Era la guerra.

Los grupos económicos de Monterrey y Guadalajara ya estaban enemistados con el presidente Luis Echeverría Álvarez, debido al discurso nacionalista de éste, a la buena relación que tenía con Fidel Castro, y a que había emprendido programas sociales que ellos veían como protocomunistas. Tras los crímenes de Garza Sada y Aranguren Castiello, arreció la disputa entre los empresarios y el régimen. Algunos líderes patronales de Monterrey desconfiaban del gobierno, incluso, al grado de sospechar que el presidente Echeverría había ordenado los asesinatos de ambos empresarios y trataba de encubrirlos haciéndolos pasar como una acción de la guerrilla.

La tensión aumentó y la DFS recibió la orden de encontrar de inmediato a los autores materiales e intelectuales de ambos asesinatos para contener los reclamos empresariales y proteger así al titular del poder ejecutivo. La cacería de los guerrilleros se desató en invierno y no se prolongó demasiado: en los primeros días de febrero de 1974 aparecieron muertos los dos dirigentes nacionales de la Liga Comunista 23 de Septiembre que habían planeado los secuestros de los empresarios. La geografía de los hallazgos no fue casual: el cadáver de José Ignacio Olivares Torres fue arrojado en el cruce de las calles Altos Hornos y Metalúrgica, de Guadalajara… muy cerca de la casa de la familia del empresario Aranguren. El cuerpo el del otro dirigente guerrillero, Salvador Corral García, apareció en un lote baldío de la colonia Fuentes del Valle, de San Pedro Garza García, Nuevo León, el municipio donde residían los deudos del empresario Garza Sada.

Ambos guerrilleros tenían señales de haber sido largamente torturados antes de su ejecución.

Era la guerra.

4.- EL TRIBUTO

Con la lectura de los archivos desclasificados de la Dirección Federal de Seguridad puede conocerse con mayor detalle la forma en que reaccionó la corporación ante los asesinatos de Garza Sada y Aranguren Castiello, y el afán con que buscaron a los guerrilleros involucrados.

Los redactores habituales de la corporación eran policías anónimos con un nivel medio de estudios. Algunos tenían inquietudes literarias y una prosa de extravagante precisión, con guiños infrarrealistas. A Salvador Corral García se le describe así en uno de los reportes: “Tiene 26 años de edad.1.63 metrosde estatura. Complexión delgada. Color blanco. Pelo castaño, semi-quebrado y abundante (acostumbra peinarse de raya). Ojos negros, vivaces y profundos. Nariz roma, grande. Boca regular. Labios gruesos. Barba cerrada. Mentón agudo. El pabellón de la oreja izquierda, más abierto que el de la derecha. Medio jorobado o de espaldas cargadas. Camina en forma peculiar porque tiene los pies planos. Mueve mucho los brazos al andar”.

Un oficio interno del 15 de noviembre de 1973 prueba que Corral García era uno de los principales blancos de la cacería, junto con sus hermanos, de los cuales uno, Luis Miguel, también murió tiempo después bajo una granizada de balas policiales, y el otro, José de Jesús, fue detenido por la DFS el 8 de marzo de 1976. Desde entonces, hace 25 años, José de Jesús se encuentra desaparecido. Su ausencia es testimonio mudo de una verdad: no todos los muertos de la guerra sucia tienen una tumba.

Ciudad Juárez, Chihuahua.- En virtud de que se señala a SALVADOR CORRAL GARCÍA, de 26 años de edad, originario de Corrales, Municipio de Tepehuanes, Durango, como uno de los presuntos asesinos del señor Eugenio Garza Sada y de quien se presumían se encontraba en esta población, elementos de esta Dirección Federal de Seguridad y de la Policía Judicial de Monterrey, NL, se avocaron a su búsqueda, localizándose únicamente a su hermano ROBERTO CORRAL GARCÍA, de 28 años de edad, mismo que fue detenido a las 17:50 horas de hoy en su negocio denominado “Ferretería Industrial”, ubicado en las calles de Ayuntamiento y Central, de la Colonia Industrial de esta ciudad, el que quedó detenido en el Primer Batallón de Infantería.

Muy respetuosamente

EL DIRECTOR FEDERAL DE SEGURIDAD

CAP. LUIS DE LA BARREDA MORENO.

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