Pope Francis Leads Stations of The Cross

Cosecha Roja.-

“Ojalá estemos a tiempo de evitar la mexicanización”. La frase del Papa Francisco que difundió el legislador porteño Gustavo Vera se viralizó. La fantasía de la “mexicanización” tiene dos problemas: estigmatiza y falta el respeto a las víctimas del narcotráfico y simplifica un problema complejo que en cada país tiene características propias. “Para que Argentina se convierta en México tendría que convivir con una frontera de miles de kilómetros con Estados Unidos, el país que más consume y que provee de armas a los carteles”, dijo a Cosecha Roja la periodista mexicana Cecilia González.

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Miguel Ángel Ramírez, el ex policía correntino que lideraba una banda que se quedaba sin crédito en el celular, no se parece al Chapo Guzmán. A Miguel  le decían el Patrón aunque tampoco tenía nada que ver con el cartel que lideraba Pablo Escobar: se le pinchaban las gomas y se le llegó a romper un camión al lado del puesto de Gendarmería. “No hay modo que Argentina sea México. La situación es grave pero el narco ha crecido en todo el mundo, y en Argentina no hay carteles”, dijo González.

Para González “si solo dices mexicanización no estas explicando nada”. En la cabeza del lector, lo que queda, es la sensación de que va aumentar la violencia y de que nos van a matar y decapitar a todos.  “Esos argumentos sólo buscan asustar a la población y presionar a los políticos para continuar con políticas represivas. Apelan a medidas punitivas que son parte del problema y no la solución: muere más gente por la lucha contra el narcotráfico que por el consumo de drogas”, explicó la periodista que trabaja hace 13 años en Argentina.

En la carta que difundió Vera en el blog de La Alameda, el Papa también dijo: “Estuve hablando con algunos obispos mexicanos y la cosa es de terror”. La corresponsal contó que en México, la lucha contra el narco -que recrudeció durante la presidencia de Felipe Calderón- implicó una militarización en el país, que multiplicó la violencia y dio una excusa a los militares para violar los Derechos Humanos.

Lo de Argentina es historia reciente: no hubo un guerra contra el narco con desaparecidos y muertos como en México o Colombia. “Sí es cierto que el narcotráfico creció pero hay que dimensionarlo. Es un país de tránsito que forma parte de las rutas que abren los carteles extranjeros, que tiene fronteras  porosas y no hay colaboración internacional suficiente”, dijo González.

El capo narco colombiano Ignacio Álvarez Meyendorff vivió en Argentina desde 2004 hasta 2013 -cuando lo extraditaron a Estados Unidos-. ¿Cómo hizo? Tenía dos pasaportes con nombres falsos y sello oficial de su país de origen y ningún pedido de captura internacional. Desde Migraciones no había motivo para el rechazo. Para González, “todas las estrategias tienen que ser en colaboración, de nada sirve actuar solos”.

El fenómeno del narcotráfico es global, también lo es la estrategias para resolverlo. El paradigma que funciona desde hace 40 años y que impulsa Estados Unidos fracasó: la guerra contra las drogas y el prohibicionismo generaron más violencia. En los últimos años surgió otra corriente que fue ganando legitimidad y se instaló en la agenda pública de la región: busca alternativas apuntadas a la salud, a dejar de criminalizar al usuario y a regular el mercado de drogas. La impulsan ex presidentes como César Gaviria, Enrique Cardoso y Ernesto Zedillo, premios Nobel e incluso Kofi Annan -ex secretario general de la ONU.

El año pasado Uruguay legalizó el cultivo y la compraventa de marihuana. En Argentina si bien todavía “no hay un proyecto integral, hubo un cambio en la Sedronar: de luchar contra el narcotráfico se pasó a enfocar en la prevención y en la descriminalización del consumidor”, dijo González. Y agregó: “hay mucha hipocresía. Los países que más consumen drogas son los más avanzadas. América Latina aporta los muertos, el resto se queda con la plata”.

Decir que Argentina se está mexicanizando es simplificar el problema. Sería como tratar de entender Ayotzinapa pensando únicamente en el narcotráfico. “Guerrero es un estado reconocido por ser cuna de militante sociales comprometidos que fueron asesinados. Además, el gobierno local tienen relaciones con organizaciones criminales que no son solamente carteles de droga porque se diversificaron: extorsionan, piden cuotas a los comerciantes, secuestran y trafican persona”, explicó González.

Decir que México se colombianiza también es un error. Pensar que dos países pueden ser iguales no -explicó la periodista- colabora para entender los fenómenos. En Colombia hubo guerrilla, narcoterrorismo, una pelea entre los carteles de Medellín y Calí y el emblema de la figura de Pablo Escobar.

A pesar de las diferencias entre Argentina, México y Colombia, algunos medios locales presentan los operativos policiales de secuestro de cantidades pequeñas de droga como si se hubiera desbaratado una “gran banda narco”. “Hay muchas ansias de buscar al Escobar argentino. Eso vende”, dijo González.