loco barrera

Redacción Cosecha Roja .-

A pesar de lo que decía su documento, el colombiano asesinado por un sicario el martes en el porteño barrio de Recoleta no sería Carlos José Brausín García. Se trataría, en cambio, de un famoso jefe de sicarios de ese país: Jairo “Mojarro” Saldarriaga, también conocido como “El Guajiro”.

Hasta ahora, los datos eran pocos. Que la víctima tenía 38 años. Que viajaba en una Honda CRV 4X4. Que llevaba una licencia de conducir de ese país, que vestía camisa y pantalón formal, que entre sus ropas tenía 9 celulares, 30 chips de teléfonos, cinco mil dólares y cinco mil pesos argentinos. Que del 6 al 9 de abril se había hospedado en un hotel tres estrellas, a quince cuadras de donde lo mataron.

Ahora, dicen, se sabe más.

Se sabe que el muerto en los últimos 40 días entró y salió seis veces del país. Siempre con destino Colombia. Se sabe que, en la Argentina, no pasaba más de tres días en el mismo hotel y que nunca elegía los más caros, a pesar de que podía pagarlos.

Se presume que quien murió no era un turista cualquiera, alguien que gustaba de pasear por la calle Corrientes para ver librerías de viejos, sino el jefe de los sicarios del capo narco más temido de Colombia, Daniel “El Loco” Barrera Barrera.

Barrera Barrera, gordo, pelo corto, mirada seria, pedido de captura internacional, cuatro ex mujeres viviendo en la Argentina, uno de los jefes más importantes del narcotráfico en Colombia. En los 80, Barrera Barrera mató a los seis sicarios que asesinaron a su hermano y así arrancó en el narcotráfico. Y así construyó respeto.

Y Mojarro: su mano derecha, su hombre de confianza, el encargado de asesinar a la competencia, a otros narcos en España, en Brasil, en la Argentina.

Según la revista colombiana Semana, en febrero de 2011 la confianza se rompió: Barrera Barrera sospechó que Mojarro le había robado. Droga. Quinientos kilos de cocaína que había mandado a México.

Barrera Barrera, dicen, juró venganza.

El 31 de mayo de 2011, Mojarro jugaba al fùtbol 5 en una cancha de Villavicencio, a 90 kilómetros de Bogotá. Varios sicarios en dos taxis y dos motos dispararon contra todos. Hubo seis muertos. Mojarro tuvo suerte. Ese día, empezó a escapar. Los rumores decían que negociaba con Estados Unidos entregar información de su antiguo jefe y que eso lo habría convertido en un blanco movil.

Varias cosas cierran: el asesinato mantiene el patrón del crimen colombiano. Un ajuste de cuentas entre mafias.

El miércoles se mandaron las huellas digitales para confimar su identidad. Todavía no está el resultado. Según el diario colombiano Llano 7 días, los familiares de Mojarro “ya lo están llorando y esperan la repatriación del cadáver”.
Inclusive, afirman los periodistas, su banda ya tendría nuevo jefe: un hombre llamado Pollo.

Desde hace unos cinco años, Argentina se volvió refugio de narcos colombianos que, con perfil bajo y desde lejos, manejan el negocio de su país.

Uno de los grandes carteles colombianos con extensiones en Buenos Aires es la llamada Oficina de Envigado, un centro de cobros del paramilitarismo. Su máximo jefe, Carlos Mario Aguilar, alias “Rogelio” negoció su entrega a la DEA desde Argentina.

El otro cartel es el de Barrera Barrera. El 24 de julio de 2008, dos colombianos murieron y otro resultó herido tras un tiroteo en el Shopping Unicenter. Los crímenes se relacionaron a un ajuste de cuentas entre narcos por un cargamento de 470 kilos de cocaína secuestrado por la policía en mayo de ese año.

Unos meses después, el 23 de febrero de 2009, el colombiano Juan Galvis Ramírez fue asesinado en San Fernando. Durante la investigación se supo que Galvis Ramirez había llegado a la Argentina horas antes de que balearan a sus tres compatriotas en el Unicenter.

Y hace dos semanas la policía desbarató una banda que traficaba cocaína disimulada en muebles estilo Luis XV. El líder de la banda y varios de sus lugartenientes eran colombianos. En el operativo hubo 78 allanamientos y 34 detenidos. La organización tenía 42 empresas y 50 millones de dólares en inversiones y propiedades en lo barrios mas exclusivos de Buenos Aires.

Esa investigación comenzó por un alerta llegada dese Colombia: en Argentina, decía la información que recibió la justicia, viven las cuatro ex mujeres de Barrera Barrera.

No será la última vez que se escuche su nombre.