Cosecha Roja -.
“Nadie me hará creer jamás que fui, soy o seré culpable de que me hayan violado” es la posdata de la carta que escribió Manuela, la joven de 20 años que fue violada por un taxista el 18 de abril. Hoy el escrito trascendió en los medios, mientras la justicia sigue buscando al hombre que está prófugo. Hace una semana, Ione Wells, una inglesa de 20 años publicó una carta a su abusador en la revista universitaria Cherwell. Ella le hizo una sola pregunta: “¿Alguna vez pensaste en la gente que está en tu vida?”. El agresor estaba acusado por el crimen y en el juicio dijo que él no era culpable de la violación. Wells publicó el mensaje en las redes con el hashtag #NotGuilty y se viralizó.
Escribo esto porque sino no voy a poder estudiar esta noche, ni dormir, ni pensar, ni respirar bien. No sé bien a quién le escribo ni en propósito de qué, pero doy por sentado que cada quién se dará por aludido.
Tengo 20 años y en mi haber algunos que otros fracasos sentimentales, estudiantiles y familiares. También tengo sueños y manías, tengo caídas y manos amigas que me ayudan a levantarme. Y hoy, o mejor dicho, a partir del sabado 18 de abril, a determinada hora, en determinado lugar, tengo en mi haber, en este capítulo de mi vida, una violación.
Y les quiero explicar qué significa.
Se trata de un acto, un acto sexual contra mi voluntad. Se trata de que me falló la intuición y de que estuve en el lugar equivocado, en el momento equivocado, con la persona equivocada En fin, se trata de un error que cometí.
Me subí a un taxi, acepté subirme a un auto porque quien conducía ese auto se ofreció a llevarme a mi casa, de la que no tenía llaves porque confié y creí amiga también a una persona equivocada. Y yo, en un momento de vulnerabilidad me subí.
Les quiero contar por qué.
Me subí primero porque era un radio taxi premium. Ese radio taxi que los padres y tíos nos dicen que nos tomemos porque son más seguros. Ahí cometí el primer error.
Porque los violadores no sólo están en los callejones oscuros esperando para atacar o en las vías del tren. Los hay en las oficinas, en las confiterías, en las familias, en los parques y en los radiotaxis al parecer, también.
Mi segundo error fue haber perdido el conocimiento. Así que sí, cometí 2 errores. Pero les quiero hablar de la otra persona que estaba conmigo adentro de ese auto, de mi violador. De él, que, a diferencia de mí, que cometí dos errores, cometió un delito: la violación.
¿Quién no soy ni quiero ser?
No vine a este mundo a ser una mediocre. Así que no quiero serlo. No puedo seguir diciendo que esta bestia me arruinó la vida porque puedo hacerme cargo de los errores que cometí pero no del delito que cometió él. Y la totalidad de mi vida no puede reducirse a que me haya violado un tipo que, dicho sea de paso, no sólo está prófugo sino que está libre. Y para mí la libertad es lo más preciado que tenemos y él, no se la merece.
Cada vez que me violó en contra de mi voluntad ensució, pisoteó, insultó y traicionó a la libertad. No quiero a este violador libre, lo quiero privado de su libertad, encerrado y hostigado, como estuve yo esa mañana adentro de ese auto.
Merezco volver a ser libre y volver a tener sueños. Merezco volver a sentir cosas lindas y no este veneno que tengo dentro mio. Merezco volver a reír con ganas y a llorar solo por lo que haga falta. Merezco tener una familia y unos amigos que puedan contar conmigo. Y si esto es mucho pedir, entonces, por lo menos merezco poder comer, dormir y estudiar. Merezco volver a confiar en alguien una vez más. Porque cuando te violan, el tiempo es denso y esperar es un espanto.
Quiero que la vida me deje de doler. Quiero que estar despierta sea un deseo y no una tortura. Quiero que dormir sea descansar y soñar con cosas lindas, no quiero más pesadillas con la cara de este animal (con perdón de los animales).
Quiero que a mi mamá no le duelan las sonrisas. No quiero que la gente me tenga lástima. Quiero que la gente quiera justicia.
Pueda que jamás me olvide de esa eternidad en la que fui sometida a ese infierno de escuchar la respiración y la excitación de él mientras me violaba. Ni su cara de placer frente a la mía de pánico. Puede que nunca olvide su cara ni su voz. Pero tampoco voy a olvidar nunca qué merezco y quién soy y algún día me va a doler menos. Y la vida que tenía antes del 18 de abril (que hoy parece una utopía) algún día me pertenecerá de vuelta.
Me juré a mí misma que no voy a rendirme hasta que no haya justicia.
Manuela
PD: Nadie me hará creer jamás que fui, soy o seré culpable de que me hayan violado.
El taxista está prófugo y tiene un pedido de captura internacional de la justicia. Manuela no le escribió a él, quiso contar qué le pasó esa noche y exigió que la justicia lo encuentre y lo encierre.
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Ione Wells es periodista freelance y estudia en la Universidad de Oxford. La carta #NotGuilty que publicó el 29 de abril en la revista universitaria Cherwell se hizo viral en las redes. “Vos no me atacaste solamente a mi esa noche” -le escribió Wells a su agresor- “yo soy una hija, una amiga, una novia, una estudiante, una prima, una sobrina, una vecina, yo soy la empleada que le sirve a todos café en el bar. Esas personas forman las relaciones que componen nuestra comunidad, y vos atacaste a cada uno de ellos”.
Podés leer la carta completa de Ione Wells acá (en inglés).
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