Carlos Martínez. El Faro.-

En medio del proceso de tregua entre las pandillas MS-13 y Barrio 18, los internos del penal La Esperanza prometieron detener las extorsiones que surgen de ese centro penitenciario y ser la puerta de entrada para dialogar con las cárceles en las que ejerce influencia La Raza. A cambio, se les ha ofrecido una lista de mejoras en sus condiciones de vida.

Mariona fue el más reciente escenario de la liturgia de pacificación de la población reclusa en El Salvador que se viene desarrollando los últimos meses: internos de tres de los cinco sectores de esa cárcel se aglutinaron en el patio más amplio del recinto para participar de una masiva eucaristía presidida por el obispo castrense Fabio Colindres.

Luego del acto religioso, que fue acompañado por un coro de internos, el vocero general del penal, Carlos Serrano, leyó un mensaje consensuado entre los representantes de los asistentes. En el comunicado saludaban los esfuerzos por reducir homicidios de parte de las pandillas MS-13 y Barrio 18 y como muestra de su deseo de incorporarse al proceso de combate a la violencia en el país se comprometían a hacer “lo que esté en su mano” para detener las extorsiones telefónicas que según las autoridades se llevan a cabo desde ese centro penitenciario.

Al finalizar el evento, el exdiputado Raúl Mijango, quien dice ser representante de la sociedad civil ante las pandillas y actuó como negociador de la tregua entre estas, se dirigió a los internos para agradecerles su gesto de buena voluntad y para exhortarlos a seguir manteniendo una buena conducta.

El acto fue clausurado por un cuarteto de hiphoperos, pandilleros del Barrio 18. Se hacen llamar Gangster Fury y han escrito una docena de canciones que esperan poder convertir próximamente en un disco. Los cuatro son prisioneros del penal de Izalco, pero ya estuvieron presentes en una celebración similar celebrada días atrás en el penal de Quezaltepeque, ocupado por la facción Revolucionarios, del Barrio 18. Desde la masacre de Mariona en 2004, la pandilla 18 mantiene una añeja enemistad con La Raza, la organización que desde mediados de los años 90 controla Mariona, por lo que la sola presencia de los cuatro jóvenes pandilleros en los patios del penal implicaba ya un gesto de paz y autocontrol de parte de los internos.

Varios prisioneros asistentes al acto, incluidos algunos miembros de La Raza, aseguraron a El Faro que las conversaciones que los internos sostuvieron con Colindres y Mijango fueron posibles gracias al respaldo de esta banda penitenciaria.

Aunque oficialmente la señal de buena voluntad de los internos se realiza sin pedir nada a cambio, fuentes con las que este periódico ha tenido contacto desde hace varios meses debido a las investigaciones que realiza dentro de las prisiones aseguraron que previo a este evento estaban ya acordadas una serie de medidas a favor de los reclusos, fruto de las conversaciones con Colindres y Mijango: a partir del 1 de junio las autoridades penitenciarias han accedido a entregar al menos un televisor por sector para reemplazar los viejos y pequeños monitores que existen en la actualidad; se permitirá la visita de menores de edad; se prolongarán las horas de visita familiar; la visita íntima tendrá lugar cada 15 días y no cada 30, como ocurre actualmente; se autorizará la visita íntima nocturna, que permite a las visitantes pasar la noche con el interno; se ampliará la cantidad de dinero que los internos pueden recibir de sus familiares de 35 a 50 dólares mensuales; y se autorizará el ingreso de comida extra. Algunas fuentes aseguraron también que en las conversaciones se habló de la posibilidad de trasladar a Mariona a algunos miembros de La Raza recluidos actualmente en el penal de máxima seguridad de Zacatecoluca.

Desde que los militares dejaron de ser los encargados de efectuar los registros, Mariona ha relajado sus controles de ingreso. Hace dos meses el visitante era objeto de tres registros manuales y con detectores de metal antes de poder entrar al recinto y luego nuevamente antes de poder salir. En la actualidad los custodios realizan solo uno. Uno de los oficiales de seguridad del penal explicó que se mantienen los tres puestos de revisión, solo que el primero es solo para identificarse, y el tercero es es solo para los internos y los proveedores de productos.

Posteriormente, durante un evento en el que Colindres y Mijango se reunieron con los representantes de los tres sectores y con algunos líderes de La Raza, el obispo castrense les hizo ver que “cuando hay gestos de buena voluntad también las autoridades están sumamente interesadas en aportar”.

Los únicos que no estuvieron presentes en el evento fueron los reos del sector 4, considerado de aislamiento, y del sector 5, donde se agolpan cerca de 600 prisioneros provenientes de las cárceles de Apanteos, Usulután y San Vicente, que según las autoridades penitenciarias pertenecen a la organización archienemiga de La Raza: Los Trasladados, también conocidos como los MD. Aunque la rivalidad con la banda fuerte de Mariona los dejó fuera del evento y de las negociaciones con Colindres y Mijango, en las que la Asociación de Exinternos Penitenciarios (ASPIES) actúa como representante de los reos, los internos del sector 5 también recibirán las mejoras en las condiciones de visita y encierro.

El Penal “La Esperanza”, conocido como Mariona, alberga a más de 5 mil 300 internos, pese a haber sido diseñado para 800. Bajo esas condiciones, los servicios más básicos como el agua o el acceso a la clínica de la prisión se han convertido en verdaderos lujos. Los prisioneros son forzados a dormir en celdas atestadas que no reúnen las mínimas condiciones de seguridad e higiene.

Foto: Política Stereo El Salvador.