La Prensa.-

La Justicia de Honduras condenó hoy a 28 años de cárcel al asesino del periodista hondureño, Jorge Alberto “Georgino” Orellana , quien murió de un disparo cuando salió del canal de televisión TVH el pasado 20 de abril del 2010 en San Pedro Sula, al norte del país.

El periodista fue asesinado de un tiro en la cabeza por Jonathan Joseph Cockborn después terminar la conducción del programa de debates y noticias “En Vivo con Georgino” alrededor de las nueve de la noche.

Según la investigación de las autoridades hondureñas Georgino Orellana el motivo del asesinato fue por robo , ya que al momento del levantamiento judicial del cadáver no le encontraron sus pertenencias.

El Ministerio Público de Honduras pidió inicialmente 32 años de prisión para el homicida de Orellana por los delitos de homicidio simple; siete por robo agravado y cinco por el uso supuesto de nombre, pero el juez sólo lo condenó a 28 años.

El portavoz del Ministerio Público en la ciudad norteña de San Pedro Sula, Elvin Guzmán, dijo a periodistas que Jonathan Joseph Cockborn, fue sentenciado a 17 años y ocho meses de prisión por el delito de homicidio simple contra Orellana.

Cockborn también deberá purgar una pena de seis años y ocho meses de prisión por el delito de robo agravado en perjuicio de Orellana, a quien le robo un teléfono móvil, y otros tres años y ocho meses por el uso público de nombre supuesto, agregó la fuente.

“Durante el juicio el Ministerio Público acreditó la participación de Cockborn en la muerte de Jorge Alberto Orellana”, indicó la misma fuente, quien aseguró que el comunicador fue “asesinado para robarle el teléfono ” y no por ejercer su profesión. Esta es la primera vez que un tribunal hondureño emite una condena por muerte en contra de periodistas.

Así fue el crimen contra Georgino Orellana

La Dnic (Dirección Nacional de Investigación Criminal), arrestó a Cockborn en un operativo efectuado en Villanueva. La detención ocurrió 10 días después de la muerte de Orellana.

Al momento de la captura, la Policía Nacional informó que Cockborn estaba fichado por los delitos de robo agravado, robo de vehículos, asociación ilícita y portación ilegal de armas. En 2007 se libró una orden de captura en su contra por el delito de robo. Cockborn guarda prisión desde el 1 de mayo de 2010.

Según consta en el expediente 139-12, Georgino Orellana ingresó a su automóvil , acomodó sus teléfonos celulares en el interior del mismo, segundos después se bajó del vehículo, se ubicó en la calzada derecha de la calle e hizo una llamada desde su celular número 9916-7090. Durante la conversación entre el catedrático universitario y el interlocutor, que sirvió de testigo, este último escuchó interactuar al periodista de manera desesperada con un desconocido a quien le suplicaba por su vida diciéndole: “Llevátelo, no me hagas nada”.

Segundos después con quien conversaba Georgino escuchó una detonación producida por arma de fuego. El ruido del disparo alteró a las personas que se encontraban laborando en el canal el día del homicidio del periodista, quienes de inmediato llamaron al 199 de la central de comunicaciones de la Policía Preventiva.

La alerta fue escuchada por agentes que se conducían en la RPM-M295, quienes se encontraban a cuatro cuadras y a tres minutos de donde ocurrió el hecho. Al llegar la patrulla al sitio, los policías preventivos observaron a la víctima herida de gravedad, por lo que lo llevaron al hospital Mario Rivas donde minutos después falleció producto del balazo que le infirieron en la cabeza.

Agentes policiales que se conducían en la patrulla RPM-M294 llegaron a la escena del crimen y procedieron ha realizar las primeras diligencias de investigación: acordonar el área del homicidio, ubicación del sospechoso, declaraciones de testigos y recolección de evidencias.

Todo lo hecho anterior por los agentes policiales sirvió para elaborar un retrato hablado del sospechoso, identificación de la vestimenta y la ruta de escape, que, según dijeron testigos, se fue a pie. Las diligencias efectuadas por un equipo de investigación lograron establecer que el motivo del hecho que produjo la muerte del Georgino Orellana fue el robo de su teléfono celular y dinero.

Según consta en el expediente, los investigadores solicitaron a la empresa de telefonía celular el vaciado del teléfono de la víctima, lo que arrojó la ubicación del chip, el cual fue introducido en otro celular y fue usado a las 10:45 pm, luego de haber ocurrido el homicidio. La información recopilada permitió a los agentes policiales y fiscales identificar el radio de operación del aparato por medio del chip.

La ubicación del lugar adonde hicieron las llamadas fue en una lavandería siendo la ruta de escape del sospechoso, según la ubicación de la escena del crimen. Lo que llevó a los agentes investigativos a identificar a Johnnathan Joseph Cockborn como presunto homicida del comunicador fue la ubicación del chip, la declaración de la persona que lo portaba y un video de vigilancia.

En el expediente investigativo se establece que Cockborn aprovechó que el periodista se encontraba distraído y en un lugar solitario para intimidarlo con un arma de fuego, la cual accionó, disparándole en la cabeza para luego despojarlo de su celular y 20 mil lempiras en efectivo que portaba la víctima.

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El crimen fue condenado por el Colegio de Periodistas de Honduras , Sociedad Interamericana de Prensa , Unesco, Reporteros Sin Fronteras, Universidad Nacional Autónoma de Honduras y la población hondureña que pidió un alto a los crímenes contra periodistas.

El periodista también era profesor de la Universidad Nacional Autónoma del Valle de Sula, trabajó 10 años como reportero de la corporación Televicentro y era maestro de ballet en una escuela de danza.

Desde 2003 a la fecha, en Honduras han muerto de manera violenta 33 personas vinculadas a medios de comunicación, sin que los autores de estos crímenes hayan sido castigados, según datos del estatal Comisionado de los Derechos Humanos.