Ernesto Guerrero.- La República

El llamado ‘boom’ de la construcción en el país, impulsado por el Estado a través de programas sociales para financiar la edificación de viviendas, no solo ha fortalecido la economía nacional sino, por desgracia, también ha dado origen al surgimiento de la llamada ‘industria de la extorsión’.

Al menos 40 bandas integradas por ex secuestradores, ex asaltantes de bancos, ex homicidas y autores de otros crímenes se han repartido en Lima Metropolitana para exigir cupos en obras a cambio de protección, según informes policiales.

Ocho integrantes de uno de estos grupos fueron apresados ayer en Villa El Salvador por irrumpir armados en una construcción y herir de bala al responsable administrativo Luis Gerardo Puma Savala. Le dispararon en el tórax porque se negó a entregarles dinero y a contratar como operarios a tres de sus secuaces.

“Si no colaboras te mueres”, le dijeron a Puma Zavala. Intentaron asesinarlo en un predio en edificación ubicado en la Av. José Olaya, sector 9, grupo 2, cerca de la esquina con la calle Agro Industrial.

Esta vez la policía respondió a tiempo. Fueron capturados Robert Córdova Yangua, Joset Esteve Jiménez Valdez, Juan Carlos Cerquin Illescas, Luis Antony Carrillo Garivay, Francis Iván Marín Roque, Luigui Beltrán Reyes Marquina y el cabecilla Henry Díaz Corrales (a) ‘Gringo’.

Capacidad de fuego

Se trata de bandas con gran capacidad de fuego, dispuestas incluso a matar para defender ‘su territorio’. La reciente balacera registrada en el corazón de Miraflores entre dos grupos rivales y en la que terminaron al borde de la muerte el ‘Gordo Toby’, Jorge Enrique Bazán Aguilar, y un cómplice constituye una prueba de ello.

El sociólogo Luis Marcial Escardó, miembro del colectivo Vida Segura, lamentó que las empresas constructoras no le tengan fe a la policía. “Es un asunto de confianza. Si yo veo que mi vida y mi propiedad corren peligro y me siento desamparado, por sentido común buscaré llegar a un arreglo con el adversario de turno”, subraya.

Precisamente por ello, afirma Escardó, se han proliferado estas bandas en todo el país. “En Trujillo, Chiclayo y Piura este problema es mayor que en Lima. Allá pagan cupos hasta los pobres. Ni los taxistas se salvan”, señala.

Vacío legal

La División de Protección de Obras Civiles, creada hace dos años por la policía, ha desarticulado durante ese periodo 32 bandas de extorsionadores. La mayoría de ellas figuraban registradas como sindicatos de construcción, pese a que sus integrantes son ex reos desempleados.

El abogado laboralista Patricio Alberto Moscol explicó al respecto que existe un vacío legal. “Efectivamente, no se necesita trabajar en ningún lado para formar un sindicato. El Ministerio de Trabajo solo exige una declaración jurada de constitución, la relación de los supuestos miembros (mínimo 50), el nombre que llevará el grupo y las identidades de los directivos. Normas como esta favorecen la criminalidad”, puntualiza.

Delincuentes realizan labor de reglaje y constante presión

Los extorsionadores son una pesadilla para quienes se dedican a la construcción. Según informes de Inteligencia, estos no operan a ciegas. Presionan a las inmobiliarias amenazando de muerte a sus ingenieros y maestros de obra, quienes, previamente, son objeto de reglajes a fin de conocer sus direcciones y nombres de familiares.

Las bandas cobran en efectivo solo el 60 por ciento del monto total de la extorsión (cupos por seguridad) y el resto en pago de jornales de, mínimo, 4 ‘operarios’ que ellos imponen. No se trata de albañiles, sino de sujetos que se mantienen alertas y se comunican telefónicamente con sus cómplices ante una eventual presencia de grupos rivales. Cuando ello ocurre se producen los enfrentamientos.
EN CIFRAS

594 ex reclusos vinculados a bandas de extorsionadores fueron detenidos en flagrante delito entre enero y diciembre del 2011 por PNP.

28 de los capturados durante ese periodo estaban requisitoriados por delitos graves.

Clave
Los extorsionadores Jorge Bazán (a) ‘Gordo Toby’ y Omar Rivero (a) ‘Piecita’, baleados por rivales el lunes en Miraflores, permanecían hasta anoche en estado crítico en la clínica Angloamericana. La policía los vigila, no por temor a que fuguen sino para que no ingrese nadie a matarlos.