La Semana (Fragmento).-

Tal vez nunca antes como ahora se había llegado a una cumbre con un convencimiento, tan arraigado en las cabezas de muchos gobiernos, de que ha fracasado la guerra contra las drogas. O que, por lo menos, como se está combatiendo no es suficiente para neutralizar los enormes daños que produce y mucho menos para dar el golpe de gracia definitivo.

Hasta hace poco criticar la prohibición de las drogas parecía estar solo permitido a analistas o a líderes políticos retirados, como lo dijo hace unos días The Economist, haciendo referencia al informe de 2009 en el que los expresidentes Cardoso, Gaviria y Zedillo declararon que la guerra contra las drogas “fracasó”. Sin embargo, la diferencia ahora es que presidentes en uso de sus funciones también han empezado a hablar. Felipe Calderón, de México, convocó a un “debate nacional” sobre la legalización, aunque luego dio reversa.

Juan Manuel Santos, en noviembre pasado, fue mucho más allá en una entrevista: “Yo hablaría sobre la legalización de la marihuana y, más allá, si el mundo piensa que esa es la aproximación correcta”. Y añadió: “Yo consideraría legalizar la cocaína si hay un consenso en el mundo”. Unos días después, siete países de Centroamérica declararon que se tienen que explorar todas las alternativas posibles “incluyendo regulación o alternativas de mercado”, haciendo eco a Otto Pérez que, cuando apenas estrenaba la banda presidencial de Guatemala, pidió abrir un debate que “vaya más allá” de la despenalización de la droga para “encontrar otras formas” de combatir el narcotráfico de manera más “eficiente”. Y hasta Estados Unidos se pronunció: “Estamos contra la legalización, pero estamos, claro, dispuestos a debatir el tema”, dijo un portavoz del Departamento de Estado.

A pesar de lo tímidas que puedan parecer esas palabras, en el terreno diplomático son un atrevimiento pocas veces visto. El hecho de que varios presidentes en ejercicio utilicen en voz alta la palabra legalización o que Estados Unidos diga que está dispuesto a debatir sobre el tema después de casi 10.000 millones de dólares en fumigación y guerra contra las drogas es un paso gigante.

¿Qué se espera que diga la Cumbre al respecto? Los que creen que va a salir una declaración que aboga por la despenalización se quedarán con los crespos hechos. Lo más probable es que se llegue a una fórmula para crear un grupo de trabajo efectivo. Eso quiere decir que, a diferencia de otros que ya existen en el sistema interamericano y que han brillado por su falta de resultados, el nuevo grupo plantearía una metodología de trabajo por escenarios para iniciar el debate de la legalización o la despenalización.

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