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Hoy se cumple el octavo aniversario de Masacre de Pompeya, el hecho en el que murieron tres personas y por el que Fernando Carrera, un comerciante con tres hijos sin antecedentes fue condenado 30 años de prisión, y luego liberado cuando se comprobó que se trataba de una causa armada por la policía para encubrir su mal accionar.

Hoy las 3:30 de la madrugada, Fernando y su familia  se despertaron con una explosión. Había fuego en la puerta de la casa: alguien había tirado una molotov. Llamaron al 911, pero no le dieron importancia. Consiguieron el teléfono de la comisaría de San Miguel, el barrio en el que viven. Fue un patrullero, pero no le dieron importancia a pesar de que les explicaron quienes eran. En el portón alguien había escrito “contale a Garré, puto”, y dibujaron un ataúd con una cruz.