Juan Federico- La Voz.-
Han pasado 365 días y, pese a que no hay rastros de ella, los investigadores tienen una certeza: la asesinaron.
Jimena Natalí Arias (22) desapareció en la madrugada del martes 6 de marzo del año pasado. El lunes a la noche había salido a dar una vuelta con un amigo de la grasería en la que había empezado a trabajar. Antes de despedirse, en el arco de ingreso al barrio Ciudad Evita, del sudeste de la Capital, él le dio un beso y le regaló una remera.
Jimena, madre de tres niñas de 2, 4 y 6 años, tenía que caminar 300 metros para llegar a la casa en donde vivía, en uno de los barrio-ciudad creados durante el primer gobierno provincial de Unión por Córdoba, donde hoy los vecinos sobreviven en medio de balazos, “quioscos” de drogas y enfrentamientos constantes entre personas provenientes de diferentes sectores marginados que hasta ahora no lograron conformar allí un comunidad.
Pero jamás llegó. Al principio, a su familia no le quisieron receptar la denuncia de su ausencia. “Hay que esperar 72 horas”, fue la falacia que le respondieron. El tiempo pasó y no hubo novedades de ella.
El caso recayó en la fiscalía a cargo de María Antonia de la Rúa. Junto a los detectives del Centro de Investigación Criminal (CIC) de la Policía Judicial comenzó una búsqueda hasta hoy compleja.
En Ciudad Evita, muchos aseguran saber qué pasó con ella. Pero muy pocos se animan a hablar.
Entre murmullos, llegó a la causa que Jimena, camino a su casa, se topó con un grupo de jóvenes y más grandes que estaban consumiendo drogas y tomando bebidas alcohólicas en una casilla ubicada en el mismo ingreso al barrio. Se sabe que eran varios. La conocían y la llamaron. Cuando se acercó, se aprovecharon de ella. La golpearon y se abusaron, hasta que murió. Luego, hicieron desaparecer el cuerpo.
Aquí, las versiones son más escabrosas. Desde que la enterraron, hasta que la descuartizaron y desperdigaron sus restos. En los últimos meses creció la hipótesis de un destino más oscuro aún.
Lo concreto es que en el sector se diligenciaron diferentes rastrillajes y excavaciones, además de utilizar perros rastreadores que participaron de la búsqueda de personas tras el terremoto de Chile, pero no se pudo dar, hasta ahora, con su cuerpo.
Tampoco ha dado, en este año, alguna señal de vida o de que se hubiera ido por sus propios medios.
La fiscal aguarda por estos días los resultados de una autopsia psicológica de Jimena. Se trata de un estudio en el que a través de testimonios de diferentes personas del entorno de ella se intenta establecer un perfil de su conducta antes de desaparecer. Cómo estaba de ánimo, si presentaba signos de depresión o tenía problemas con alguien…
Detenidos. ¿Por qué se piensa que a Jimena le pasó algo malo? Porque meses después de que su rastro trocara en un signo de interrogación, los investigadores lograron encontrar el par de zapatillas que utilizaba Jimena aquella noche y su teléfono celular. Estaban en poder de dos mujeres de la zona que, ante el interrogatorio, señalaron a sus proveedores, dos muchachos de Ciudad Evita, que quedaron detenidos en junio.
Rubén Almirón (23, con un antecedente por violación, sospechado de otros delitos similares) y Alberto Torres (20, alias “Pelado”), quienes vivían cerca del hogar de Jimena y hoy permanecen presos por el supuesto delito de “encubrimiento agravado”.
Se presume que vendieron las zapatillas y el celular por 70 pesos. El chip del teléfono no fue utilizado desde la noche del 5 de marzo del año pasado.
Almirón es hermano de Franco Rodríguez, un joven de 18 años que murió de un balazo en la cabeza el domingo 18 de noviembre último, en una pelea con otro vecino. El crimen produjo otra ola violenta, ya que allegados al muerto atacaron e incendiaron cuatro casas y un auto de los familiares del principal sospechoso, Andrés Antonio Olea (23), quien se entregó a la Justicia. Su familia debió abandonar el barrio.
Se estima que faltan ser detenidas más personas, todas de la zona. Para probar el supuesto crimen, no es necesario que aparezca el cuerpo, según otros antecedentes que existen en la Justicia provincial.
No obstante, se espera que el área de Química de la Policía Judicial determine los resultados de una serie de pericias que se realizaron en las viviendas de Almirón y de allegados a él, para intentar saber si hubo restos de sangre en esos lugares.
“Que aparezca de una vez, sea lo que sea”, supo exclamar, impotente, Vanina, una de las hermanas de Jimena.
Hoy, marcha
El caso. Jimena Natalí Arias (22) despareció después de la medianoche del 5 de marzo del año pasado. Se presume que fue víctima de un ataque sexual y luego asesinada.
Detenidos. La causa tiene dos detenidos, Rubén Almirón (23) y Alberto Torres (20), ambos por el supuesto delito de “encubrimiento agravado”.
Excavaciones y rastrillajes. En la causa hubo diferentes tareas para intentar encontrar, sin éxito, algún rastro de ella. También se allanaron las viviendas de los detenidos y sus allegados.
Recompensa. Se dispuso ofrecer una recompensa de 100 mil pesos (llamando al 0810-888-3368) para aquella persona que dé un dato que permita llegar a Jimena.
Marcha. Hoy a las 18.30, en el arco de ingreso a Ciudad Evita se realizará una manifestación.
Durante estos 12 meses, familiares y allegados de Jimena lograron realizar diferentes marchas para exigir que se esclarezca el caso y que se capture a los culpables. Para ello, han tenido que sobreponerse al miedo que reina en el barrio, donde muchos dicen saber, pero pocos se animan a hablar.
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