policia_metropolitanaCosecha Roja.-

“Pará, pará” gritó el oficial de la Policía Metropolitana Enzo Fabián Álvarez mientras corría a un joven que le había robado el bolso en el barrio de Chacarita. El 8 de septiembre de 2011 lo persiguió, lo obligó a bajarse de la bicicleta en la que iba y con ayuda de dos hombres lo tumbó. Bruno Germán Pappa cayó al piso y ya no pudo moverse. El agente le disparó en la cara y lo mató. El oficial, que estaba vestido de civil, usó el arma reglamentaria. Cuando se acercó otro policía a ver qué pasaba, Álvarez dijo: “No te apures que ya es boleta”. Hoy los jueces lo condenaron a prisión perpetua.

“Durante el debate quedó demostrado que fue una ejecución”, dijo a Cosecha Roja el fiscal Marcelo Martínez Burgos. El TOC 22 en lo Criminal lo encontró culpable de “homicidio agravado” por ser miembro de las fuerzas policiales en abuso de sus funciones. El 28 de mayo se conocerán los fundamentos.

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Bruno Germán Pappa vivía con su mujer y su hija, que hoy tiene tres años, y era cocinero. Ese jueves de 2011, a la una del mediodía, un técnico de una empresa de cable estaba en la zona. Venía de hacer un arreglo en un departamento de la calle Lemos y caminó hasta la esquina de Concepción Arenal para subir a la camioneta. Ahí vio a dos hombres forcejeando y una bicicleta tirada en piso. El joven con el bolso gris salió corriendo hacia la calle Santos Dumont, mientras el otro lo perseguía al grito de “pará, pará” y con un arma. El técnico escuchó un disparo y lo siguiente que vio fue que el policía atrapaba a Pappa y forcejeaba con él mientras dos hombres se acercaron a ayudarlo. Otra vez oyó un disparo y vio sangre en la cabeza del joven.

En la escena del crimen estaba el bolso gris que Pappa intentó robar. Tenía una camisa, una campera con inscripción “Policía Metropolitana”, un frasco de perfume, un cargador de celular, un porta cargador para uniforme con dos cargadores, quince cartuchos de bala 9mm, un block de boletas de servicio con logo de la Policía Metropolitana, un escudo identificatorio y dos desodorantes: uno con dos agujeros circulares. Era de la primera bala que disparó Álvarez.

– Sos vos el que le disparó al pibe. No me olvido de lo que hiciste, nunca me voy a olvidar de tu cara.

Durante la reconstrucción del homicidio en la calle Lemos al 200, una vecina de Chacarita se acercó a Álvarez y le encaró. Los jueces y el fiscal quedaron impresionados. El ex policía contó otra versión. Aceptó que sacó el arma y persiguió a Pappa pero no que disparó la primera vez. Cuando logró atraparlo, mientras forcejeaba, se le escapó el tiro mortal: quería evitar que Pappa sacara el arma que tenía en la cintura del pantalón. Álvarez es el único que sostiene este relato. Hay un testigo que vio la rodilla sobre el pecho de Pappa, otro que -desde la ventana de la casa- lo vio disparar hacia abajo y cuando llegó a la calle vio un chico tirado en el piso. “Pudo evitar el uso de la fuerza en forma abusiva, pero decidió ejecutarlo”, dijo Martínez Burgos.

Los jueces Sergio Paduzack, Gabriel Nardiello y Patricia Cusmanich le impusieron ir semanalmente a la oficina del Tribunal y le prohibieron salir del país, según publicó Fiscales. El fiscal de instrucción lo había acusado a Álvarez por homicidio simple pero no por abuso de su cargo porque no estaba en funciones. Martínez Burgos y los integrantes de la Procuvin debatieron sobre su actuación. “Tenía dos formas de resolver la situación. Podía haber perseguido a Pappa, llamar a la Policía y presentar una denuncia. Pero fue otra la historia: aunque no estaba en funciones, se presentó como policía, dio la orden de alto, sacó el arma reglamentaria y disparó cuando lo comienza a perseguir y cuando ya lo tenía en el suelo”, explicó el fiscal.

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No es la primera vez que un policía de la Metropolitana actúa de esa manera. Un mes antes del homicidio de Pappa, un agente de civil asesinó en un colectivo a dos supuestos ladrones que estaban desarmados y otro disparó con su arma reglamentaria contra un vecino en el sur del Conurbano y lo mató. La fuerza tiene también un historial -corto porque nació en 2008- de represión. Luego de la toma del Parque Indoamericano en 2010 investigaron a 41 agentes por la muerte de dos personas. En el desalojo de la Sala Alberdi hubo fotógrafos y trabajadores de prensa heridos con balas de plomo y por el caso hay tres policías detenidos. En la represión en el hospital Borda 32 médicos, pacientes y trabajadores resultaron heridos. Por la represión, hay un agente procesado. En diciembre la justicia dictó el sobreseimiento de los responsables políticos de la Ciudad.

En el proyecto de ley que la creó, la Metropolitana se presentó como una policía de proximidad. “Iba a tener capacidades de mediación, un acercamiento y una forma de abordar los conflictos diferente a las otras fuerzas”, dijo a Cosecha Roja Manuel Tufró, Coordinador del equipo de Políticas de Seguridad y Violencia Institucional del CELS. Para el periodista Ricardo Ragendorfer, la Metropolitana se convirtió “en la fuerza de choque del macrismo, es una policía de proximidad que se aproxima con palos”.