María Florencia Alcaráz – Cosecha Roja.-

Un Policía Federal de franco estaba acusado de matar a un transeúnte durante un tiroteo en La Matanza. Como la víctima, Matías Bernhardt, era un adolescente de una villa miseria, el juicio giró alrededor de demostrar que en realidad se trataba de un ladrón, y que el policía había actuado de forma correcta. Hoy, en menos de 5 minutos, el Secretario del Tribunal Oral en lo Criminal (TOC) Nº3 de La Matanza leyó la sentencia. Martín, hermano de Matías, escuchó con tranquilidad y no hizo ningún gesto.

Después de que el fiscal, Alfredo Luppino, decidiera no acusar y además confesara que estaba “cansado de las políticas baratas de derechos humanos y del gobierno que las fomenta”, Martín sabía que el acusado del asesinato de su hermano iba a quedar libre. Por mayoría, el Tribunal a cargo de la jueza Liliana Logroño resolvió absolver a Hernán Javier Biasotti, ex agente de la Policía, imputado por el homicidio.

En la sala no estaban ni el acusado ni el fiscal. En su mayoría acompañaban familiares y amigos de Matías que, luego de la lectura, se quedaron en silencio y bajaron a la vereda a contar al resto lo que había pasado. Era una instancia que habían esperado durante 5 años pero que, en definitiva, duró 5 minutos.

El 10 de febrero de 2007 Matías Bernhardt, que tenía 18 años y estaba terminando el colegio, había salido a comprar cerveza junto a unos amigos en el barrio Santos Vega, Partido de La Matanza. Cruzaba la avenida Juan Manuel de Rosas hacia un kiosko, el único abierto a las 4 de la madrugada. De pronto, un auto que venía esquivando otros vehículos casi lo atropella. Detrás de ese auto venía una camioneta blanca persiguiendo a unos ladrones.

Los vecinos dicen que se escucharon entre 3 y 5 disparos, todos seguidos y con la misma intensidad. Matías cayó en el asfalto con un tiro en la nuca. Luego de agonizar ocho horas, murió en el hospital.

Los amigos dicen que ni siquiera llegó a ver la camioneta blanca desde la que disparaban dos policías de civil y fuera de servicio de la comisaría 42ª de Mataderos.

Los policías dijeron que el grupo que estaba con Matías iba armado y venían de robar. Su familia se movilizó y reclamó que se investigara la muerte del chico. La causa fue caratulada como homicidio simple. Después de 5 años de la muerte se llegó al juicio oral que comenzó el 28 de mayo.

Durante el proceso, la defensa intentó argumentar que hubo un intento de robo y un tiroteo. Sin embargo, después del período de instrucción, y en base a declaraciones y pericias que se llevaron adelante en la causa, se comprobó que no hubo enfrentamiento armado y que tampoco hubo participación de Matías en ningún robo.

A pesar de esto, el fiscal a cargo de la investigación consideró que el acusado actuó en legítima defensa, ya que en ese momento se produjo un hecho delictivo que desató la balacera. Matías había quedado en el medio de un tiroteo. Un daño colateral del operativo.
Una vez avanzado el juicio, el fiscal Alfredo Luppino manifestó la decisión de no acusar. Frente a Martín Bernhardt, su abogado el Dr. Alejandro Bois y el titular de Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) de La Matanza, Pablo Pimentel, Lupino manifestó su desprecio a las políticas de “derechos humanos”.

El día de los alegatos, el 12 de junio, Alfredo Luppino efectivamente no acusó. Una semana después se conoció la sentencia del Tribunal.
“La decisión del fiscal debilitó la decisión del tribunal, porque ellos sentenciaron de acuerdo a lo que el fiscal no acusó”, dijo Pablo Pimentel, titular de la APDH de La Matanza, después de conocer el fallo.

Durante el juicio y el debate oral se habló mucho sobre si Matías era o no un ladrón. Haber nacido en una villa de La Matanza, parecería ser condición para serlo y parecería justificar su absurda muerte. “Esto parece más un juicio al barrio Santos Vega que un juicio por homicidio”, manifestó el Dr. Alejandro Bois, abogado del damnificado, en los alegatos.

“La conclusión que saco es que en estos juicios, cuando los roles no son bien cumplidos, la víctima queda desguarnecida. En general, el 90% de esas víctimas son pobres”, agregó Pimentel.

Para el abogado del damnificado, el fiscal actuó como juez y a favor del acusado.“Nos vamos a quedar con esto. De los tres jueces uno tuvo intención de acusar porque no fue por unanimidad el fallo. Así que iremos a casación a pedir que se investigue”, contó el hermano del joven asesinado.

El caso de Matías pone en evidencia la connivencia entre policías, jueces y fiscales. Pero además trae al debate público un tema que ha emergido tras la muerte del jugador de Banfield, Lautaro Bugatto: en Argentina, el uso de armas por parte de policías fuera de servicio y su alta incidencia en las muertes violentas.