El Tiempo.-
En el popular barrio Antioquia, de Medellín, la gente cuenta que Jorge Mario Pérez Marín, ‘Morro’, el temido sicario que fue asesinado en una casa-finca de Envigado junto con otras ocho personas el 31 de diciembre, de vez en cuando se aparecía con un camión lleno de tenis, para repartirlos entre los muchachos. Ese era su gancho para atraerlos después a su escuela de sicarios, de donde salía la ‘carne de cañón’ de la guerra de ‘combos’ en esa capital.
Su método no era nuevo. Desde los tiempos de Pablo Escobar así reclutaban y siguen reclutando para las bandas los ‘Priscos’ y la ‘Terraza’, de la que ‘Morro’ se convirtió en uno de los asesinos más temidos en tiempos del capo y exjefe paramilitar Diego Fernando Murillo, ‘Don Berna’.
Las autoridades, que ahora investigan la guerra de capos emergentes de la ‘Oficina de Envigado’ que está detrás de la matanza, reconstruyeron la ruta de esa escuela criminal.
Si bien el entrenamiento era en las empinadas calles de las comunas de Medellín, ‘Morro’ tenía en el municipio de Copacabana una suerte de “centro de graduación”.
“Enseñaba a disparar, a mantener el equilibrio en la motos y a rematar a los que se salvaban a último minuto”, dice un documento de la Fiscalía sobre el prontuario de Pérez Marín, quien se desmovilizó del bloque ‘Cacique Nutibara’ de las Auc en noviembre del 2004 y siguió en el delito.
Este hombre, de 40 años, llevaba casi cuatro de ‘cuarto de hora en la mafia’, gracias a la desaparición de los que estaban sobre él en la pirámide de la ‘Oficina de Envigado’ y a su reconocida sangre fría.
Esa facilidad para matar fue clave para uno de sus crímenes más sonados. Él fue quien le disparó el 28 de julio del 2008 a Héctor Edilson Duque Ceballos, ‘Monoteto’, otro sicario que había recogido los negocios de su primo, el jefe paramilitar ‘Macaco’.
El asesinato fue cometido en un centro comercial de Buenos Aires (Argentina) y fue el primer campanazo de que la guerra de narcos colombianos llegaba hasta el Cono Sur. Según las autoridades, Daniel el ‘Loco’ Barrera contrató a ‘Morro’ para cobrarse la pérdida de un cargamento de cocaína.
Para la Policía está claro que la lucha por el poder en la tenebrosa ‘Oficina de Envigado’ está detrás de la matanza en Envigado. Lo que aún no es claro es quién dio la orden. Alias ‘Pichi’, uno de los señalados, se comunicó con EL TIEMPO para negar esa versión y señaló a gente de ‘Sebastián’, el ‘duro’ de la banda que está preso en Cómbita.
Mientras avanza la investigación de lo que fue esa sangrienta cumbre de narcos, las autoridades investigan por qué en la finca había dos chaquetas y dos gorras verdes con logos de la Policía. Entre arbustos había un carné y dos chalecos.
Las autoridades creen que estas chaquetas hacían parte de un plan B de los responsables de la masacre. “Si no lograban cometer el crimen en medio de la celebración, habrían usado las prendas para simular una operación”, señala una fuente cercana a la investigación.
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