marihuanaRosario Marina. Cosecha Roja-. En Uruguay, la gente fuma marihuana en los espacios públicos, a cualquier hora, cualquier día. Incluso haciendo el asado. Al caminar por las calles de Montevideo se siente el olor dulzón en el aire. A partir de esta ley, la venta y producción está legalizada. Pero los extranjeros no van a tener los mismos beneficios, no van a poder comprar en las farmacias. Porque para hacerlo, un argentino, por ejemplo, va a tener que estar registrado y eso solo corre para los uruguayos. La venta fuera de las farmacias seguirá siendo ilegal, y los autocultivadores y clubes de cannabis podrán producir sólo para consumo personal – o colectivo en el segundo caso-.

Desde 1974 –por el decreto ley 14.294 de la dictadura- en Uruguay el consumo de marihuana es legal. Pero no se podía comprar en farmacias. Antes de la ley que salió hace tres días, la venta y distribución era ilegal.

Para los argentinos que querían consumir y necesitaban comprar lo hacían así: pasaban unos chicos en moto, o se los encontraban en una plaza, le daban la plata, ellos iban a algún lugar desconocido, hacían la compra y después volvían al punto de encuentro y entregaban la mercancía. “El impuesto por la compra que ellos hacían era que se quedaban con algo de plata o algo de faso”, cuenta Patricia, que en 2011 visitó una pareja de amigos en Carmelo que tenía los contactos.

Antes de esta ley, en Uruguay se conseguía marihuana por la gente que plantaba. En muchos círculos sociales lo común era tener más de una planta. En general la gente de los sectores más vulnerables compraba de mala calidad o consumía pasta base.

Cuando Pía, periodista uruguaya, vio lo que se fumaba en Buenos Aires no lo podía creer. “Era un polvo horrible. Y por lo que me contaron la marihuana que se consigue allá es de muy mala calidad”.

Para los uruguayos que no fuman, el mecanismo que se va a implementar resulta gracioso. El video que se viralizó en las redes sociales así lo demuestra (http://www.youtube.com/watch?v=7h8ilPc5YQw).

En 2011, Marcela caminaba por Parque Rodó. Es argentina, y estaba de vacaciones en Uruguay. A la tarde, prendía un porro y disfrutaba el aire. Alrededor: verde, fuentes de agua, y familias enteras fumando. Le sorprendía. En Argentina esto era sólo “cosa de jóvenes”. Pero allá no, ni siquiera era tabú. Ni se molestó en comprar. Sabía que apenas se pusiera a hablar con un uruguayo y “pegara onda”, él se pondría a armar uno.

En la playa de Piriápolis a Fernando le pasó lo mismo. Cuando olió marihuana, se acercó a un grupo de “rastas”. Les pidió, le convidaron, y se quedó charlando. Nadie se escandalizaba ni hacía caras. A unos metros estaba la policía. “Los viejos caretas siempre existen, pero en general el resto de gente no cree que el que fuma marihuana sea delincuente”, le decían los uruguayos.

Julio Calzada, titular de la Secretaría General de Drogas de Uruguay, explicó cómo incidirá esta nueva ley en los turistas. Dijo que no habrá ningún mecanismo para facilitar el turismo cannábico porque no habrá lugares públicos de expendio.

“Las personas que quieran comprar cannabis tienen que demostrar residencia y estar en la base de datos del registro. Eventualmente podrán ser abastecidos por el mercado negro como lo es hasta ahora. Nosotros vamos a hacer los mayores esfuerzos para evitar que el mercado negro pueda seguir abasteciendo”, contó. “El expendio de sustancias seguramente comience a implementarse a partir del segundo semestre del año próximo”.