El Tiempo.-

“¡Balacera a la entrada de #GomezPalacio Boulevard Miguel Alemán!”.

“#Balacera #Torreón #now #Precaución cc. @BadNewsLaguna”.

Así se ven los ‘narcotuits’, trinos que analizó el más reciente estudio de Microsoft Research, encabezado por el mexicano Andrés Monroy-Hernández, quien habló para EL TIEMPO de este fenómeno de difusión de la ‘narcoguerra’ mexicana que, según cifras oficiales, cobró en el 2011 la vida de al menos 17.000 personas.

¿Qué son los ‘narcotuits’?

Son una gran cantidad de mensajes que testigos directos envían a través de las redes sociales, especialmente Twitter. Se reportan eventos violentos, según el lugar o el hecho se usan diferentes hash-tags (etiquetas), como #Mtyflow, #Veroflow, #MundoNarco o #Reynosaflow. Funcionan tal cual como un reporte del tránsito y son tan importantes que si no hubiera cifras oficiales de muertos o violencia, se podría tener una idea por los ‘narcotuits’ y los curadores.

Los curadores, ¿quiénes son?

Internautas que se dedican hasta 15 horas diarias, sin pago alguno, a enviar cientos de ‘narcotuits’ de emergencia y alerta en tiempo real. Tienen trabajos normales donde pueden estar revisando tuiters y recolectan trinos, y funcionan como ‘cazanoticias’. Alguna vez le pregunté a uno de ellos cuál era su rol y me contestó: “Somos otros corresponsales de guerra”.

¿Cómo se incuban los ‘narcotuits’?

Suceden como respuesta a los vacíos que la violencia dejó en el Gobierno y los medios locales: el primero no tiene interés en mantener a la gente informada en tiempo real; los segundos viven intimidados por los carteles de las drogas. Allí nace un ‘narcotuit’.

¿Cree que son una piedra en el zapato para algún bando?

Sí. Paradójicamente, el gobierno lo vio como problema, identificaron once cuentas de curadores que enviaban ‘narcotuits’ y los metieron a la cárcel con cargos de terrorismo.

¿Existe un tono para escribir un ‘narcotuit’?

Es precisamente lo que estamos averiguando ahora, lo llamamos el “análisis de sentimientos”. Es fascinante ver que la emoción positiva se explica porque la gente perdió la sensibilidad. Antes los leías y escribías con gran pánico y enojo, hoy es común verlos con humor y sarcasmo.

¿Qué fue primero en México, el crecimiento acelerado de Twitter o el de la violencia?

Son procesos paralelos. La violencia que la gente veía en las calles y no veía en la TV ni en los diarios. Estoy seguro de que se dispararon tres factores: el uso de redes sociales, el incremento de violencia y la falta de información y presencia del Gobierno. El resultado, los ‘narcotuits’.

Muchos ven a los medios digitales como sobrevalorados en la vida real, ¿es así?

Creo que es una de las partes de la ‘tecnología social’. Estoy convencido de que estos medios no permiten organizarte, sino darte visibilidad. En las revoluciones de África se enviaban muy pocos tuits desde el lugar de los hechos, pero las redes les ayudaron a darle vida en el mundo exterior. No hay que fiarse de las redes. Nos emocionamos con cosas que vemos en Twitter, por ejemplo, pero no representan la realidad.

¿Qué puede decir de las redes sociales y el conflicto en Colombia?

Me sorprende que no haya visto ‘ciberrepresentación’ de la violencia en Colombia. Uno ve los trending topics (tendencias) mundiales y ninguno viene sobre ese tema. Mi impresión no necesariamente es que haya paz, sino que la violencia llegó de nuevo a las áreas rurales, y allí cuesta difundir el conflicto a gran escala.

Otras vitrinas del terror

Quitapuercos, en Youtube, es un canal de video creado por el cartel de Sinaloa y usado por los medios como buscador de noticias. “Esto es lo que les pasa a todos mis enemigos”, anuncia un video en el que se muestran fotografías de capturados del cartel de Juárez. Por estas prácticas son conocidos como ‘narco- youtubers’.

En los foros anuncian asesinatos, envían amenazas y hasta conversan sobre distribución de droga. “YouTube se convirtió el chat de los carteles. ‘Ahí les dejamos un muerto’, decía uno de los comentarios, que resultó ser cierto”, dice Pedro Torres, subdirector editorial de El Diario de Juárez, la ciudad más peligrosa del mundo.

Eduardo Leal, director del diario Primera Hora, de Sinaloa, la ciudad que aloja a uno de los carteles más poderosos de México, afirma que los foros del lector también funcionan de vitrina para el terrorismo. Los narcos también han permeado espacios como Facebook, donde es común encontrar perfiles de criminales de rangos medios que exhiben fotos de fiestas ostentosas, voluptuosas mujeres, dinero y hasta armas. En Juárez existe una modalidad que sorprende, el reclutamiento a través de los clasificados en los periódicos, donde ofrecen supuestos ‘trabajos de mensajería’.

El Blog del Narco, Mundo Narco, Nuevo Laredo en Vivo y Al Rojo Vivo son ya clásicos exponentes en la violencia de carteles. En el 2011, los carteles tomaron represalias contra este tipo de sitios.
María Elizabeth Macías, editora de Primera Hora y moderadora de un blog en Nuevo Laredo, fue hallada desmembrada en un monumento público. Dos semanas atrás, ‘los Zetas’ habían asesinado a dos blogueros, cuyos cuerpos fueron colgados en un transitado puente de esa ciudad.

Blog del Narco, el más popular, publica contenidos sin censura, videos, fotos de asesinatos y torturas sin que al parecer favorezcan a ningún bando. Sin embargo, “algunos videos, fotografías y noticias no estarían al alcance de ciertos blogs si no existiera una relación directa entre ellos y los carteles”, denuncia Luis Gerardo Andrade, reportero de fuentes policiacas.

Eduardo Leal, director de Primera Hora, de Sinaloa, coincide y explica que “los blogs no se sustentan en información seria y es evidente su intención de infundir pánico y alimentar el morbo de la población”.

Censura de todos los bandos

Daniela Hernández, coordinadora de educación e investigación del Centro de Estudios de Comunicación Social (Cencos) de México, afirma que el propósito final de este tipo de dinámicas es “la alerta, más que el periodismo con protocolos”.

Según Cencos, Tamaulipas y Veracruz son los estados mexicanos que más presentan índices de violencia contra medios.
El fenómeno se ha incrementado desde el 2011, y actualmente se tiene registro de, al menos, cuatro casos de muertes vinculadas únicamente con el hecho de opinar o informar en redes sociales.

 

Imagen: El Tiempo