al-revesCosecha Roja.-

“Mañana vas a ir a matar al vecino. Si no, te mato yo a vos y después mato a esta conchudita”. El policía Gastón Márquez amenazó a su mujer Beatriz López y a su hija de 49 días. Hacía trece meses que las ventanas de las casa de Ingeniero Budge estaban tapiadas y que él no la dejaba trabajar de repostera. Cuando salía, la esposaba y cuando volvía la violaba con la tonfa -bastón policial-. Ese día fue el último: ella le sacó el arma reglamentaria y lo mató de un disparo en la sien. Estuvo un año presa en la cárcel de Magdalena y otro con domiciliaria en lo de los padres. Hoy la justicia la absolvió.

Cuando escuchó las palabras de los jueces Beatriz se descompensó y tuvieron que atenderla. “Es importante que reconozca que la violencia de género es permanente, está presente todos los días y hay varios delitos: amenazas, lesiones, privación ilegítima de la libertad”, dijo a Cosecha Roja su defensora, María Raquel Hermida Leyenda. Lo que para la abogada era “legítima defensa”, para el fiscal Hugo Carrión era un atenuante del “homicidio calificado por el vínculo” por el que había pedido 10 años y 8 meses de prisión.

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La mamá de Gastón y Beatriz eran amigas del barrio. Así se conocieron pero durante dos años ella le dijo que no quería saber nada con él. Al tercer año se mudaron juntos a un dos ambientes en Montiel y Ginebra, en Budge. La casa tenía baño adentro pero la pileta para lavar los platos quedaba afuera. Los vecinos veían a Gastón salir a fregar. “Se mostraba como el buen marido, pero en realidad lavaba él porque la tenía encerrada”, dijo Hermida Leyenda.

Durante los 13 meses de relación Beatriz no pudo trabajar ni comunicarse. Dejó hacer tortas y él hacía changas en el rubro de la construcción hasta que entró en la Policía Federal. Cuando se iba dejaba todo cerrado, el celular sin crédito, las ventanas tapiadas y a ella esposada a la cama. Cuando volvía la violaba. En 2011 quedó embarazada y el control aumentó: antes de irse le ponía una esposa en la mano y otra en la pierna. Así se gestó la hija que nació a finales de septiembre con una parálisis total en el brazo derecho.

“Yo sueño con una masacre”, solía repetir Gastón. El viernes 16 de noviembre de 2012, Beatriz le disparó. Llamó al 911, a la ambulancia y esperó. Estuvo 10 meses presa en el complejo de Magdalena, después la trasladaron a la casa de sus padres con prisión preventiva.

El Tribunal Oral en lo Criminal 6 de Lomas de Zamora que la absolvió está integrado por Claudio Fernández, María Laura Altamiranda y Gabriel Vandenberg. El miércoles que viene a las 10 de la mañana se conocerán los fundamentos. La abogada contó que según el informe de la Asesoría Pericial de Lomas de Zamora, Beatriz no pudo comprender la diferencia entre lícito o ilícito ni la criminalidad del acto: “Estaba automatizada, tuvo un trastorno mental transitorio completo”, explicó.

Ilustración: Kitsch