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Anita Aliberti – Cosecha Roja.-

“Si a los pacientes les hace bien esta planta, quiénes nos creemos los médicos para condenarlos”. Así cerró su ponencia en la mesa de cannabis y dolor el doctor Marcelo Morante. El público escuchó con atención, tomó nota, filmó con el celular y aplaudió. Al final de la charla, una mamá de la segunda fila se puso de pie. Ella es una de los cientos de familiares de niños que usan cannabis medicinal para paliar sus enfermedades y que asistieron junto con otras dos mil personas entre médicos, cultivadores y recreativos de todo el país a la primera Expo Haze de Cannabis Medicinal e Industrial de Argentina.

Marcelo piensa que muchos médicos rechazan el cannabis porque “le temen”. “Es una planta en la que la concentración de sustancia de la hoja depende de la altura a la que se encuentre. Aunque tampoco las personas responden a la medicina de la misma manera. Habría que replantearse entonces la forma de medicar, porque estamos muy a expensas de que las empresas farmacéuticas nos sigan simplificando la vida”, explicó. El cannabis medicinal se utiliza cuando la medicina tradicional no alcanza. Hasta ahora, en el mundo sólo hay evidencia de que funciona en casos de quimioterapia, desnutrición, sida, dolor refractario y esclerosis múltiple.

Junto a Morante disertaron el oftalmólogo cordobés que estudia el beneficio del cannabis en glaucoma Carlos Laje y Diego Nutter, fundador de la Asociación Marplatense de Cannabicultores (AMC), primera ONG Argentina constituida legalmente abordando exclusivamente el Cannabis. “El objetivo que nos propusimos fue generar un espacio de encuentro para compartir experiencias e intercambiar saberes”, dijo a Cosecha Roja Florencia, una socióloga que formó parte de la organización. La Expo se hizo en una estancia a las afueras de capital y contó con mesas abiertas de debate, proyección de documentales, feria de cultivadores, talleres de cultivo y bandas en vivo.

“Acá hay una mezcla de militancia, conocimiento, experimentación y terapias alternativas. Todo esto ayuda a desmitificar los estereotipos acerca de la droga, que desinforman y asustan. La desinformación genera prejuicio y el miedo paraliza, y cuando el padre está muy asustado, no habla de eso con su hijo”, dijo Alberto Calabresse, sociólogo y director de Adicciones de la Dirección Nacional de Salud Mental y Adicciones.

Para Florencia, estos espacios siempre son de acceso restringido. “Es necesario llevar el debate a los barrios, a las víctimas más afectadas del circuito del prensado. La ley de drogas debería pensar en cómo se reproduce la desigualdad social a través de las políticas prohibicionistas”, dijo. La actual ley 23.737 sobre tenencia y tráfico de estupefacientes persigue el narcotráfico aunque desde su sanción en 1989 ha afectado principalmente a consumidores y pequeños traficantes.

Las consecuencias del paradigma prohibicionista están a la vista. En México hubo 70 mil asesinatos-ejecuciones extrajudiciales relacionados al narcotráfico sólo en 2013. Entre 2006 y 2014 la Procuraduría General de la República recibió 4 mil denuncias de torturas. Hay más de 25 mil personas desaparecidas, 281 mil desplazados, 27 asesinatos, ocho casos de desaparición forzada en contra defensores de DDHH y más de 80 periodistas asesinados y 17 desaparecidos. En Argentina, entre 2010 y 2012, entre el 20 y el 25 por ciento del total de las detenciones de la Policía Federal fueron por la ley de drogas.

Ya no hay consenso internacional para sostener el prohibicionismo. La legalización en Uruguay, la regulación del consumo de hoja de coca en Bolivia, la descriminalización de los usuarios de drogas en Ecuador y la regulación de la marihuana para usos medicinales en Chile “rompen el dique prohibicionista” y alientan la discusión sobre nuevas políticas de drogas con perspectivas que respeten los Derechos Humanos.

Para Florencia, el nuevo enfoque de la Ley de Salud mental, que desde 2013 exige tratar la intoxicación por drogas como cualquier otro traumatismo, representa un gran avance para cambiar la ley de drogas: “el usuario ya no es un sujeto de castigo, es un sujeto de derecho”.

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“Me persiguen por usar la única medicina que me hace bien”. Fernanda tiene 28 y una esclerosis múltiple avanzada. Hace un año y frente a la situación de no conseguir cannabis, fundó junto a su mujer la Campaña por la Despenalización del Cannabis Medicinal (CADECAM), que busca generar una red entre cultivadores y pacientes. “Tenemos un gran problema de comunicación. Nos da miedo hablarnos porque vivimos en la ilegalidad”, dijo a Cosecha Roja.

Hace 5 años que se medica con flores. Un frasco mediano le dura sólo una semana y cuando no puede conseguir, tiene que salir a buscar un dealer: no sólo presenta un riesgo sino que ha llegado a pagar diez veces más de lo que le cobra un pequeño productor.

Cuando abrieron la página de la Campaña, les llegó un mensaje en Facebook que amenazaba con denunciarlas. “Es una planta. La diferencia entre que me tome un té de boldo y me vaporice con cannabis es que la policía puede allanar mi casa y llevarme presa”, dijo Fernanda. Y agregó: “La unión de todos los que luchamos y la difusión de información que concientice va a terminar con la penalización de la marihuana“.

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Sin semillas no hay plantas,

Sin plantas no hay autocultivo

Sin autocultivo sólo queda el narcotráfico

Esto dice la contratapa del cd que El Chino presentó en la Expo. Contiene dos discos con canciones de hip hop y un sobre de semillas de cannabis. “Es un disco triple- dice él – porque la música también es una semilla”. Se vende en disquerías, grows, kioscos: cualquier lugar que lo reciba. Los amigos le dicen que está loco y su familia está preocupada. “La idea no es tener problemas, la idea es visibilizar una problemática”, contó a Cosecha Roja.

“Somos los ilegales más perseguidos, porque luchamos para que las personas puedan salir de la ilegalidad”, contó El Chino. Hace diez años que lleva adelante el negocio en la completa clandestinidad y está cansado. “Necesito dejar de esconderme como si fuera un criminal. Esto soy yo, esto es lo que hago, ofrezco una semilla para que la gente pueda cultivar su medicina”, dijo.

Margot tiene un banco de semillas y vino desde Cataluña exclusivamente para la Expo. “En España ya todo el mundo lo sabe todo, aquí la gente tiene más pasión por aprender”, contó a Cosecha Roja. Para ella, el proceso que está viviendo Uruguay es fundamental para toda América Latina: “si el vecino despierta, tú también tienes que despertar”. Y agregó: “necesitamos salir del armario y que los gobiernos nos proporcionen seguridad. Se beneficiaría todo el mundo, los usuarios terapéuticos, la industria, el empleo. La prohibición ya no se aguanta”.