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La Hora-.

Mientras que la dirección de Control de Armas de las FF.AA. destruyó este martes 3.966 explosivos que fueron decomisados en los últimos dos meses en Pichincha, Cotopaxi y Santo Domingo de los Tsáchilas, el Comando Conjunto incautó otros 667 explosivos hace pocas horas en el sector la Y Chacras del cantón Huaquillas, en la provincia de El Oro, y 1.484 municiones de diverso calibre en Guayaquil.

Durante la ejecución de operaciones de control de armas y municiones en Huaquillas se decomisaron 241 tacos pequeños de pólvora, 17 tumbapuertas de pólvora, 110 tacos grandes de pólvora, 253 tacos grandes con mecha, 46 tacos sin mecha, 100 camaretas y 11 metros de mecha lenta.

En Guayaquil, el Comando Operacional decomisó 14 armas de fuego de diverso calibre: dos fusiles M-16, ocho escopetas, dos revólveres, una sub ametralladora, siete cargadores de ametralladora, 900 cartuchos calibre 12 milímetros y 584 proyectiles de varios calibres. El armamento no tenía los permisos respectivos. En esta operación hubo dos detenidos que fueron puestos a órdenes de las autoridades.

 

Planes a revisión

El experto en seguridad, Byron Torres destaca el trabajo de los uniformados, sin embargo, advierte que si bien el número de explosivos, municiones y armas decomisadas es significativo, no se registra una disminución de los actos delictivos que obviamente se cometen con armas no autorizadas que se obtienen en el mercado negro. Por ello sugiere la necesidad de “revisar” los planes de seguridad e incrementar los controles acompañado de tecnología.

 

El problema de fondo

El coronel del Ejército (sp), Kléver Bravo, destacó además que estos hechos también responden al incremento de la especialización del crimen organizado y de redes internacionales del narcotráfico, la narcoguerrilla y la trata de blancas.

“Las redes delictivas a escala internacional, y especialmente de países latinoamericanos son cada vez más efectivas; no sólo están al interno de los países”, afirmó. Por ello, aclaró que también se debe tomar en cuenta que los desafíos son mayores, por la existencia de un involucramiento entre carteles de México, Centro América y Suramérica.