HostelLinkCosecha Roja.-

El llanto de Oriana se escuchaba en todo el hostel cordobés “Link”. El sábado a las 10 de la mañana un huésped llamó a la policía: una pareja de colombianos de 28 y 29 años había dejado a su bebé de dos meses sola en la habitación y “parecía muerta”. La trasladaron al Hospital de Urgencias pero falleció en el camino. Los padres quedaron detenidos acusados de “homicidio simple”. La fiscal de la oficina de Violencia Familiar, Betina Croppi, confirmó a Cosecha Roja que la causa está en sus manos. Los medios locales dijeron que los papás la asfixiaron para que dejara de llorar.

La pareja estaba alojada en un hostel en Jujuy al 267, en pleno centro de la ciudad de Córdoba. El viernes a la noche salieron y le pidieron al conserje que la cuidara. La policía dijo que dejaron a la bebé en manos de “alguien no especializado sin formación ni elementos para cuidar a una criatura”. Volvieron dos horas después pero, en vez de acudir al llanto de la niña, se quedaron en la puerta. El encargado dijo que los gritos de la bebé se escuchaban en todo el hostel y que les pidió por favor a los padres que fueran a verla, varias veces. Ellos finalmente accedieron y entraron al cuarto. Cuando salieron dijeron que parecía que estaba muerta.

La causa quedó en manos del fiscal José Mana que la caratuló primero como “abandono de persona” (el conserje contó que vio a la bebé “sucia y hambrienta”) pero luego como homicidio: Oriana estaba viva cuando los padres volvieron al hostel. Ambos quedaron detenidos y fueron trasladados al complejo carcelario de Bouwer.

El expediente pasó a la Fiscalía de Violencia Familiar esta mañana. Fuentes judiciales dijeron a Cosecha Roja que los detenidos todavía no fueron indagados. La muerte está caratulada como “dudosa” pero no había “signos visibles de violencia”. Se esperan los resultados de la autopsia judicial.

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En julio del año pasado, Mía (una niña de Quilmes) tenía un año y dos meses. El papá la agarró de los tobillos y le metió la cabeza en el lavarropas para que dejara de llorar. Antes, durante y después, golpeó a su mamá. Cuando la violencia es cotidiana, dicen los expertos, cualquier estímulo puede dispararla. El llanto de Mía desató la ira del padre y la beba terminó internada en el Garrahan. Lo mismo le pasó a Lulú: la pareja de la mamá no soportó los llantos y la golpeó. La nena de dos años murió en el hospital.