Federico Trofelli – Cosecha Roja.-
Corría el 2010 y los investigadores estaban tras los pasos de una banda que reducía y convertía en mellizos autos robados en el oeste del conurbano bonaerense. Los funcionarios judiciales jamás se imaginaron que los mil stickers encontrados durante un allanamiento pondrían en jaque, dos años después, a la gerencia de la multinacional Peugeot Citroën, anclada en el corazón del partido de Tres de Febrero. La empresa quedó en la mira de la justicia por una posible estafa a sus clientes y al estado argentino. Además, se investigan sus vínculos con tercerizadas, empleados infieles, reducidores de autos y desarmaderos ilegales.
Mientras los expedientes se amontonaban en los escritorios de la Unidad Fiscal Investigadora 5 de Morón, los fiscales Claudio Oviedo y Cecilia Corfield se hicieron un tiempo para averiguar el destino de ciertos coches robados en la zona a principios de ese año.
Así dieron con Claudio Guevara, un joven de 22 años de Rafael Castillo que dijo trabajar en una pescadería y estar mando de un remís. Guevara tenía un Renault Fuego que había sido robado el 30 de abril. La idea era revenderlo, pero antes debía convertirlo en uno mellizo. Y en eso estaba cuando la policía allanó el 2 de diciembre de 2010 un taller clandestino de Gregorio de Laferrere donde estaba el Renault sin el motor y con los números originales del chasis suprimidos y cambiados.
Ese mismo día, el uruguayo Carlos Alberto Ramallo, de 39 años y propietario de grúas, corrió la misma suerte. En su casa de Quintana al 1900, en San Antonio de Padua, partido de Merlo, tenía una camioneta Ford Eco Sport robada en Morón el 10 de octubre. Las numeraciones del chasis y el motor también estaban adulteradas.
La caja de pandora se abrió al allanar el domicilio del tercer sospechoso. El artista de la banda, Nicolás Alejandro Mattalone, de 35 años. Tenía en su casa de Gobernador Ortíz al 2700, en Tres de Febrero, 36 cuños metálicos de letras y números para grabar y estampar los chasis y motores. Hasta ese punto, todo parecía normal: son herramientas obligadas para cualquier reducidor. La sorpresa sobrevino al advertir los miles de stickers plásticos originales y en blanco desparramados por toda la casa.
Poco después, los investigadores supieron que los adhesivos son una medida de seguridad inviolable que llevan todos los autos 0KM. Son irreproducibles y confeccionados por otra multinacional, la empresa 3M, la única proveedora de todas las automotrices del país.
Los adhesivos fueron reconocidos a regañadientes por 3M como propios, desde donde también indicaron que los controles internos son imposibles de sortear.
¿Pero cómo habían llegado a la casa del sospechoso?
Mattalone trabaja –aún hoy- para Pertenecer SRL, una importante firma del sector de servicios que brinda tareas de maestranza en Peugeot Citroën, en la planta de Presidente Perón 1001, en Villa Bosch, Tres de Febrero.
Mientras Mattalone limpiaba los galpones, también se llevaba estos elementos únicos y originales para los coches robados, presumen en la UFI 5.
La primera etapa de esta investigación terminó en marzo de 2011, cuando cayó Gustavo Javier García, de 39 años. La policía encontró en un armario de su casa de Mongolfier al 600, en Hurlingham, varios juegos de cuños, matrices alfanuméricas, chapas metálicas de la marca Mercedes Benz, punzones, planchuelas sin grabar, piedras para amolar y lijas para pulir.
Los reducidores apenas pisaron la cárcel. Todos acordaron en un juicio abreviado que ofrecía penas menores. Guevara fue condenado a dos años de prisión en suspenso; García a un año; y Mattalone fue beneficiado con tareas comunitarias en un club social de la zona. Ramallo, por tener antecedentes, pactó tres años y medio de prisión de cumplimiento efectivo.
Cuando el caso parecía quedar en el limbo, a principios de diciembre tuvo una vuelta de tuerca. Los investigadores presentían que podía haber algo más y todos los caminos conducían a Peugeot Citroën, desde donde intentaron eludir a la fiscalía, hasta que se dieron cuenta que la cosa iba en serio.
-La empresa se debe sentir superpoderosa -explicó una fuente de la UFI 5-. No colaboraba y se negaba a presentar documentación o a dar información clave para establecer la comisión de posibles delitos.
Los procedimientos se realizaron en simultáneo en tres galpones de Hurlingham –en Diego de Carvajal al 200, al 300, y en la avenida Julio Argentino Roca al 200- que pertenecen a una empresa tercerizada de la multinacional. El operativo empezó el viernes 7 de diciembre y por la gran cantidad de autopartes encontradas, se extendió hasta el martes 11.
La noticia pasó casi desapercibida y aunque contó con la presencia en el lugar de Ricardo Casal, Ministro de Seguridad bonaerense, del subsecretario Operativo Emiliano Baloira, el jefe de la Bonaerense Hugo Matzkin, el superintendente de Seguridad Vial Carlos Catalano y del intendente de Hurlingham Luis Acuña. Desde la cartera de Seguridad se limitaron a exhibir los secuestros de unas 50 mil autopartes valuadas en varios millones de pesos, evitando mencionar a la multinacional.
La investigación, aún en curso, estableció que las autopartes no debían estar ahí. “Después de la producción seriada de cada coche, Peugeot debe destruir el excedente de las autopartes que sobran. Son piezas importadas que vienen con eximiciones de impuestos y sería desleal e ilegal volcarlas nuevamente al mercado”, indicó un funcionario judicial.
Además, son piezas que no pasaron por los controles de calidad y los clientes no tendrían a quién reclamar ante una falla. Y, por úlitmo, la facturación es inexistente.
La destrucción de estas piezas solía hacerse en la planta de Peugeot, pero desde hace unos años la empresa decidió tercerizarlo a través de una firma encabezada por Guido Labaque, quien tenía un galpón sobre la calle Carvajal.
-Los protocolos de Peugeot y el convenio firmado con Labaque son claros: debía retirar la carga y, acompañado de un supervisor de Peugeot, destruirla en un galón- especificó otro de los investigadores consultados.
Las autopartes no sólo no se destruían sino que Labaque adquirió dos galpones más en donde acopiaba las piezas que presumiblemente “volvían al mercado negro para ser revendidas o para completar las piezas de coches mellizos. No se descarta nada”, agregó la fuente.
“Casi se me pianta un lagrimón”, recordó un alto jefe policial al ver a un costado unos 700 parabrisas originales que debían ser destruidos. “Las autoridades de Peugeot recién se presentaron en el lugar del allanamiento el martes a la mañana. Y lo hicieron a través de apoderados que se desentendieron de todo. Pese a todo, reconocieron que algunas autopartes estaban ahí por un “error administrativo”, según explica el comisario que detalló las dificultades para identificar el lugar de los allanamientos ya que las “direcciones estaban poco visibles”.
Es que en el enorme predio de 24 hectáreas de la ex Goodyear, en Ocampo y General Rodríguez, a pocos metros de la Avenida Roca, funciona otra empresa que le hace la logística a Peugeot y, al parecer, ciertas piezas que hacían escala en el puerto de Buenos Aires y debían llegar a la planta de Tres de Febrero, rumbearon para otro destino: los galpones de Labaque, a pocas cuadras de la ex fábrica de neumáticos.
Cosecha Roja pudo saber que el intendente de Tres de Febrero, Hugo Curto, se mostró preocupado por la investigación e intentó saber hasta dónde se preveía llegar con esta causa.
La cercanía entre los galpones allanados, la empresa 3M ubicada en Los Árboles al 800 y la ex Goodyear, que están en un radio de no más de diez manzanas, resultan poco casuales para los investigadores.
Desde la fiscalía no descartaron pedir más allanamientos, procesamientos a los implicados en la maniobra y declaraciones del gerente industrial de Peugeot, quien se encuentra en Brasil.
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