width= Esteban Bullrich, el ministro que piensa a la educación como “una nueva campaña del desierto”, además de eludir la responsabilidad legal de convocar a una paritaria nacional, avanza en el desmantelamiento de programas nacionales con la excusa de su delegación en las provincias. Aunque con escaso eco en los medios nacionales, numerosas voces se alzaron contra una de las consecuencias de esa política: el riesgo de desmantelamiento de la educación intercultural bilingüe.

El CEAPI (Centro Educativo Autónomo de Pueblos Indígenas) ha denunciado que “con la eliminación de la Modalidad de Educación Intercultural Bilingüe, se frena y retrocede en la construcción de una educación respetuosa de nuestra identidad como Pueblos Originarios. Los pueblos indígenas fuimos obligados a permanecer en el estamento social más sensible y vulnerable de la sociedad. Como consecuencia de ello soportamos hasta la actualidad niveles alarmantes de pobreza e indigencia, analfabetismo, mortalidad infantil, desnutrición, desarraigo forzado por el despojo de nuestros territorios ancestrales, aniquilamiento de nuestras lenguas originarias y expoliación de nuestras pautas de vida tradicionales. Para revertir esta penosa situación, desde nuestra condición indígena, decimos que la EIB es una herramienta apropiada y sumamente necesaria para frenar el exterminio y la muerte de nuestra identidad étnica, cultural y lingüística. Desde ese lugar proponemos una mirada distinta que aporte en la construcción de una sociedad respetuosa de la diversidad cultural y de la Pachamama que nos contiene a todos”.

En la web podemos encontrarnos con diversos testimonios de la importancia de esa modalidad educativa.

Catalina Huenan pertenece a la comunidad chané y es maestra en el paraje Tuyunti de Salta. Señala que “abandonar la propia lengua y cultura es producto de la marginación” y, apasionada por la educación intercultural bilingüe desde la adolescencia, destaca que comenzamos a introducirnos en el aspecto más folclórico de la cultura como las leyendas y los cuentos, que resultaban más atractivo para los chicos en edad escolar. De esa manera logramos editar un libro para el primer ciclo que refleja la cultura chané, escrito en ambas lenguas. La interculturalidad revaloriza a cada pueblo y se extiende a la sociedad”.

Lidia Mamani enseña en una escuela de 145 alumnos, 95% de ellos son indígenas chorote. Es una escuela con cinco maestros bilingües, y el desafío es prepararlos para entrar en un secundario donde se habla sólo español. Con 28 años en la escuela, valora avances como las huertas familiares o que hayan aprendido a manejar su propio dinero a partir de la asignación universal.

En el desafío de integrarse al sistema educativo, la discriminación es uno de los obstáculos. En Salta, la maestra aborigen Carin Rojas denunció discriminación ante el INADI. La denuncia consigna que trabaja en negro hace nueve años y es postergada en el acceso al cargo de secretaria en una escuela a la que concurren 600 chicos aborígenes de dos etnias, pero que tiene sólo 8 de sus 61 empleados pertenecen a pueblos originarios.

La educación multicultural bilingüe es un desafío incipiente, un camino que comienza a alumbrarse y que requiere un compromiso efectivo del estado federal y de las provincias. Sin embargo, arrasar y no fortalecer parece ser el objetivo de la actual política educativa.

Ramona Giménez, maestra aborigen Pilagá del barrio Qompí (Pozo del Tigre) señala que la decisión nacional de suspender la modalidad de Educación Intercultural Bilingüe “vulnera la Ley de Educación Nacional N° 26.206, violando el derecho Constitucional de los Pueblos Indígenas a recibir una educación que contribuya a preservar y fortalecer sus pautas culturales, sus lenguas, cosmovisión e identidad étnica para desempeñarse activamente en un mundo multicultural y a mejorar nuestra calidad de vida”.

Cuando vemos que se procura terminar con las paritarias, llevar el salario docente por debajo de la línea de pobreza y dejar a la deriva una modalidad que alumbró un camino incipiente en el rescate de la identidad y la cultura de nuestros pueblos originarios, comprendemos que aquella afirmación del ministro en Río Negro no fue un exabrupto: una nueva campaña del desierto está en marcha. Los trabajadores de la educación y los pueblos originarios están entre sus principales víctimas.