Por Redacción – Diario Milenio

El sargento Samuel Walker y el ex teniente Kevin Corley creían estar negociando con miembros de los Zetas en Texas, el sábado pasado. Sólo faltaban los detalles del plan:  los dos hombres –uno de ellos en actividad en el ejército norteamericano- serían sicarios de un cartel mexicano, matarían a los miembros de una banda rival y recuperarían cocaína robada a cambio de 50 mil dólares y drogas. Lo que no sabían es que  negociaban con agentes federales encubiertos: era una celada montada por el Departamento de Justicia, que presentó una denuncia federal. Los frustrados asesinos a sueldo fueron arrestados junto con otro hombre, Shavar Davis.

Otro sospechoso, Joreme Corley, primo de uno de los detenidos, murió en el hospital tras ser baleado durante los arrestos. De acuerdo con la denuncia federal, Kevin Corley le aseguró a los agentes encubiertos que podrían entrenar a 40 miembros del cártel en dos semanas, y que varios elementos de su unidad del ejército expresaron interés en ayudar. El ex teniente llegó a venderles a los agentes encubiertos fusiles de asalto AR-15 y varios chalecos antibalas por 10.000 dólares, de acuerdo con documentos de la corte. Sin embargo, oficiales del Fuerte Carson dijeron que el ejército no usa fusiles AR-15.

Kevin Corley también está acusado de vender armas para uso militar a los agentes, y de ofrecer entrenamiento para los miembros del cártel.

Walker cumplía funciones en el Fuerte Carson de Colorado. Kevin Corley también,  pero había sido dado de baja dos semanas antes. Ahora, los militares enfrentan cargos por drogas, armas y asociación ilícita. Nadie dice con precisión dónde están detenidos.

Otros cuatro sospechosos fueron arrestados en Texas y Carolina del Sur en relación con el caso. Los funcionarios dijeron desconocer las circunstancias por las que Corley fue dado de baja. El Mando de Recursos Humanos del Ejército se negó a dar detalles.

Foto: businessinsider.com