Miguel ragone

El 11 de marzo de 1976, el ex gobernador Miguel Ragone subió a su peugeot 504. Iba hacia la Clínica Azul, donde trabajaba como médico neurólogo. A la altura de la calle Del Milagro y Apolinario Saravia, en la ciudad de Salta, dos autos verdes lo interceptaron y lo obligaron a bajar. Santiago Aredes, un almacenero de la zona vio el operativo:

– ¡Qué le hacen al doctor! – gritó.

Margarita de Leal, una mujer que había salido a barrer la vereda, escuchó dos disparos y vio cómo Aredes se desplomaba en la puerta del almacén. El hombre nunca volvió a levantarse. Margarita recibió el tercer disparo en el vientre. Se salvó porque otro vecino la atendió de urgencia, mientras los autos aceleraban. En la calle quedó uno de los zapatos de Miguel Ragone y un charco de sangre. A 40 años del secuestro, su cuerpo todavía sigue desaparecido.

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Durante el surgimiento del peronismo, Ragone estudiaba medicina en la Universidad de Buenos Aires. y militaba en el centro de estudiantes. En la Facultad, conoció al profesor de neurología Ramón Carrillo que lo tomó como su discípulo. Carrillo fue nombrado ministro de Salud Pública en 1946 y llevó a Ragone como secretario privado. Desde el ministerio desarrollaron una concepción social de la medicina, redujeron a la mitad la mortalidad infantil, erradicaron el paludismo y crearon la primera fábrica de medicamentos del país. En 1952, Ragone volvió a Salta para crear el primer hospital neuropsiquiátrico que hoy lleva su nombre.

La autodenominada Revolución Libertadora cambió el panorama político de la Argentina y persiguió a los militantes peronistas. El médico fue cesanteado en 1955 y al siguiente lo detuvieron. Estuvo preso durante siete meses, cuando recuperó la libertad volvió a la militancia de la resistencia peronista, Ragone fue un miembro destacado de las reuniones en el Club Libertad y a mediados de la década del sesenta, acompañó la creación clandestina del Partido Justicialista en Salta. Allí fue uno de los líderes de la organización interna Lista Verde. “Ragone era un hombre amable, austero. Destacaba su hombría de bien: era muy querido por la gente”, dijo a Cosecha Roja Gregorio Caro Figueroa, su primer secretario privado.

Durante las elecciones del 11 marzo de 1973, que llevaron a Héctor Cámpora a la presidencia de la Nación, Ragone fue elegido gobernador con el récord histórico de votos obtenidos por un candidato en la provincia. La campaña se había centrado en un planteo de inclusión social y desarrollo económico de Salta que no dejara afuera a los más desfavorecidos. Los primeros meses de gobierno, llevó adelante una serie de medidas que continúan en la memoria de la provincia. Se entrevistó con los caciques de las comunidades originarias y desarrolló un plan para entregarles la propiedad de terrenos fiscales. Recibió los detenidos políticos salteños, liberados por la amnistía de Cámpora, y los llevó de vuelta a la provincia en el avión del gobierno. Nombró como Jefe de Policía a uno de los líderes de la resistencia, Rubén Fortuny, que desmanteló el aparato represivo de la dictadura saliente, vendió las armas largas, pintó los carros de asalto de naranja, usó los perros de policía en shows para chicos y propuso donar el Edificio Central de la Policía a la Universidad Nacional de Salta. Entre las torretas, los muros y calabozos de la fortaleza de General Güemes al 750, se iba a construir el mayor centro cultural del norte argentino.

Pronto, las medidas llamaron la atención. En un panorama nacional dominado por la masacre de Ezeiza y la creciente persecución del ala de izquierda del movimiento peronista, los días del gobernador estaban contados. Un sector del sindicalismo conservador acusó al gobierno de mantener vínculos con las organizaciones armadas. El bloque de su propio partido se dividió en la legislatura provincial y algunos funcionarios como el ministro de Economía y el Fiscal General renunciaron de “modo indeclinable”.

En medio de la crisis política, Rubén Fortuny fue asesinado en plena vía pública: un disparo certero al corazón en la plaza central de Salta, a 20 metros de la catedral. Dos días antes había presentado la renuncia como jefe de Policía.

La muerte de su compañero debió haber advertido a Ragone sobre lo que vendría. La CGT regional declaró una huelga ininterrumpida hasta “el alejamiento de su gobierno” y dijo públicamente que el gobernador estaba asociado al sindicalismo combativo. El resto de las provincias cercanas a la izquierda fueron intervenidas por el gobierno nacional desde febrero de 1974: Ricardo Obregón Cano en Córdoba, Alberto Martínez Vaca en Mendoza y Jorge Cepernic en Santa Cruz. El decreto de Estela Martínez de Perón que deponía a los tres poderes en la provincia de Salta llegó el 24 de noviembre de 1974.

En ese momento se desató una verdadera cacería de brujas en la provincia. Varios funcionarios del gobierno saliente fueron detenidos -entre ellos algunos que tenían fueros- torturados y desaparecidos (como Guillermo Álzaga, sindicalista y Director de Trabajo del ragonismo). En la Universidad Nacional de Salta las cesantías fueron masivas.

Ragone, después de los 18 meses que duró su gobierno, volvió a abrir su consultorio. En las memorias de uno de los colaboradores, Jesús Pérez, se reproduce el siguiente diálogo:

– ¿No has pensado en irte de Salta por un tiempo? Se hacen tantos congresos médicos que podrías engancharte en dos o tres seguidos.

– ¿Y dejar a mis enfermos?

– En tu clínica hay otros médicos, no van a quedar abandonados ¡Mirá que la cosa está muy fulera!

– Se ve que no sos médico. No es que yo quiera dármelas de héroe, tampoco de mártir pero la voy a pelear como sea. Yo de aquí no me muevo Qué sea lo que Dios quiera.

– Me temo, Miguel, que aquí hay que elegir entre el destierro y el entierro.

Nunca encontrar el cuerpo de Miguel Ragone. Su auto apareció al costado de la ruta en la localidad de Cerrillos, a 15 kilómetros de Salta. Es el único camino a un ojo de agua, el Dique Cabra Corral, donde muchos creen que continúa el ex-gobernador.

Recién en 2011, el Tribunal Oral Federal de Salta dictó la primera sentencia contra los secuestradores. Recibieron prisión perpetua el coronel Carlos Alberto Mulhall (jefe de la guarnición del ejército de Salta), el teniente Miguel Gentil (jefe de la policía local) y el comisario Joaquín Guil (jefe de seguridad de la policía). Esta mañana, la municipalidad de Cerrillos realizó un homenaje a su figura en el lugar donde encontraron su peugeot en 1976.

Foto: Hemeroteca de la Biblioteca Provincial de Salta Dr. Victorino La Plaza