Police officers clash with demonstrators outside the Municipal Chamber during the teacher's strike in Rio de JaneiroEdu Sotos. Diario de León-. Profesores, anarquistas, policías, barricadas y mucho gas lacrimógeno. La noche del martes en el centro de Rio de Janeiro fue una de las más agitadas que se recuerdan desde que, en el pasado mes de junio, se iniciaron las protestas que consiguieron sacar a la calle a cientos de miles de brasileños.

Esta vez, la causa de la batalla campal, vivida entre manifestantes y agentes del batallón de choque de la Policía Militar, fue la aprobación en la cámara municipal de un plan de reajustes salariales que decidió el futuro de los 108.000 trabajadores del sector educativo en la ciudad.

“No nos escuchan y además nos corren a palos si se nos ocurre protestar”, dice el profesor Juliano Barreto mientas sujeta su maltrecho teléfono móvil y se pone a resguardo de los gases lacrimógenos. Al igual que muchos de sus compañeros no había dudado en registrar en vídeo algunos de los abusos cometidos por los agentes de la policía militar hasta que, en una de las cargas efectuadas por los agentes, su teléfono móvil fue alcanzado por un porrazo. “Es evidente que no quieren que divulguemos la represión”, aseguraba el docente quien no piensa abandonar la protesta hasta conseguir paralizar el proyecto.

En huelga desde hace 46 días, los profesores habían intentado sin éxito detener un plan, que entre otras cosas fijará los nuevos salarios, y que consideran completamente insuficiente para sus reivindicaciones, además de no haber sido consultados para su elaboración. En este punto, hay que tener en cuenta que la educación, junto con la salud y los transportes, fueron una de las principales demandas de los indignados en el pasado mes de junio.

El plan ideado por el ayuntamiento de la ciudad suponía una mejora del 8% de los salarios de los profesores de primaria, algo considerado insuficiente por los sindicatos que señalan que esa mejora solo podría aplicarse a un 10% del profesorado. “Para tener un país del primer mundo es imprescindible una educación de primer mundo. El autoritarismo y el negarse a negociar avalan que ellos apuestan por un modelo social tercermundista” declaraba Gesa Correa, coordinadora general del Sindicato Estatal de Profesionales de la Educación (SEPE).

A última hora de la tarde, y a pesar de que la votación estuvo a punto de ser cancelada por peligrar la integridad de los concejales, el proyecto fue aprobado en la cámara por 36 votos a favor y 3 en contra. Los millares de manifestantes, unos 4.000 según la Policía Militar, que a lo largo de la tarde se dieron cita en apoyo a los profesores, poco pudieron hacer y la situación fue degenerando en conflicto abierto con la llegada de la noche.

Finalmente, algunas acciones violentas de los grupos anarquistas “Black Blocks” sirvieron de pretexto a la Policía Militar para desalojar las inmediaciones de la Cámara Municipal utilizando la fuerza. El balance de la jornada fue de 17 detenidos y al menos 20 heridos, uno de ellos un anciano de 97 años.