Luis Viale

El juicio por el incendio en el taller de la calle Luis Viale, en el que murieron cinco chicos y una mujer embarazada en 2006, se reanudará mañana. Ayer, a pedido del Tribunal Oral Nº5, se realizó una inspección ocular en el lugar y asistieron familiares de las víctimas, los jueces, el fiscal y agentes de la Policía Federal. Después de diez años, las marcas quedaron en las paredes. “Estaba todo destruido por el fuego. La querella sólo pudo ver el lugar donde estaban las máquinas”, dijo a Cosecha Roja Juan Vásquez de Simbiosis Cultural.

El juicio contra los capataces Juan Manuel Correa y Luis Sillerico Condori empezó el 18 de abril. En la audiencia de mañana (que comienza a las 8.45), declarará Sara Gómez, la mamá de Harry, un niño de 3 años que murió aquel 30 de marzo. Ella trabajaba en el taller de Caballito con su marido Luis Fernando. Todos los días, sus hijos jugaban a la espera de que sus padres terminaran la jornada laboral. El día del incendio sólo pudo escapar de las llamas con su hijo Kevin.

Además de Sara, todavía falta que declaren 20 testigos más. El fiscal Norberto Baldanza pidió que se amplíe la imputación a los acusados a “reducción de la servidumbre” y los jueces aceptaron. “Si los condenaran sólo por ‘estrago culposo’ quedarían libres porque la causa ya prescribió”, dijo a Cosecha Roja la abogada Miriam Carsen. Juan Vásquez agregó: “Si la sentencia queda firme podrían ser hasta 15 años de prisión”.

Los integrantes de la Campaña Justicia Por las Víctimas del Taller Textil de Viale aseguran que los dueños de la marca, Fischberg y Geiler, están involucrados activamente en el caso. ”Se preocuparon por el desarrollo del juicio desde el primer día”, contó a Cosecha Roja Jerónimo Montero, uno de los miembros. Los capataces dejaron de tener una defensa única y Correa cambió de abogado: contrató a Marcelo Biondi, el mismo que defendió a Jorge Mangeri en el juicio por el femicidio de Ángeles Rawson. “No entendemos cómo puede pagar a un abogado que es tan caro”, dijo Vásquez.

La querella tuvo avances importantes durante la primera audiencia. Varios de los vecinos dieron fe de que Fischberg y Geiler se acercaban al taller en calidad de “patrones”. Uno de los testigos de la defensa intentó defender a uno de los acusados y se contradijo más de cinco veces en la declaración. Los jueces Adrián Pérez Lance y Rafael Alejandro Oliden lo consideraron “falso testimonio”. Carsen adelantó: “El 23 de mayo los acusados harán una ampliación en sus declaraciones y se espera conocer la sentencia para mediados de junio”.

De lo que fue el taller poco quedó. La única prueba contundente que tuvieron durante la inspección ocular fueron las máquinas: estaban en el mismo lugar. Según el portal Fiscales, el resto de la casa estaba ocupada por cables, basura y retazos de tela. Se cree que 67 personas vivían hacinadas allí. Compartían un solo baño sin agua caliente y trabajaban más de 15 horas. Había un entrepiso de madera donde estaban las habitaciones separadas por cartones y telas, y dormían en colchones tirados sobre el piso. El tendido eléctrico era precario y alcanzaba para los televisores y tres ventiladores.

El 30 de marzo el foco del incendio comenzó con un cable que se calentó hasta prender fuego el entrepiso, pero los extintores no funcionaban. Las víctimas fueron Harry Rodríguez de 3 años (el hijo de Luis), Rodrigo Quispe Carabajal y Luis Quispe de 4, Elías Carabajal Quispe de 10, Wilfredo Quispe Mendoza de 15 y Juana Vilca, la chica embarazada.