Primero fueron los Encuentros Nacionales de Mujeres. En 2015, y bajo la consigna #NiUnaMenos, las mujeres salieron a las calles y ocuparon las principales plazas del país para pedir #VivasNosQueremos, para protestar contra la violencia machista, para exigir la liberación de las presas por aborto. En 2016, luego del femicidio de Lucía Pérez, un paro el 19 de octubre mostró la importancia de la participación femenina en la economía: las tareas del hogar que hacen las mujeres no se pagan ni son reconocidas como trabajo. Ahora, la convocatoria es para el 8 de marzo: las mujeres del mundo volverán a ocupar las calles con la consigna #NosotrasParamos.

El colectivo #NiUnaMenos -que convoca al paro junto con otras 30 organizaciones- denuncia:

“Que el capital explota nuestras economías informales, precarias e intermitentes.

Que los Estados nacionales y el mercado nos explotan cuando nos endeudan.

Que los Estados criminalizan nuestros movimientos migratorios.

Que cobramos menos que los varones y que la brecha salarial llega, en promedio, al 27%.

Que no se reconoce que las tareas domésticas y de cuidado son trabajo que no se remunera y suma tres horas a nuestras jornadas laborales.

Que estas violencias económicas aumentan nuestra vulnerabilidad frente a la violencia machista, cuyo extremo más aberrante son los femicidios.

Paramos para reclamar el derecho al aborto libre y para que no se obligue a ninguna niña a la maternidad.

Paramos para hacer visible que mientras las tareas de cuidado no sean una responsabilidad de toda la sociedad nos vemos obligadas a reproducir la explotación clasista y colonial entre mujeres. Para salir a trabajar dependemos de otras mujeres. Para migrar dependemos de otras mujeres.

Paramos para valorizar el trabajo invisibilizado que hacemos, que construye red, apoyo y estrategias vitales en contextos difíciles y de crisis.

Paramos porque nos faltan las víctimas de femicidio, voces que se apagan violentamente al ritmo escalofriante de una por día sólo en la Argentina.

Nos faltan las lesbianas y travestis asesinadas por crímenes de odio.

Nos faltan las presas políticas, las perseguidas, las asesinadas en nuestro territorio latinoamericano por defender la tierra y sus recursos.

Nos faltan las mujeres encarceladas por delitos menores que criminalizan formas de supervivencia, mientras los crímenes de las corporaciones y el narcotráfico quedan impunes porque benefician al capital.

Nos faltan las muertas y las presas por abortos inseguros. Nos faltan las desaparecidas”.