plazadelcarmenElDíaCosecha Roja.-

Alejandro Bajeneta citó a Gabriela Parra en un bar de Caballito. La degolló, la asesinó delante de todos los clientes y quiso suicidarse: terminó internado e imputado por homicidio agravado por femicidio. Dos meses después se despertó del coma y ahora declaró a la Justicia que no recuerda nada del crimen y que hacía diez años que tenía una relación con la víctima.

Desde el principio circuló la versión de que Bajeneta y Gabriela no eran pareja. Ahora él dice que sí, que se veían hace diez años, pero el resto de los testigos –el hermano de Gabriela, un amigo que la acompañó a la cita- lo niegan. Sí coinciden en que se conocían desde hacía más de 35 años porque Bajeneta era amigo de la familia. Se distanciaron cuando ambos se casaron. Después, cuando se separaron, volvieron a verse. Según él mantuvieron “una relación de pareja en forma ininterrumpida”.

La fiscal de instrucción Estela Andrades pidió la elevación a juicio para que Bajeneta, de 53 años, sea juzgado por “homicidio doblemente agravado por alevosía y por haber mediado violencia de género”. La funcionaria judicial considera que que el crimen fue premeditado: él tenía una carta para ella y una navaja con un mensaje.

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El sábado 3 de mayo cerca de las seis de la tarde él la citó en el bar Plaza del Carmen, en Rivadavia y La Plata. Ella le pidió a un amigo que la esperara cerca porque tenía miedo y le dijo al mozo que quería una mesa cerca del ventanal. Cuando se levantó para irse y se dio vuelta para ponerse el abrigo, él la atacó por la espalda con una navaja de tipo de caza que decía “con todo mi amor, para Gaby” en una cinta pegada al mango. Según la autopsia, Gabriela tenía ocho heridas (siete punzantes y una cortante en el cuello).

“Gaby: Jamás hubiera ni pensado que te toque otro hombre. Cumplo con la promesa que nos hicimos. Te amo mi nena”, decía el papel que encontraron en la cartera de ella. Bajeneta dice no reconocer la letra.

La confitería estaba llena de familias con niños que tomaban la merienda. Cuando el hombre se tiró encima de la víctima, un cliente le pegó con una silla para detenerlo. El femicida rompió el vidrio, saltó hacia la vereda y se clavó el cuchillo en el pecho. Después se golpeó contra un auto para profundizar la herida. “Con impunidad, los varones violentos cosifican a la víctima: el deseo de poseerlas es tal que las asesinan”, dijo a Cosecha Roja Ada Beatriz Rico, cofundadora de la Asociación Civil La Casa del Encuentro.

Lo detuvieron policías de la comisaría 10 de la Policía Federal. “Fue una escena impresionante, de gran histrionismo y teatralización”, dijo a Cosecha Roja la perfiladora criminal María Laura Quiñones Urquiza. “Podemos pensar que el homicidio estuvo premeditado porque llevó el arma, quiso provocar”, explicó.

En la declaración, Bajeneta dijo que era adicto a la cocaína y que consumía mientras ella dormía. Su salud mental y la duda sobre si es inimputabilidad será uno de los puntos centrales de debate durante el juicio oral. La fiscal Andrades considera que la existencia del suceso y la intervención del imputado están “absolutamente acreditadas” y que hubo alevosía. Actuó sobre seguro: sorprendió a la víctima y no le dio posibilidad de defensa.

Según Télam, Andrades escribió que la conducta del hombre se desplegó “en un contexto de dominación masculina”, con “actitud machista” y con “un sentimiento pasional caracterizado por la creencia de que la víctima ‘le pertenecía’”. Todo eso, es violencia de género.

FOTO: El Día