Trinchera de la noticia.-

El asesinato del trovador argentino Facundo Cabral, develó algo que nuestras autoridades venían negando a gritos, poniéndonos como un país celestial donde era imposible que anidara el mal.

Aunque el crimen del cantautor ocurrió a unos 850 kilómetros hacia el norte de Managua, yendo por la carretera Panamericana, despejó muchas dudas acerca de florecientes negocios en las también prósperas y numerosas plazas de compras que han surgido como hongos en nuestra capital.

De acuerdo a la información que se ha venido conociendo tras el juicio a Alejandro Jiménez, alias “El Palidejo” en Guatemala y a Henry Fariñas en nuestra capital, los casinos, night club y autolotes, están entre los negocios preferidos por los narcos a fin de legalizar los activos obtenidos de forma fraudulenta.

El caso de los inmuebles

Otra “señal” de que las cosas no andan tan bien es algo que precisamente viene ocurriendo en Nicaragua en los últimos años: los elevados precios de los inmuebles, al extremo de que en algunos lugares solo pueden habitar personas que manejan recursos del narcotráfico.

Sin embargo, existen ciudadanos honrados que tras hacer un enorme sacrificio logran colarse en esos residenciales, construidos últimamente como lujosos condominios. Muy pronto se enteran de que adquirieron propiedades a precios inflados y que algunos de sus vecinos estarían en la lista de extraditables si vivieran en México o Colombia.

Es lo que ocurre a una señora de un residencial ubicado en el camino que lleva a La Concepción, en Masaya, donde se fue a vivir hace algunos años buscando cómo mejorar su nivel de vida.

Cantidades fabulosas

Vendió todos sus ahorros y se puso a pagar a plazos un apartamento en un ostentoso y exclusivo complejo habitacional que repentinamente empezó a ser abandonado por sus vecinos, quienes se quejaban de la mala calidad de los servicios, en especial el del agua potable.

“Se fueron tranquilamente y de repente me quedé sola en mi casa porque yo no tengo recursos para irme a otro lado y dejar abandonado lo que tanto me está costando, a como ocurrió con los demás en el lugar donde vivo”, señala.

Según el Fondo Monetario Internacional, en el mundo se ‘lavan’ entre 590 millardos y 1,5 billones de dólares obtenidos de actividades ilegales.

Es momento de despertar

Era imposible que a Nicaragua no le tocara parte de esa maquinaria de “dry cleaning” que también se ha colado en todas las naciones del mundo. Quizás ahora que la discrecionalidad en el manejo de la información sobre la delincuencia internacional les explotó en la cara, nuestras autoridades empiecen a actuar con verdadera responsabilidad.

No es posible que hasta que nos sacudió el escándalo por la muerte de Cabral, empezáramos a conocer de los vínculos de algunos altos jefes policiales con “pájaros de alto vuelo” como Fariñas y “El Palidejo”. ¿Qué será de lo que no conocemos y ni siquiera sospechamos?

La extrema disposición de algunas autoridades al más altísimo nivel para defender a estos elementos, provoca que se nos pongan los pelos de punta. ¿Qué hay detrás de todo esto? ¿Hasta qué niveles llegan los lazos de algunas autoridades constituidas con el crimen organizado?

Involucrados a todos los niveles

Como vemos con perplejidad, no solo gente con dificultades económicas se enreda con el narcotráfico, aunque al final sean estos pobres diablos quienes alimenten las estadísticas policiales. También hay ricachones de apellidos “ilustres” que pese a estar tras las rejas con un cúmulo de pruebas en su contra, insisten en que los llamen “empresarios”.

Si la justicia fuera pareja en nuestro país, otro gallo nos cantaría. Hace poco leíamos en Internet el caso de un extranjero que se fue hacia Costa Rica navegando a través del río San Juan.

En su blog escribió que le daba temor vivir en Nicaragua debido a que eran las autoridades las que manejaban los hilos del narcotráfico, lo que explicaba por qué aquí no existían las matanzas diarias que sacuden a nuestros países vecinos.

¿Fariñas con escolta policial?

Una aseveración temeraria que rechazamos por exagerada, y porque conocemos que la gran mayoría de los jefes policiales y de nuestro Ejército son honrados y eficientes, lo que ha impedido que el narcotráfico se enseñoree completamente en nuestras calles.

No obstante, el miasma que ha salido a flote en las primeras averiguaciones con los detenidos en el caso Fariñas, un señor que según su proveedor de motos Harley Davidson se movía con escolta policial, deja claro que algo raro ocurre a nuestras espaldas.