La policía lo catalogó como “asesino psicópata serial confeso”. Jaime Cárdenas Pardo tiene 23 años, y dicen que mató 45 personas. Él reconoce 30 asesinatos. Se fugó de la cárcel donde estaba detenido y estuvo más de un mes prófugo. La policía dice que se cambiaba de ropa cinco veces por día, pero cuando lo detuvieron, estaba trabajando en la carpintería de su padre. Ahora da entrevistas desde su celda. Allí habló con la revista Página Siete y dijo que quince de sus víctimas fueron una venganza por el asesinato de su hijo.

La Policía dice que eres asesino psicópata en serie, ¿es cierto?

He sido capturado por lesiones y he tenido que confesar la muerte de un hombre por robarle una laptop, todo para que mi pena se reduzca, gracias a eso me podrían sentenciar de 15 a 20 años.

Además, ya estoy cansado de hacer maldades y de huir, soy chango, quiero cambiar. Dos años hui por matar a dos mujeres en Sucre, por esa causa he perdido a mi familia, incluso mataron a mi hijo.

La Policía te culpa de tres nuertes. ¿Es cierto o son más?

Robando a la gente he matado como a 15 personas. Cuando tenía 17 años, caí en la Policía de Cochabamba por homicidio, pero quedé libre porque mentí sobre mi edad.

En Santa Cruz apuñalé a otras personas en peleas. La primera vez que maté fue en La Paz. A las únicas dos mujeres que maté fue en Sucre, eran la enamorada y la amiga de un comprador de autos, teníamos planeado robarles su dinero, las cosas salieron mal y tuve que matarlas, era un acto muy sádico, era el 9 de octubre de 2009, en el cerro La Calancha, por eso me sentenciaron a 30 años de cárcel.

Mataron a tu hijito. ¿Es verdad que en venganza asesinaste a 15 hombres?

El novio de la muchacha que asesiné en venganza mandó a matarme. Los que contrató eran de más sangre fría que yo, apuñalaron a mi hijito en el pecho (baja el tono de su voz y sus ojos lagrimean), fue en agosto del año pasado, cuando salió a la tienda y lo subieron a un auto para matarle. Digo ¿qué corazón pueden tener para matar a un niño? Por esa causa asesiné a 15, diez cruceños, dos cochalas y tres de Sucre.

Entonces, ¿quitaste la vida a 30 personas?

Tal vez son más de 30 personas.

¿Y cómo te sientes por tantas muertes que dices que provocaste?

Estoy arrepentido. Me cansé de huir, pero si me da la gana, me escapo.

¿A qué se debe esta tu conducta, cómo fue tu niñez?

Mi niñez ha sido tranquila, nunca he vivido violencia. No puedo culpar a mis padres, aunque son divorciados. He empezado a delinquir para llamar la atención de mi familia y por tener amigos. Estuve en un colegio nocturno, la mayoría eran pandilleros y les gustaba beber, así he empezado a robar celulares y billeteras.

¿A qué edad robaste por primera vez?

Fue a mis 14 años, a un borracho de la calle le robé su celular, necesitaba dinero para tomar. Después robaba autos o motos, ganaba entre 100 a 1.200 dólares, dependiendo.

¿Es cierto que bebías y consumías drogas desde la adolescencia y por qué?

Empecé a beber a mis 11 años, a escondidas de mi familia, bebía vino y champán. A mis 13 años conocí el alcohol y la marihuana en mi colegio. A mis 14 consumí cocaína y pastillas como el flumentrezepan. Me drogaba porque mi papá casi no estaba con nosotros, él trabajaba y yo peleaba mucho con mi madrastra.

La Policía dice que robabas con extrema violencia y arma blanca, ¿es verdad?

Siempre he actuado con violencia porque me drogaba. Desde que consumí cocaína me volví más impulsivo, pero ahora ya no soy dependiente.

Te enviarán a la cárcel de Chonchocoro. ¿Qué piensas?

No me asusta la cárcel, no importa el tiempo que pase, pienso cambiar mi vida, trataré de terminar el colegio y después quiero estudiar medicina, quiero ser útil, he hecho mucho daño.

¿Tu familia, qué piensa?

Mi padre no quiere saber nada de mí. Tengo nueve hermanos, yo soy la oveja negra.

¿La vida que llevaste te enseña algo?

No importa lo que haga uno, ni que te perdonen, sólo necesita perdonarse uno. A los jóvenes quiero decirles que no se metan en las drogas, el camino a la delincuencia puede ser lindo un rato para divertirse y tener dinero, pero tiene sus consecuencias.
(Página Siete)