Cosecha Roja.-

Al principio parecía un crimen: se especuló con el accionar de redes de tratas de personas y secuestradores. Se dijo que Luján y Yanina iban a almorzar con el padre de una de ellas y que alguien las había interceptado en el camino.

En una ciudad que tiene varias mujeres desaparecidas y víctimas de la violencia  de género, no era una hipótesis descabellada. El padre de Luján culpó al novio de su hija: dijo que era un chico con malos antecedentes. Incluso apedrearon su casa.

Con el correr de las horas, la sospecha de que se había tratado de un suicidio cobró fuerza. Entonces, la cobertura cambió. Los amigos de las chicas comenzaron a hablar de los problemas que cada una tenía. Uno de ellos mostró los chats en los que Yanina le decía, el día anterior, que quería suicidarse. El novio de Luján hizo públicos los mensajes de texto y contó en los medios la pelea que la chica había tenido el día anterior con sus padres.

Cuando principal hipótesis de la muerte de las chicas dejó de ser la de un crimen, ¿cómo tendría que haber seguido la cobertura? ¿Hasta qué punto era lícito seguir contando detalles?

El debate se instaló incluso en la redacción de Cosecha Roja. Para algunos, como todavía se trataba de discernir si era un crimen o un suicidio, era necesario seguir buscando información. Para otros, ya estaba claro que la muerte de las chicas había sido voluntaria, y la cobertura no tenía que continuar.

En ambos casos, no se trataba de revelar o ocultar información -en Internet las primicias duran lo que un suspiro-, sino de una posición frente a lo que estaba circulando en las redes.

Hay varios materiales sobre el tema. Por lo general, se dice que el suicidio genera imitaciones, y que lo mejor es no darle trascendencia.  En el consultorio ético de Javier Dario Restrepo el tema del suicidio es un tema de debate recurrente. En uno de esos debates se cita el manual de estilo del diario La Nación de Argentina:  “No se han de ocultar las noticias sobre suicidios, pero se evitará la difusión de detalles macabros, en la medida en que no sean necesarios para que la información tenga sentido, esté bien calibrada y quede completa”, dice. Sin embargo diario decidió llevar el tema en su portada, no ahorrando ningún tipo de detalles.

La Autoridad Federal de Servicios de Comunicación Audiovisual de Argentina generó un estudio y dio una serie de recomendaciones sobre como cubrir suicidios.

¿Aplican estas recomendaciones para este caso? ¿Cuando termina la cobertura y comienza el morbo?

El debate está abierto.