TAXIByJuliaDominzainCosecha Roja.-

– Pasa de todo a la noche, no podés estar sola a esta hora en la calle – le dijo un taxista a la joven de 20 años.

Le había ofrecido llevarla gratis porque la vio sola, parada en la puerta de un bar de Palermo. Ella estaba sin la cartera -porque se le había llevado una amiga- y no tenía la billetera ni la SUBE para viajar. “Admitió que se quedó dormida y la violaron”, titularon algunos diarios. “Fue a bailar, se durmió en un taxi y terminó violada”, decía un zócalo en la televisión. Como si de haber resistido al sueño, estar vestida menos provocativa o no haber salido de su casa, lo hubiera podido evitar.

En las redes estalló el debate. “Siempre el mismo recorrido con el sujeto tácito de la víctima que evidentemente algo hizo que “terminó” violada. De verdad, estoy harta. De verdad, no soy la única”, escribió la periodista Marta Dillon en Facebook. Tuvo más de 190 likes. “Así es la cultura de la violación: vas a bailar, te tomás un taxi, te quedás dormida y terminás violada. Es tu culpa y tu decisión”, comentó una usuaria. “Es la víctima la que encuentra su destino, no el delincuente el que la ataca”, escribió otro.

Tampoco tardaron los medios en dar “tips” para que las mujeres se cuiden en la calle. “Son recaudos que naturalizamos porque nos educaron así, pero me parece que no tendríamos que tener miedo de tomar un taxi. Además, ¿en qué lugar ponemos a los hombres? ¿Como animales en celo que no se pueden contener si una piba se queda dormida en un taxi?”, dijo a Cosecha Roja la escritora Selva Almada. Para ella, estas ideas “son las sostienen el entramado misógino de la sociedad” que lleva a que un hombre crea que tiene derechos sobre el cuerpo de una mujer.

Esta mañana la policía detuvo a un sospechoso, el chofer de un Chevrolet Meriva perteneciente a una empresa de radio taxis. A la tarde la joven fue a reconocerlo pero no pudo identificarlo. La rueda “fue negativa”, dijo María Elena Leuzzi, titular de la Asociación de Víctimas de Violaciones (AVIVI), en la puerta de Tribunales. “No me voy a olvidar nunca la cara en la vida, así que obviamente lo puedo reconocer”, había dicho la joven.

“¿Por qué no no me puedo adormecer en un taxi y confiar que me va a llevar a la dirección que le pedí? ¿Por qué no me puedo vestir como quiero?”, se preguntó Almada. Si bien hace tiempo que la violación no está en la tapa de los diarios, sí lo están los femicidios y la violencia de género. El domingo terminó la Semana Internacional contra el Acoso Callejero. Pocos días antes, el marido de una maestra jardinera la mató delante de sus alumnos, Aixa denunció que los albañiles de su cuadra la amedrentaban cada vez que salía y otra joven contó en las redes que la drogaron con burundanga. “Es increíble la mirada de los hombres sobre las mujeres, cuando te sentís observada pensás que el problema lo tenés vos”, dijo a Cosecha Roja Cecilia Merchán, la coordinadora del Comité Ejecutivo para la Lucha contra la Trata y Explotación de Personas. Según el informe anual de la Casa del Encuentro sobre femicidios, en 2014 hubo 277 mujeres que murieron en manos de varones.