Agustina tiene 12 años. El 1 de enero a las dos de la tarde salió a la vereda. Tres casas más allá, Daniel Ramírez, un vecino del barrio Padre Aníbal, la llamó. Le preguntó si quería bañarse un rato a la pileta. La nena le dijo que sí. Unas horas más tarde, a esa misma casa llegó otra vecina a visitar y a tomar unos mates. Ramírez la hizo entrar. Ella notó todo muy revuelto y fue directo a la puerta del baño. Ahí, en el piso, desmayada, estaba Agustina. El short de jean manchado de sangre, la remera subida hasta el cuello. La mujer corrió y gritó. Luciana y Walter M., los padres de la nena, fueron a buscarla. En la casa ya no estaban ni Ramírez, ni la esposa, ni sus tres sobrinos.

“El lunes 2 de enero, por la mañana, llegó una señora con su hijita menor de edad. Llegó por la guardia de sala de partos. La niñita había recibido una golpiza”, dijo a Cosecha Roja Daniel Amado, médico neonatólogo y subdirector médico del Instituto de Maternidad Nuestra Señora de las Mercedes de San Miguel de Tucumán. “Ella la trajo porque un vecino de la calle en la que vive, la llevó a su casa amistosamente. Allí le dieron de tomar algo con alcohol a la chiquita, la emborracharon y le pegaron. La mamá la trajo por la agresión física, no por abuso sexual ni por embarazo sino por los golpes que recibió la chiquita”.

Agustina tenía golpes en el rostro y muy inflamada la boca. Los médicos la revisaron y decidieron dejarla internada. “Se evaluó que no hubiera lesiones en las vísceras ni hemorragias internas. También si el embarazo se había alterado. Se le aplicaron analgésicos y antiinflamatorios y la niña quedó internada por el caso psicosocial que rodea a la situación La madre llegó diciendo que la chiquita tenía un embarazo de nueve semanas. Ya tenía el diagnóstico por eso la trajo a este hospital que es una maternidad y no la llevó a uno pediátrico”, contó Amado.

Sebastián Serrano, el abogado de Walter y Luciana M., dijo a Cosecha Roja: “Agustina tenía marcas en los brazos como si hubiera sido inyectada. La nena fue violada por Ramírez y los tres sobrinos de su mujer. Tenía mordidas en el rostro y en los pechos. Fue cruelmente abusada. Tenía marcas en la cabeza como si la hubieran sujetado con fuerza”. Explicó que la Fiscalía a cargo ordenó detener a los supuestos abusadores: “Los agarraron pero a las pocas horas los largaron. La Fiscalía no hizo nada”. Las pericias fueron tomadas por la policía y todavía no se conocen los resultados. Ayer los vecinos de Padre Aníbal quemaron la casa de los Ramírez como venganza por Agustina.

Embarazo y dudas. Mientras el abogado sostiene que la mamá de Agustina no sabía del embarazo, el médico de Nuestra Señora de las Mercedes dije lo contrario. “La madre ya sabía que la nena estaba embarazada. No fue en este hecho. No sabemos bajo qué términos fue. Si fue violencia u otra situación. Hoy la chica está clínicamente bien y su embarazo también. Está psicológicamente alterada, emocionalmente muy lábil. Es una chiquita de 12 años que debería estar jugando en su casa y la tenemos internada en un hospital hablando con psicólogos con asistentes sociales, con la gente del Ministerio de Desarrollo Social, la gente de la Fiscalía. Un conjunto de personas extrañas a una chica de 12 años. Esto seguirá su curso en Tribunales donde dirán qué fue lo que pasó y qué es lo que va a pasar con ella”.

Para Amado, Agustina está en condiciones clínicas de salir de la clínica “pero tenemos que estar seguros de que va a ir a un lugar donde esté contenida y protegida, tanto ella como su embarazo. La Fiscalía y Desarrollo Social deben decirnos cuándo va a irse y a dónde va a ir”.

Agustina vive a 35 cuadras de la plaza principal de Tucumán sin embargo se trata de una zona periférica y vulnerable. La madre tiene antecedentes: dos chicos que debió entregar a la Justicia y que están en hogares y otra hija de 14 años que vive con ella y también está embarazada.