“Uno se olvida pronto de lo que era, de dónde viene”, dice en la oscuridad la voz de un señor ya grande, con acento norteño. Habla despacio y no se nota tristeza, sino más bien un toque de ironía. “No digo que te haces rico, eso no, pero es fácil acostumbrarse a cierto tipo de bienestar, de servicios, de comodidad, vaya. No te olvidas de tu casa, al principio. Y tratas de mantener una relación constante con tu pueblo de origen. Si puedes, tratas de regresar y luego volver a Estados Unidos, pero poco a poco se reducen las visitas, porque se hace más difícil o caro cruzar la frontera. Y luego lo que queda es un recuerdo romántico de tu tierra y el deseo de regresar algún día a ella. Pasan los años, y aunque lograste hacerte invisible a la migra o a la policía, siempre corres el riesgo de que no pagues una multa, de que manejes sin cinturón de seguridad, y lo pierdes todo. Esto es lo que pasa con nosotros”.

Abajo, en la entrada del hotel, hay movimiento, se escuchan gritos. Está prohibido salir en la noche: es el momento más peligroso para un deportado. Los clientes del 13 Negro no siempre toleran el flujo de migrantes que llegan al hotel y a veces puede estallar una pelea. Sin embargo, las teiboleras y las prostitutas han demostrado tener cierta sensibilidad hacia los migrantes deportados, y en diferentes ocasio-
nes hicieron una colecta para comprar sacos de arroz, frijoles o papas para las sopas de Gerardo.

En la puerta de entrada, Iván está más sonriente que hace un par de horas y más dispuesto a contar su historia. “Me agarraron en Phoenix, Arizona, por posesión de droga”, dice sin dejar de mirar la calle, tocándose a cada rato la parte posterior de la oreja izquierda, donde tiene un tatuaje reciente con un nombre de mujer. “Me llevaron al bote, pero me fue bien porque en realidad yo la droga la vendo sólo los fines de semana, porque los otros días trabajo como jardinero en las casas de gente con dinero. Y luego, para redondear un poco, vendo mariguana. Pero no me importa que me hayan deportado. Tengo un amigo que es de un pueblo cerca del mío, de Jalisco, que trabaja con la gente de la mafia de Sonora. Entonces el plan es fácil: colecto un poco de lana para llegar a Altar, Sonora, y él me mete en contacto con los malandrines. Me cargo una mochilita hasta Phoenix y no pago pasaje al coyote. Y además me dan algo a mí, unos mil ochocientos dólares”.

En la mochila a la que Iván hace referencia caben veinticinco kilos de mota que llegarán por medio de él a su destino en Arizona.

“Claro, si te llevas una mochila de coca hasta Chicago te pueden pagar unos siete mil dólares, pero yo no me arriesgo a tanto. Esto ya lo hice un par de veces cuando fui a visitar a mi familia en Jalisco. Además, si tienes permiso de los mafiosos, el cruce se hace mucho más fácil y seguro”.

Conforme se acerca el amanecer, el hotel se hace más tranquilo, silencioso. Pero en la oficina hay una lamparita prendida. Sergio Tamai está preparando la próxima marcha de sensibilización para que el gobierno de Estados Unidos y el mexicano empiecen a dar respuestas concretas a los problemas de las deportaciones.

“Hicimos una marcha de Tijuana a Mexicali hace algunos meses, nos demoramos días y fue un evento increíble. También fuimos a protestar varias veces a la frontera. Estamos acostumbrados a realizar iniciativas como éstas, pero lo que falta es la voluntad política de resolver la situación. Nuestro papel es seguir luchando, seguir levantando la voz y demostrando con los hechos que hasta con poco dinero se puede dar la justa atención a nuestros paisanos deportados. Finalmente, este movimiento es un grito de auxilio, un grito en el desierto que está reclamando justicia. En la frontera se están quedando miles de mexicanos que no se pueden trasladar a sus lugares de origen, porque ya no tienen ninguna raíz. Se quieren regresar a Estados Unidos, pero se quedan en las ciudades mexicanas y crean muchos problemas: alcoholismo, drogadicción, vandalismo, un círculo vicioso que nosotros queremos cambiar con la propuesta de reforma integral migratoria que hemos estado elaborando”. //

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