia. Lo que lo vuelve un texto perenne es que pueda cruzar, darse la mano, rozarse con los temas universarles: el padre canalla, los hijos, la muerte, la vida, las grandes ceremonias, la familia, la envidia, el odio, los sentimientos irreprimibles; lo que tenga que ver con lo existencial más que con la condición criminal.

• Desconfiar. Hay gente deslumbrante en lo clandestino, genera cierta fascinación. Creer todo afecta la noción de verosimilitud.

• Robar la estrategia de la novela de suspenso. Llegar al carácter  del personaje permite que, después, mi lector entienda, pueda jugar a anticiparse sobre una situación conflictiva, ambigua, difícil. Como cuando ves televisión y decís ¡ay, ahora lo mata! Por eso es importante saber si despierta de buen humor, qué lo pone nervioso, de qué manera festeja, cómo se premia.

• Desarmar la pose. Cuando trabajamos con jóvenes y pandillas algo interesante -más allá de lo sanguinarios que pueden ser, no voy a discutir eso-, es el proceso en el que construyen su condición de malos. En general, hay una ficcionalización de la maldad, necesitan inventar ese personaje de maldito, del más temido. Es una operación de marketing interno. Cuando uno logra compartir con ellos se cae completamente esa pose tanto que te cuesta imaginarlos matando.

LA INVESTIGACIÓN Y LA PUNTA DEL OVILLO

Estrategia para ordenar la maraña

Tres rayas y cuatro palabras: personajes, territorios, tema, conflicto. Con esta fórmula encolumno la catarata de nombres, datos y mil frentes que surgen durante una investigación. Organizan, ayudan a encontrar la estrategia narrativa. Ayudan a pensar la crónica con una idea fija: qué (otro) tipo de información es fundamental.

LA LISTA DE LOS PERSONAJES incluye fuentes, testimonios, informantes, lenguaraz, objetos, territorios. ¿Quién es el lenguaraz? Un personaje que surge de una novela argentina del siglo XIX, Una excursión a los indios ranqueles. Un coronel va con sus tropas aun campamento aborigen, y quien hace las veces de traductor se llama

Lenguaraz. Viene a ser como un chismoso, un lengua larga. Pero no es cualquier traductor. Esta figura existe en cada uno de los territorios, y en el mundo narco es todo. Te dice a quién mataron, qué fue tal cosa, que te veo en tal lugar. ¡Es una relación más valiosa que un matrimonio! Cuando encontramos uno hay que cuidar ese vínculo que está, incluso, sobre nuestra relación con el medio.

¿Un objeto puede ser un personaje? Sí. Hay objetos que aparecen en la historia y van a ser fundamentales: el arma homicida, una prenda de la víctima, el último libro que leyó, el muñeco del niño. Dice cómo una persona es. Pertenece a la trama, su aparición da pistas. Un territorio –por ejemplo, una comunidad narco- y una institución –la defensoría- también pueden ser un personaje.

EL LUGAR DEL HECHO La columna Territorios ayuda a verificar si tengo a cada personaje en su escenario y en otros espacios, públicos y privados. Todos los ambientes significan algo. Vamos a pensar como cineastas, y estaremos siempre construyendo escenas. Cada escena es un punto de vista, guarda una intención y una intensidad. Para que las imágenes sean efectivas deben aparecer en el momento de la acción: eso las vuelven memorables. Si tengo la situación del narco en su casa, por ejemplo, luego tengo otra escena en la calle, con el vecino. Ahí cambio el punto de vista. Siempre que aparece el otro no violento hago jugar lo social.

TEMAS Hablar de delito y de mafia no es hablar sólo de eso. Entre muchas otras cosas puedo mostrar el barrio tranquilo, sin sangre. Una forma de vivir que incluye a muchos de los que no participan y se visitan de vez en cuando porque fueron compañeros de la escuela, por ejemplo. Tenemos que recurrir a la metáfora de la cancha de fútbol, ahí están todos los pibes, hay mixtura. No me quedo absolutamente en el crimen. En el barrio el 80% de la gente no es criminal. En estas vidas también hay goce, compromiso. El goce no es solo fiesta y parranda, es otra cosa: pasiones, abrazos totales hacia algo, hasta al propio oficio narco.

CONFLICTO Tengo la trama, los generales, los abogados, los punteros, tengo todo. Pero en algún lugar va a aparecer un punto de tensión y fuga donde encuentre a los protagonistas. Para llegar al conflicto trascendental que va a atravesar la historia tengo que buscar qué personajes ofrecen esta oportunidad. Uno de esos conflictos puede ser la traición. Desde Macbeth en adelante, la literatura habla de traición y de ambición. Esto es el motor en el mundo ilegal. Moviliza lavado de dinero, logística de transporte, profesionales de clase media, inmobiliarias, espás, prostitutas… La cadena brinda la posibilidad del progreso inmediato. No se mide el riesgo según el capital inicial, como en cualquier otra actividad. Después de mucho analizarlo, mi hipótesis es que la traición es un dinamizador de las cadenas ilegales. Donde se produce una traición se produce un vacío e inmediatamente lo que está bajo sube. Esto produce poder, y el ejercicio de poder desata energía, reacomodamiento. Todos aprovechan la traición de la que otro fue víctima, nadie se queda compadeciendo al que fue traicionado.

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